Foto: Cortesía del autor
(Valencia, Venezuela, 1983) Poeta y Artista Plástico, Escuela de Artes Plásticas Arturo Michelena 2002-2005. Ha participado en diversos recitales de poesía y es autor del poemario “Arcada” publicado por la editorial El Perro y La Rana en el año 2007, y “Amalivaca” por Negro Sobre Blanco Editores 2012. Su poesía ha aparecido en diferentes diarios y revistas como Pez de Plata, Fanzine Dos Puntos, Letra Inversa Notitarde, La Tuna de Oro y Poesía. Y en diferentes libros colectivos. Actualmente alterna su obra con el periodismo cultural dentro del proyecto editorial de Negro Sobre Blanco.
Rafael Ayala Páez: Leonardo Alezones Lau ¿Qué es la poesía?
Leonardo Alezones Lau: La misma vida, una pregunta que contiene dentro de sí una respuesta tácita, me gusta pensar en la poesía como la columna vertebral de todo arte fidedigno; en ese sentido me atrevería a afirmar que ella es como una matriz donde podemos acunarnos y dejarnos arrullar, cuando a través del poema se transgredan los límites de la existencia, a pesar de considerarlos, y de tener los nuestros como autores y lectores. Es la lucha del espíritu humano que busca edificar una naturaleza por sus propios medios, valiéndose del lenguaje en el caso concreto de lo que atañe a los versos, ya que, el acto poético no se encuentra únicamente reflejado en la escritura.
RAP: Desde tu punto de vista: ¿Qué puede reflejar el poema?
LAL: El poema, en mi caso, es consecuencia directa de mi experiencia vital, me sobrepongo ante el paisaje tratando de asumir una responsabilidad para con la belleza, lucho contra mis olvidos en mi peculiar manera de asumir la resurrección; obviamente depende del tema y de un montón de cosas que podría contestar un buen psicólogo, en mí tiende a repetirse como tema el sufrimiento de mis semejantes, pero es un dolor que sólo puedo habitar desde mi persona. Quizá sueño con que algún día los seres humanos dejemos de hacernos daño y la imposibilidad de alcanzar esa meta me lastime constantemente como un amor imposible.
RAP: Háblanos de tu primer libro. Yo considero que tiene algo de aquellas poéticas vanguardistas de los poetas pioneros del siglo XX, pienso en César Vallejo, Girondo, Huidobro… en definitiva, no se trata de un libro convencional. En palabras de Néstor Mendoza “Arcada persigue el desajuste. Intenta deshilachar nuestra percepción habitual de las cosas. Como todo poeta, evade el orden lógico, no para negarlo, sino para ampliar su territorio.” ¿Cuéntame que te llevo a escribirlo?
LAL: Ver a un cotejo perder la cola, es el tipo de evento que motiva la escritura de un libro como ése, es decir, la búsqueda de un asombro dentro de los elementos de mi cotidianidad y el cómo ponerlos en términos de un lenguaje preciso sin caer en el costumbrismo, en otras palabras, “un murciélago es un pájaro con tetas”. Fíjate es una realidad poco expresada. En esos años veía a los murciélagos amamantar en las matas de perita criolla “pomarrosa”, las trinitarias del patio vecino, una araña al proyectar su sombra aproximándose al sitio donde se guardan los medicamentos, de noche, sobre la luz de una lámpara, eran para mí tiempos de mucha experimentación; había escrito muy poco y sentía gran deseo de hacerlo, pero a mi manera, en fin una búsqueda continua y un deseo de observar como cada palabra le daba peso a la siguiente, describiendo poco a poco un entorno hambriento por ser cantado y en dicho ejemplo particular rescatado.
RAP: ¿Cuáles son los poetas que más te han influido?
LAL: La obra de Teófilo Tortolero ha impactado en mí profundamente, tanto que de hecho en la actualidad estoy en una lucha por deslastrarme de esa influencia a la hora de hacer mis versos, pienso que mantengo de manera inconsciente algo de él en cuanto a los ritmos y tratamiento que doy a las palabras en el desarrollo del texto. Ludovico Silva y Juan Sánchez Peláez también me gustan bastante. De los foráneos el siempre iluminado Rimbaud, Baudelaire, Walt Whitman, Allen Ginsberg, César Vallejo y actualmente leo mucho a Yalal ad-Din Muhammad Rumi.
RAP: ¿Cómo ves la poesía venezolana actual?
LAL: Hay un gran crecimiento y también es creciente el interés por ella, afortunadamente. Los jóvenes autores tenemos derecho a una rica herencia la cual debemos defender, honrar y justificar.
RAP: ¿Cuál es tu concepción de las artes visuales?
LAL: En principio, yo me formé para ser un escultor de la escuela figurativa, la poesía se me apareció en el camino. Pienso que tienen la ventaja de ser capaces de involucrar a las personas con suma facilidad; de hecho, todavía toco el barro y si tengo que brindar una concepción como tal, te diría que hago algo como pintura en dos dimensiones por medio de un ordenador, eso vendría a ser una mezcla de muchas cosas que no me atrevo a denominar en una primera impresión. Verás, es una pintura plana que busca retar la realización usual de la técnica y se independiza totalmente de ésta, para dar a entender que la expresión no está determinada por una ejecución sino que con el uso de elementos como la disonancia del color, el error del pulso con el ratón, el póster, el panfleto y la intervención de imaginerías colectivas, incita a la persona común a hacer su obra sin necesidad de ningún conocimiento avanzado. Fuertemente vinculada a las culturas ancestrales, vecina de la caricatura, pero también consciente y plagada de humor. Una protesta ante el formalismo con que tanto me topé durante mis días como estudiante y en salas de exposiciones. Arte digital sería la que más las engloba.
RAP: ¿Cuál sería la relación entre la poesía y las artes visuales?
LAL: Como dije en la primera pregunta, pienso que la poesía puede estar contenida en ellas y que no se limita al mero acto del que escribe.
RAP: ¿Cuál fue el punto de partida para la composición de tu segundo libro Amalivaca?
LAL: Descontento, deseo de ser la voz de quienes no tienen, También me dí cuenta que en mis trabajos anteriores me apoyaba demasiado en un juego de imágenes. Buscaba equilibrar ese recurso con lo que es la palabra de por sí, el habla y su forma en composición. No quise perseguir la belleza en ella misma, como una zorra que se muerde la cola. Sinceridad para conmigo mismo en cuanto a mis afinidades, debilidades y la libertad que eso debía conllevar. Como te dije, me sinceré y dejé entrar otros roles y temas como la crítica a una sociedad que cada vez se vuelve menos amable o habitable.
RAP: Por último, ¿En qué nuevas tentativas literarias estás trabajando actualmente?
LAL: “Los zapatos en el cableado/ anuncian el punto de venta de droga/ en cuanto a mí estoy cansado/ de mezclar ceniza con un sabor a caucho/ hay tiempo para sugerir miles de cosas/ a las matronas los ángeles/ y los pelícanos de varias cabezas/ que nos frecuentan en sueño/ pero prefiero rociar algo de pintura/ dentro de una bolsa de papel/ y mirar todo girar al olerla”. Me siento bastante diverso en este momento, atrapado en el relente de lo que fue la escritura de Amalivaca y la escritura que me he propuesto tener por hábito para tiempos venideros, me doy cuenta de lo poco que hablo de amor y de lo poco que festejo la existencia, ese será un buen punto de partida para lo que venga.