“El Museo Nacional de Colombia debe convertirse en una institución que se afiance en los territorios y que dé cuenta, de forma compleja, de las grandes preguntas que tiene la sociedad colombiana sobre la construcción simbólica de la nación”, uno de los propósitos de William Alfonso López Rosas, nuevo director del Museo
William Alfonso López Rosas es comunicador social y periodista de la Universidad Jorge Tadeo Lozano. Es literato de la Universidad Nacional de Colombia, maestro en Historia y Teoría del Arte y la Arquitectura y doctor en la Línea de Historia del Arte del Doctorado en Arte y Arquitectura de la Universidad Nacional de Colombia.
Es miembro del Comité Colombiano del ICOM y forma parte de la Red Conceptualismos del Sur. Hasta hace unos días, fue director de la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio de la Universidad Nacional de Colombia. En esta casa de estudios también dirige el programa radial Museos en contexto de la emisora Radio UNAL. Entre sus publicaciones se destaca Museo en tiempos de conflicto: memoria y ciudadanía en Colombia, donde realiza una reseña crítica de los programas y proyectos de algunos museos en los últimos años, en directa relación con las exigencias de memoria y reparación simbólica que han empezado a consolidarse en diferentes sectores de la sociedad colombiana. Otro libro clave de su producción investigativa es Arte y disidencia política: memorias del Taller 4 Rojo, escrito a varias manos con colegas y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia.
Cuenta con una larga experiencia como docente en el Instituto de Investigaciones Estéticas de la Universidad Nacional de Colombia. En ese contexto, se ha desempeñado como coordinador de dos grupos de investigación: por un lado, el Taller Historia Crítica del Arte y, por otro, Museología Crítica y Estudios del Patrimonio Cultural.
Así mismo, ha estado directamente relacionado con los museos desde principios de los años noventa. Desde ese momento, ha participado en la organización de diferentes aspectos de más de cincuenta proyectos expositivos. Entre 1993 y el año 2000, trabajó en el área educativa de la Sección de Artes Plásticas de la Subgerencia Cultural del Banco de la República, hoy denominado Museo de Arte Miguel Urrutia (Bogotá). Desde el año 2000 hasta el 2002, dirigió la División Educativa y Cultural del Museo Nacional de Colombia (Bogotá), donde estuvo a cargo de la coordinación y el diseño de los servicios educativos y culturales, así como de la preparación del equipo de monitores-docentes de exposiciones como Picasso en Bogotá (2000), El regreso de Humboldt (2000-2001), Alejandro Obregón: pinturas, 1947-1968 (2001), Obras maestras de la pintura europea: Colección Rau (2002) y Rembrandt en Colombia: grabados (2002).
Fue director del Museo de Arte de la Universidad Nacional de Colombia (2006-2007) y, en ese contexto, lideró el grupo gestor de la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio, del cual fue su primer director entre los años 2006 y 2008. Desde su perspectiva, este ha sido uno de sus principales logros intelectuales y profesionales, no solo por haber participado protagónicamente en la formación de la primera generación de museólogos y museólogas del país, sino por la sofisticada cualificación profesional y visión crítica que tienen los cerca de ciento veinte egresados de este programa.
En palabras del profesor López Rosas, “en los últimos veinte años he estado dedicado a la Universidad Nacional de Colombia y, particularmente, a la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio, único programa de formación de museólogos y museólogas en el país. Así mismo, me gusta decir que provengo del proletariado museológico nacional, es decir, que vengo del mundo de la educación en los museos. Allí me inicié como profesional del museo».
Regresar al Museo Nacional de Colombia, según William López Rosas, “es el resultado del trabajo de incidencia política de una organización que, para mí, también es un gran logro profesional: la Alianza Colombiana de Museos. En mi opinión, haber participado en la configuración de una de las redes clave del ecosistema museológico nacional es muy significativo. Considero, entonces, que vuelvo al museo casi dos décadas después con una experiencia y una visión construida a pulso, luego de haber puesto en funcionamiento la Maestría en Museología y Gestión del Patrimonio, al lado de dos muy queridos y respetados colegas: Marta Combariza Osorio, recientemente fallecida, y el geógrafo y museólogo Edmon Castell Ginovart. El Museo Nacional de Colombia ha sido para mí un objeto de estudio y de crítica, incluso, en algunos momentos, pugnaz. En este sentido, creo conocer el Museo Nacional de Colombia con suficiente hondura para afirmar que, hasta el día de hoy, no se ha comportado con la audacia, generosidad y pertinencia que su misión institucional exige, siendo, de todos modos, uno de los museos más importantes del país”.
Como historiador del arte, William López Rosas ha curado varias exposiciones dedicadas a la revisión de algunos temas clave del arte moderno. También ha ofrecido conferencias sobre el arte contemporáneo en Colombia. Para su función como director del museo más importante de Colombia plantea varios retos:
1) Territorializar el museo. Desde el trabajo de la museología como una ciencia de la participación, el Museo Nacional de Colombia debe establecer una interconexión con sus comunidades, trascendiendo su sede bogotana. Allí está una de las claves para sacar adelante su proyecto museológico.
2) El Museo Nacional de Colombia debe radicalizar y escalar los programas y estrategias relacionadas con los procesos experimentales de elaboración simbólica. Tender hacia una investigación curatorial radicalmente pluralizada y polifónica, en espacios de co-creación, y rediseñar completamente su arquitectura curatorial, a partir de su autodefinición como una institución de investigación y educación. En este sentido, es prioritario acordar con su “constituyente primario” líneas de investigación sobre los grandes silencios y los olvidos históricos profundos que, en buena medida, reproducen sus colecciones y su programa de exposiciones temporales.
3) El Museo Nacional de Colombia también debe dar pasos decididos para inscribirse en el ecosistema cultural nacional como un foro de debate, como una casa del pensamiento colectivo alrededor de las grandes preguntas que esta nación debe hacerse sobre su pasado y su futuro, a partir de una reflexión sobre su contribución a la restitución de una justicia epistémica frente a los sectores subalternos y, en ese contexto, realizar aportes significativos para la construcción de la paz.
4) El Museo Nacional de Colombia debe convertirse en una escuela museológica nacional. En consecuencia, debe convocar a la academia para escalar los procesos de formación en museología y en agenciamiento cultural. La ampliación de la profesionalización del sector es clave para dar cuenta efectiva de la especialización que necesita el sector museológico nacional y, por esa vía, contribuir a la democratización del agenciamiento de la institucionalidad cultural.
5) Con base en una clara fundamentación en las pedagogías críticas y de la comunicación para la transformación, el Museo debe convertirse en un medio al servicio de la apropiación democrática del patrimonio cultural. Es necesario que la política comunicativa del museo sirva para trascender las grandes diferencias que tiene el país en materia digital.
6) Transformar radicalmente la institucionalidad propia del sector a través no solo de la discusión de una legislación específica, sino de la configuración de una nueva arquitectura organizacional dentro del Ministerio de Cultura.
Otro de los grandes ejes de trabajo que asumirá William López como nuevo director de uno de los museos más antiguos de América será la celebración de sus doscientos años de creación. En el marco de esta conmemoración, espera convocar a diferentes agentes y actores sociales alrededor de esta fecha para hacer sentir a las colombianas y colombianos que este museo efectivamente es su casa, la casa de la nación.
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BOGOTÁ D.C. – COLOMBIA
Noviembre 2022