Dan Brown pudo haber popularizado el género, pero se trata de un estilo literario que ya estaba muy presente en grandes autores como Umberto Eco (“El nombre de la Rosa”, una de mis grandes deudas literarias) y Arturo Perez-Reverte (“La Tabla de Flandes”).
Son básicamente tramas de misterio, con un hilo argumental de novela policiaca pero con la GRAN diferencia de que la trama no suele girar alrededor de un crimen per sé. No creo que exista un nombre para este género narrativo, pero suele mezclar simbología, religión, sociedades ocultas y algún cuadro o libro que contiene un secreto escondido.
Tomemos al “El Código Da Vinci” (2003) como ejemplo. Confieso que lo leí y me resultó muy divertido, lleno de acción e intriga y de lectura muy amena. Generó el “boom” de los “libros de conspiraciones” y fue una obra muy controvertida. Pero claro: es simplemente una novela. Combinar el género de suspenso detectivesco con un poco de esoterismo y una teoría de conspiración relacionado con el cristianismo fue un gran acierto en su momento. La historia me sorprendió y me mantuvo atado en todo momento. Después leí “El Símbolo Pérdido” (2008) (que continúa la historia de Robert Langdon) y me pareció una fórmula vieja y gastada, de mucha menor calidad que “El Código…” pero igualmente divertido.
El problema con Dan Brown es que supo bien explotar un nicho de mercado, en su momento, pero no logró adaptarse y cambiar. Sus novelas son “más de lo mismo” y eso ha generado que la gente cree cosas como “El generador de novelas de Dan Brown”, que te arma una trama danbrowniana increíble a partir de dos o tres datos ingresados. #El resultado es SIEMPRE muy cómico#.
Me gusta este tipo de literatura porque suele contener “rompecabezas” que van desafiando al protagonista a descubrir que se esconde detrás de algo tan sencillo como un libro o un retrato.Son libros con poca profundidad filosófica y sin demasiadas pretensiones… para pasar el rato. Hace poco vi una cinta (“Artes Liberales”) en la cual la protagonista femenina (una joven muy culta y lectora) confesaba haber leído la saga de Crepúsculo porque “la divertía y la hacía feliz”. Son esos gustos culposos, como se suele decir. No me leo algo como “50 sombras de Grey” ni de casualidad, pero para mí este tipo de libros misteriosos “me divierten y me hacen feliz”.
En otro momento de mi vida encontré una pequeña joyita que me voló la cabeza. “El Enigma del Cuatro” (Ian Caldwell y Dustin Thomason, 2004) es básicamente una novela de estudiantes. Mientras que en “El Código Da Vinci” y en “La Tabla de Flandés” el misterio estaba detrás de una famosa pintura, en este caso es un antiguo libro de nombre impronunciable (“Hypnerotomachia Poliphili”). Sí, admito que tiene personajes muy clichés y mucho relleno… pero es un libro misterioso y fascinante que me hizo feliz. Presenta enigmas muy interesantes y una linda mirada hacia las relaciones de amistad dentro de una residencia universitaria. A mí me pareció que los personajes eran creíbles e identificables… y admito que la historia me sorprendió bastante.
Lo que más me mantuvo interesado es que el libro antiguo (“Hypnerotomachia Poliphili”) existe, y es muy conocido en el mundo de lo esotérico. El texto tuvo, también, una pequeña aparición en la novela “El Club Dumas” de Arturo Pérez –Reverte (ver posdata cinéfila). “El Enigma del Cuatro” no es tan genial como la obra de Carlos Ruiz Zafón (“La Sombra del Viento”, que también trata de “un libro secreto”) pero me pareció una propuesta literaria muy interesante, siguiendo el estilo narrativo de las novelas de Dan Brown.
El último libro que leí “del estilo” también me gustó bastante. Su título en inglés es “Brimstone” (2004, lo tradujeron como “La Mano del Diablo”) y tiene una premisa MUY intrigante que comienza como un típico caso de “misterio de tipo cuarto cerrado”: el cadáver de un conocido crítico de arte es hallado muerto dentro de una habitación. Todas las pistas parecen indicar al muerto se lo llevo el mismo Diablo. Lo original de esta historia es que el secreto no está contenido en un cuadro o en un libro antiguo, sino en el muerto. La investigación del agente especial Pendergast y su compañero D´Agosta los llevarán hasta Italia para intentar descubrir si Lucifer está comenzando a cobrar pactos hechos hace años por una sociedad secreta.
Es imposible no relacionar a los protagonistas con el duo de Holmes y Watson, pero aun así la novela tiene un toque de frescura y originalidad. El final es un GRAN homenaje a Edgar Allan Poe, y eso me pareció fascinante. Además, te la dejan picando para la segunda la continuación de la historia (se trata de una trilogía y “La Mano del Diablo” es sólo la primer parte).
Me molestó un poco el relleno en esta novela. Hay algunas historias secundarias que están de sobra y me parecieron innecesarias. Pero se disfruta mucho. El villano está bien logrado y el duelo de inteligencias con Pendergast es muy épico. Una historia entretenida que leí con intriga e interés.
POSDATA CINÉFILA: “La novena puerta”, excelente película de Roman Polanski.
Con más de 10 años de antigüedad, “La novena puerta” es una de las películas más de culto en su género. Está basada muy ligeramente en la novela “El Club Dumas” (1993) deArturo Pérez – Reverte. La trama es intrincada, atrapante y gótica. Cada detalle está perfectamente integrado y cuidadosamente ubicado. La fotografía es estupenda, y junto con una música tenebrosa y una atmósfera escalofriante, le dan aún más profundidad a la historia.
¿Lo mejor? Una de esas raras películas que permiten debatir teorías y delirar sobre lo que realmente pasó, quien es quien, los mensajes ocultos, qué significó tal escena, etc. Pueden leer mi crítica completa de la película en este post.