Creo que se escribe para eso, se dirige para eso, se pinta para eso. Para decir, además de entretener, para intentar comprender o mostrar. Creo que Rubén Blades escribió muchas de sus canciones, por ejemplo, para darle sentido a su visión de América Latina, darle sentido para sí mismo, en un comienzo y configurarla luego a los ojos del resto. Tratar de comprender esa es la tarea principal del arte. La literatura intenta hacerlo, formular preguntas y tantear respuestas.
Saluda al diablo de mi parte (2011) es una película que, utiliza el entretenimiento puro y duro del cine de acción, para tratar de hacernos comprender. Usa la adrenalina, el pulso agitado de cada escena para intentar mostrar, dar posibles indicios dentro de una realidad caótica, incongruente y absurda.
Cada país en América Latina tiene su talón de Aquiles, Colombia tiene los suyos, el secuestro es uno de ellos. Incluso García Márquez (Noticia de un secuestro, 1996) ha hablado de un flagelo que conocen muy bien en aquellas tierras, porque lo han padecido de las peores formas posibles.
En este film, los hermanos Orozco (guión de Carlos Esteban y dirección de Juan Felipe), utilizan a manos llenas todas las armas de las que disponen para lograr una cinta técnicamente perfecta, con un gran nivel en efectos especiales y balas. Sin embargo, lo que en películas de ese estilo falla o simplemente no lleva intención alguna (el guión, los personajes), en esta se fortalece.
La cinta protagonizada por Edgar Ramírez, quien ha venido haciendo (con toda justicia) lo que le ha dado la gana en el cine internacional, Salvador del Solar (gran actor peruano que ha trabajado años en televisión y cine, siempre dando un matiz nuevo a cada uno de sus personajes: Pantaleón y las visitadoras 1999), Ricardo Vélez (quien me sorprendió de forma positiva), Juan Carlos Vargas (uno de los mejores actores de los últimos diez años en la televisión Colombiana), Albi De Abreu y Carolina Gómez (quienes supieron llevar muy bien sus roles), plantea de forma implícita, que no hace falta matar del aburrimiento, ni caer en los lugares comunes, para hacer lo que el arte es capaz: señalarnos un conflicto complejo a través de una historia.
Señalarnos un conflicto para intentar comprender o mostrar al menos un esbozo de idea sobre una realidad, que quizás por tenerla frente a nuestros ojos se nos escapa.
El film funciona como una película de acción, con efectos especiales, disparos y sensacionalismo, pero como ya dije, no se encuentra despojada de fondo. La forma ayudara a plantearnos inquietudes, a digerir mejor lo que en el fondo se nos quiere contar, pero tantas balas no nos dejan sordos, al contrario, como en “Cuatro días de Septiembre” (Brasil, 1997), el mensaje es claro: si te manchas las manos de sangre, no procures convencerte de que limpiándotelas con las culpas ajenas seguirás estando impoluto.
Calificación: 10/10
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