En su más reciente muestra, Javier Miranda nos invita a explorar las posibilidades de la geometría y el color en un diálogo constante con el espacio. A través de esculturas que desafían las formas tradicionales, Miranda transforma lo estático en dinámico, revelando cómo lo abstracto puede evocar emociones profundamente humanas.
CARACAS, D.C. VENEZUELA
Javier Miranda quien está presentando a partir del 19 de este mes de octubre su más reciente exposición en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas Armando Reverón, revela a través de sus esculturas una fascinante investigación sobre la geometría, el color y su relación espacial. Aunque a primera vista sus obras evocan formas simples y abstractas, van más allá de la mera representación de figuras geométricas. Gracias a la manipulación cuidadosa de superficies planas y curvas, ha logrado transformar esas formas básicas en objetos que juegan con la tridimensionalidad, la luz y en última instancia, la percepción del espectador.
Cada una de sus piezas se presenta como una estructura orgánica, a pesar de su construcción geométrica claramente definida. En ellas, la intersección de polígonos y curvas genera volúmenes que no solo ocupan el espacio, sino que parecen desafiarlo. Su particular condición de ser huecas en algunas partes y densas en otras, invita al espectador a caminar alrededor de ellas y observar cómo la luz crea sombras y reflejos que cambian constantemente. Este juego entre vacío y estructura recuerda las investigaciones del minimalismo y el constructivismo, donde la forma y el espacio se fusionan en un diálogo continuo.
Uno de los aspectos más cautivadores de sus esculturas es el uso del color, en los que los tonos intensos y contrastantes, son más que simples detalles estéticos; son el alma de la obra. Cada color parece imbuir la escultura de una personalidad propia, para transformar la experiencia visual y emocional del espectador. Así, el color actúa como un puente entre lo tangible y lo inmaterial, amplificando sus cualidades espaciales.
Las esculturas de Javier Miranda no solo representan una reflexión sobre las formas básicas, el color y su interacción con el espacio, sino que también rinden homenaje a las grandes tradiciones de la geometría en el arte moderno y contemporáneo. Lo cual hace difícil no pensar en el trabajo de los artistas que le precedieron, quienes también exploraron las tensiones entre la geometría y la materia. Sin embargo, sus esculturas se distancian de las de esos por su utilización de la geometría de manera más fluida y orgánica, para crear un lenguaje visual propio, contemporáneo y lúdico.
Sus esculturas no solo ocupan el espacio donde habitan, sino que también lo transforman, invitando al espectador a reconsiderar su relación con los objetos y las superficies en su entorno. En un mundo donde las formas geométricas son a menudo percibidas como frías y distantes, las obras de Javier Miranda, nos recuerdan que la geometría también puede ser dinámica, viva y profundamente humana.
Finalmente, las esculturas de Javier Miranda nos demuestran cómo la geometría puede trascender lo puramente formal para tocar fibras más profundas en el espectador. Nos recuerdan que el arte no es solo un ejercicio de técnica, sino una vía para explorar y expresar emociones humanas, que invitan al espectador, en definitiva, a sentir el pulso del universo que subyace en su complejidad, reafirmando así el poder que tiene el arte para conectar lo tangible con lo intangible.
Between Color and Form: The Three-Dimensionality of Javier Miranda
In his latest exhibition, Javier Miranda invites us to explore the possibilities of geometry and color in a constant dialogue with space. Through sculptures that challenge traditional forms, Miranda transforms the static into the dynamic, revealing how the abstract can evoke deeply human emotions.
Javier Miranda, who is presenting his latest solo how at the Museum of Contemporary Art of Caracas Armando Reverón from October 19th., reveals through his sculptures a fascinating investigation into geometry, color, and their spatial relationship. Although at first glance his works evoke simple and abstract forms, they go beyond the mere representation of geometric figures. Thanks to the careful manipulation of flat and curved surfaces, he has transformed these basic shapes into objects that play with three-dimensionality, light, and, ultimately, the viewer’s perception.
Each of his pieces presents itself as an organic structure, despite its clearly defined geometric construction. In them, the intersection of polygons and curves generates volumes that not only occupy space but seem to challenge it. Their particular condition of being hollow in some parts and dense in others invites the viewer to walk around them and observe how light creates shadows and reflections that constantly shift. This interplay between emptiness and structure recalls the investigations of minimalism and constructivism, where form and space merge in a continuous dialogue.
One of the most captivating aspects of his sculptures is the use of color, where intense and contrasting tones are more than just aesthetic details; they are the soul of the work. Each color seems to imbue the sculpture with its own personality, transforming the visual and emotional experience of the viewer. In this way, color acts as a bridge between the tangible and the intangible, amplifying the spatial qualities of the piece.
Javier Miranda’s sculptures not only reflect on basic forms, color, and their interaction with space, but also pay homage to the great traditions of geometry in modern and contemporary art. It’s hard not to think of the work of the artists who preceded him, who also explored the tensions between geometry and matter. However, his sculptures stand apart due to his more fluid and organic use of geometry, creating a visual language that is contemporary and playful.
His sculptures not only occupy the space they inhabit but also transform it, inviting the viewer to reconsider their relationship with objects and surfaces in their environment. In a world where geometric forms are often perceived as cold and distant, Javier Miranda’s works remind us that geometry can also be dynamic, alive, and deeply human.
Ultimately, Javier Miranda’s sculptures demonstrate how geometry can transcend the purely formal to touch deeper emotional chords in the viewer. They remind us that art is not just an exercise in technique, but a way to explore and express human emotions, inviting the viewer, in the end, to feel the pulse of the universe that underlies its complexity, thus reaffirming the power of art to connect the tangible with the intangible.
Cesar Sasson
coleccionsasson@gmail.com
Ciudad de Panamá – Panamá
Octubre de 2024