El cineasta venezolano Diego Rísquez, realizador de películas como: Miranda, Manuela Sáenz, la Libertadora del Libertador; Karibe Kon Tempo, entre otras, estará participando en la IV Edición del Festival de Cine Latinoamericano y Caribeño Margarita, con su película Reverón.
El filme venezolano fue estrenado en Venezuela en el mes de mayo y ya para el mes de junio se había hecho acreedor de varios de los principales premios en el Festival de Mérida y, en octubre, hizo lo propio en el Festival de Cine de Oriente Entre Largos y Cortos.
– ¿De qué trata la historia?
–Reverón es una historia de amor que transcurre entre 1924 y 1954; en 1924, cuando Reverón conoce a Juanita, y coincide con lo que llamamos “el período blanco” en su pintura, y 1954, cuando lamentablemente fallece en un hospital psiquiátrico, el sanatorio San Jorge de la ciudad de Caracas.
– ¿Cómo surge la idea?
-La idea es tratar de materializar en el cine la luz del período blanco de Armando Reverón, y que representa esos cuadros que conocemos como sobreexpuestos.
El filme surge hace muchos años. Yo en 1977 hice el A propósito de la luz tropical, un homenaje a Armando Reverón, película que tuve la oportunidad de filmar en El Castillete. Reverón es un personaje que me ha acompañado a lo largo de mi vida y siempre ha sido motivo de inspiración.
– ¿Cómo te sientes de que tu película esté participando en este evento?
-Muy bien. Yo vengo de Margarita y llegar a mi casa –prácticamente- es muy emocionante, ya que soy de Juan Griego, entonces volver a la isla por mi película es una cosa que toca una parte de mi fibra emocional.
– ¿Cuáles son tus expectativas sobre la acogida del público margariteño y el festival?
-Yo estoy feliz, pienso que la película particularmente es emocionante para el espectador, toca la fibra emocional del público por unas actuaciones muy especiales y sentidas de Luigi Sciamanna, interpretando a Armando Reverón, y por la de Juanita realizada por Sheila Monterola.
Además creo que la película es una síntesis de la historia de Venezuela, un reflejo de lo que es el país, parte del espejo de lo que es la sociedad y el cine venezolano.
– ¿Cómo ves el impulso que ha tenido nuestra cinematografía, cuyo aumento en cantidad, calidad y diversidad de historias ha sido evidente en los últimos años, siendo merecedora en varias latitudes de premios en festivales internacionales?
-Me parece un buen reconocimiento, que es innegable; cualquier persona tiene que reconocer que el cine venezolano ha evolucionado positivamente. Hay dos manifestaciones artísticas en este país, que realmente han sido ejemplos: la música clásica, gracias al maestro José Antonio Abreu, y el cine venezolano; creo que tiene mucho que ver con la ley de reforma de la cinematografía nacional que se aprobó en el 2005, lo cual permitió establecer un fondo que no depende de los precios del petróleo, ni de la buena voluntad del gobierno de turno, ya que nosotros como productores, cuando una película sale, parte de los beneficios van para el fondo de Fonprocine. Las compañías de publicidad, televisoras nacionales y regionales, ayudan ha contribuir, estabilizar desde el punto de vista económico, y permitir que surja una nueva generación.
-En Venezuela, cada año surgen nuevos festivales de cine en diversas regiones del país. A tu criterio, ¿cuál es la importancia de estas iniciativas para los cineastas?
-Me parece importante que hayan festivales en Venezuela, ya que son lugares de confrontación y nos dan la posibilidad de que los que estamos detrás de las cámaras nos reunamos. También permiten que se realicen críticas y evaluaciones sobre el cine que estamos haciendo; y del lado del arte, enfrentarnos con un público que está dispuesto a ver imágenes, como quedó demostrado en el Festival de Mérida y de Oriente, recientemente.
Fuente: Centro Nacional Autónomo de Cinematografía.