El periodismo colombiano me parece bueno, pero está desprotegido de seguridad social y de capacitación
Por: Jorge Consuegra
Pero claro, nos preocupa el periodismo y los periodistas. Y no solo el periodismo político, sino también el social y los colegas que cubren orden público pues siempre aparecen las amenazas, los mensajes clandestinos, solapados y a veces cínicos. Y lo que es peor aún los que envió un personaje de la alta política colombiana en el gobierno anterior, en donde amenazaron a Daniel Coronell y se demoraron días, semanas y meses para descubrir a su autor, mientras apenas invirtieron un par de horas para descubrir al autor de las supuestas amenazas a los hijos del primer mandatario.
Por eso muchas veces el periodismo parece una pelea boxística, en donde se reciben y se reciben golpes sin parar, son asaltos tras asaltos y muchas veces nos mandan a la lona, pero con la misma fuerza y vitalidad y entereza nos volvemos a levantar.
Estewil Quesada no quiso hacer con su libro una radiografía del periodismo colombiano, pero sí una especie de breve fotografía los deportes y sus protagonistas.
– ¿Cuál es el recuerdo más lejano que tiene de su periodismo?
– La primera nota que hice a un ex compañero de colegio, el pesista Luis Balcázar, ganador de medalla en un Torneo Centroamericano y del Caribe. La reportería, con grabadora prestada, la hice el 6 de Enero de 1980, en la Escuela de Policía Antonio Nariño, donde él prestaba servicio.
– ¿Lo ha llenado intelectual y profesionalmente esta carrera?
– Bastante porque el público es exigente y uno está obligado a capacitarse y esto se logra leyendo sin descansar.
– ¿Cuáles fueron sus primeros pinitos?
– En el desaparecido vespertino El Nacional y en El Heraldo, de manera simultánea. Me apoyaron mucho los maestros Juan Gossaín y Fabio Poveda Márquez, además de los compañeros de El Heraldo, en especial Ahmed Aguirre, Wilder Molina y William Vargas. Era un free lance pero escribía todos los días y cumplía horario como empleado de planta. Así duré tres años y medio.
– ¿Qué le ha dejado profesionalmente su paso por El Tiempo?
– Conocimientos, experiencias. El tener una visión de trabajo más universal. Pero todo esto no hubiera sido posible sin la dedicación de mi parte y lo aprendido en El Heraldo; El Nacional y Diario del Caribe.
– ¿Cómo ve el periodismo colombiano actualmente?
– Me parece bueno, pero está desprotegido de seguridad social y de capacitación. Se necesitan reformas urgentes para darle al periodismo mejores condiciones. Así gana la sociedad.
– ¿Cómo surgió la idea de este libro que ahora publica?
– En 1997, cuando con Carmen Peña Visbal y Fausto Pérez Villarreal escribimos uno llamado Palabras en tres tonos. Ellos me invitaron a que publicara uno en solitario. Bueno y después de tanto tiempo aquí está.
– ¿Cuál fue la mayor dificultad en el proceso del libro?
– La falta de tiempo por las ocupaciones laborales. Y los exiguos presupuestos.
– ¿Es un libro para todos los lectores amantes del deporte?
– Es un libro para los amantes de la lectura, de las historias de vida. Solo que aquí todos son boxeadores.
– ¿Qué aparte del libro le produjo tanto entusiasmo?
– Muchos, pero más una crónica de Fulgencio Zúñiga que le dedicó una pelea a una persona que confìó en él, su entrenador Jorge García Beltrán, ya desaparecido y que era el padre de muchos boxeadores y se los llevaba a vivir a su casa. Zúñiga ganó el Oro en Perú y le dedicó la medalla por radio al técnico “quien no estaba escuchando”, según sus palabras. García Beltrán sintonizó en ese momento la radio y escuchó todo. Ese pasaje me hizo llorar cuando lo escribí y me hace llorar cuando lo leo.
– ¿Tiene en salmuera otro libro?
– Varios, de deportes y de generales. Espero el próximo año, para este mismo tiempo, publicar uno de generales.
Por: Jorge Consuegra (Libros y Letras)
Colaborador para Correo Cultural