“Ávila Vertical”: Jorge Luis Santos convierte la montaña caraqueña en un retrato íntimo y monumental

Tras más de cuatro décadas de ascensos y once años de trabajo fotográfico sistemático, el fotógrafo venezolano Jorge Luis Santos presenta Ávila Vertical, un libro que se erige como un testimonio visual y poético de la montaña que define el horizonte de Caracas. No se trata de un catálogo turístico ni de un coffee table book: Santos insiste en que es un libro de fotografía con narrativa propia, un retrato íntimo de la montaña que él llama, sin titubeos, “mi novia”.
Una relación de vida con la montaña
Santos comenzó a subir el Ávila en 1982, durante los carnavales de aquel año. Desde entonces, la montaña se convirtió en su refugio físico y espiritual. “Para mí el Ávila es un sentimiento, es el lugar donde descargo todas las calenturas”, confiesa. Su vínculo con la montaña no se limita al ejercicio físico del montañismo: es también un diálogo espiritual, un espacio de contemplación y de construcción de identidad.
Ese lazo vital se tradujo en imágenes desde sus primeros autorretratos y panorámicas artesanales, cuando pegaba pequeñas fotos una al lado de la otra para recrear la amplitud del paisaje. Con el tiempo, la experimentación lo llevó a descubrir un lenguaje propio: la panorámica vertical, un formato poco convencional que exigió adaptar la mirada y la composición. “Fueron muchos rollos dañados hasta que logré conseguir esa mirada”, recuerda. Hoy, esa estética se ha convertido en su sello.
Once años de trabajo y más de 2.600 negativos

El proyecto Ávila Vertical se desarrolló entre 2014 y 2025. Durante ese tiempo, Santos acumuló más de 2.600 fotografías en negativo, todas realizadas con cámaras analógicas panorámicas. El proceso de selección fue riguroso y colectivo: primero redujo el corpus a 600 imágenes con la ayuda del maestro Pavel Bastidas; luego, junto a fotógrafos como Yuriliscano, Erlin Serpa, Henry González y Mario Panzano, depuró la serie hasta llegar a 111 fotografías finales.
El resultado es un libro que combina la disciplina del montañista con la paciencia del documentalista. Santos, acostumbrado a proyectos de largo aliento —su primer libro sobre los Palmeros de Chacao tomó once años, y otro sobre retratos en Pedregal tres—, concibe cada publicación como una obra definitiva, impresa y tangible. “Yo creo muy poco en lo digital. Un PDF no es un libro, es un archivo”, sentencia.
Blanco y negro: un lenguaje de formas

Aunque algunas imágenes en color forman parte de su archivo, Santos eligió el blanco y negro como lenguaje central de Ávila Vertical. La decisión responde a una búsqueda estética y simbólica: “El color por el color es una postal. Yo quería alejarme de la postalita turística. En blanco y negro me expreso mejor porque trabajo con las formas”.
El fotógrafo cita a su maestro Ricardo Jiménez, quien afirmaba que “en blanco y negro se mentía mejor”. Para Santos, esa “mentira” es la posibilidad de construir una narrativa visual que trascienda la literalidad del paisaje y se acerque a lo poético.
Una narrativa visual y poética

El libro no sigue una secuencia lineal de ascensos ni un mapa geográfico. La organización responde a categorías simbólicas: aguas, plantas, caminos, cumbres, entre otras. Cada apartado propone un modo de leer la montaña, no como un objeto estático, sino como un ser vivo y femenino. “Para mí el Ávila es un ente vivo, es como mi novia. Yo iba a dialogar con la montaña y ella intentaba hablarme también”, explica.
La narrativa visual se complementa con poemas inéditos del escritor y periodista José Pulido, quien, desde su residencia en Génova, Italia, escribió versos inspirados en las fotografías y en sus recuerdos de juventud en el Ávila. Pulido, con más de ochenta años y una trayectoria reconocida, aporta una voz literaria que refuerza la dimensión afectiva y nostálgica del proyecto.
Entre la contemplación y la verdad del negativo
Santos insiste en que, aunque la narrativa es construida, las fotografías no han sido manipuladas digitalmente. “Yo te doy los negativos y vas a conseguir exactamente lo que está en las fotografías. No hay maticas quitadas, no hay nubecitas puestas. Todo lo que ves existió”. Esa fidelidad al negativo refuerza la autenticidad del proyecto y lo distancia de la estética digital dominante.
El autor reconoce que su intención es doble: por un lado, narrar su historia de amor con la montaña; por otro, celebrar la contemplación estética del paisaje. “Me interesaba retratar a esa amada de la manera más bella. Es una narrativa visual construida, pero con fotografías directas”.
Un libro que desafía etiquetas
En tiempos en que la etiqueta “fotolibro” se ha convertido en moda, Santos prefiere matizar. “Ávila Vertical es un libro de fotografía. Tiene narrativa, sí, pero no es un fotolibro en el sentido estricto, con secuencia lineal. No es un catálogo ni un coffee table book. Es mi manera de contar la montaña”.

La edición inicial consta de 500 ejemplares impresos en gelatina de plata, con una calidad de impresión que el autor describe como “impresionante”. Por ahora no está prevista una segunda edición, aunque no descarta una versión digital si los patrocinantes lo solicitan. Sin embargo, insiste en que la experiencia plena solo se logra con el libro en las manos. Esta edición impresa puede ser adquirida en la Librería El Buscón, ubicada en el centro comercial Paseo las Mercedes o con el autor contactándolo por su cuenta de Instagram @fotojorgesantos .
El mensaje: amor y permanencia
Más allá de la técnica y la narrativa, Ávila Vertical transmite un mensaje claro: el amor por la naturaleza y la permanencia de un vínculo vital. “Yo no me canso de subir al Ávila. Cada vez la luz es distinta, me recibe distinto. Yo creo que ella también está enamorada de mí”, confiesa Santos con una mezcla de humor y devoción.
Ese amor, convertido en imágenes y palabras, busca resonar en el público como una invitación a mirar la montaña más allá de la postal turística, como un espacio de identidad, memoria y espiritualidad.
Ávila Vertical no es solo un libro de fotografías: es la cristalización de una relación de más de cuarenta años entre un hombre y una montaña. En sus páginas, Jorge Luis Santos ofrece un retrato íntimo y monumental del Ávila, un testimonio que combina disciplina, poesía y amor. Un libro que, como la montaña misma, se erige para permanecer.
CARACAS D.C. VENEZUELA
Noviembre,2025