En una entrevista Gustavo Gomez se definió como “periodista, papá, pesimista, pobre pendejo”, pero además de buen periodista y excelente papá, los otros dos calificativos son pocos creíbles en él.
Es directo, sincero, inteligente y con un buen sentido del humor que ha sabido utilizar a su favor en la labor periodística que realiza a diario.
Él lo sabe y lo intuye, todas las mañanas desde que da la bienvenida a los oyentes de “Hoy por hoy”, programa que dirige en Caracol Radio, que es uno de los hombres con más seguidoras, pero eso no lo sonroja, tampoco le huye y, mucho menos, lo pone en aprietos. Sabe cómo tantear el terreno.
Gustavo es uno de los periodistas de mayor credibilidad en el medio. Tiene al país y todo lo que sucede en él en su cabeza. Nunca se queda con algo por decir, sabe transmitir y llegarle al oyente.
Acaba de publicar su nuevo libro. Anteriormente escribió Frases de ataúd. Y los demás, para él, han sido compilaciones. Su narrativa y el periodismo han ido de la mano “hasta en los libros ejerzo el periodismo y el periodismo consiste en oír a los demás no en oírse a uno mismo. Yo los oigo, ¡por escrito!”.
41 mil palabras sobre Colombia: dinero, masturbación, infiernos, bebes, pereza, futbol… es su libro más reciente y, en menos de dos meses en el mercado, ya va en su segunda edición.
La reciente Feria Internacional del Libro de Bogotá fue el escenario perfecto para que muchos de los lectores, oyentes, televidentes y, desde luego, admiradoras, lo conocieran y llevaran su libro autografiado.
En 41mil palabras sobre Colombia reúne las frases que coleccionó durante toda una vida dedicada a las letras, las palabras y sus significados.
Poco tiempo hubo para sentarnos a dialogar con Gustavo, pero fue más efectivo y contundente, propio de su estilo, una entrevista virtual. Dedicó unos minutos para hablar de este libro, en el que el prólogo corrió por cuenta de otro mordaz periodista, Daniel Samper Ospina.
¿Cuántos años coleccionando estas frases y por qué su interés?
¡Todos! La mitad de mi vida. Siempre he coleccionado cosas, aunque en el entendido de que primero la gente y luego los objetos. Si coleccioné latas de cerveza, llaveros, estampillas y discos, ¿por qué no atesorar palabras, que se inventaron para nominar todo eso que he coleccionado y amado?
¿Quién o quiénes son los que más participan con frases en este libro?
Los columnistas, sin duda, porque se permiten el lujo de definir el mundo según sus propias leyes, intereses y pasiones. Y también los tuiteros, que son columnistas de 140 caracteres pero mucho carácter.
¿Sobre qué tema hay más frases?
Esto es realmente un diccionario, organizado de manera similar al DRAE, pero alternativo y libre, fresco. Hay de todo, aunque brillan generosas acepciones de palabras como Colombia, político, periodista y optimismo.
¿Quiénes pronuncian las frases más inteligentes: los políticos, los periodistas, la gente del común…?
En lo personal, admiro la capacidad que tienen de parir definiciones y opiniones salpicadas de humor negro tipos como Camilo Durán Casas, Daniel Samper Ospina, Eduardo Escobar y Lucho Garzón.
¿Quienes las no tan inteligentes?
La mayoría de los que aportan sus palabras en “optimismo”, un apartado donde queda claro la gran disposición que tenemos los colombianos para hablar “carreta”.
¿Alguna frase de estas la adoptó como suya ó lo hace sentir identificado?
La selección es mía y eso define la línea del diccionario, por eso me identifico, sino con lo que dicen, al menos sí con lo que significan como punto de partida para la reflexión la mayoría de estas definiciones. Mías no hay, porque este libro pretende rendir culto al ego ajeno, no al propio.
¿Cómo ve el periodismo y los medios en la actualidad?
Se lo defino robándome unas palabras de don José Salgar, con las que uno puede o no comulgar, pero, en últimas, hay que saberlas digerir: “El periodismo hay que estar inventándoselo todos los días. Ahora no hay periodismo. Hay comunicaciones. En mi tiempo era un apostolado, un servicio público, la gente no pensaba en ganar ni en volverse rico, sino en decir su verdad bien dicha. Lo que yo le enseñaba a Gabo se lo describo con esta anécdota: una vez hubo tal aguacero sobre Bogotá, que se inundó la Avenida Jiménez y a alguien se le ocurrió sacar una lancha. El periódico salió a la misma hora de siempre, con la foto de la lancha, y no había terminado de llover. Eso fue una hazaña. Eso era periodismo. Hoy habría habido televisión o alguien con un celular, porque hay más comunicaciones que periodismo. Hoy en día, a las ocho de la mañana, cualquier periódico es viejísimo”.
¿Los medios alternativos a los que antes se consideraban tradicionales (radio, prensa y T.V.), son competencia ó son complemento?
Todo y más: son medios por derecho propio, que siempre suman y que no pueden ser ignorados o minimizados.
¿Un columnista que nunca deja de leer?
Uno que son tres. Los Danieles: Coronel, Samper Ospina y Samper Pizano.
¿Cuál es el libro que acaba de leer, el que está leyendo y el que sigue?
Terminé De profundis, de Oscar Wilde, y quiero comenzar la edición aumentada de El oro y la oscuridad, la maravillosa mirada de Alberto Salcedo al mito de Pambelé.
Película que nos recomienda
Acabo de ver «El judío Suss», una cinta alemana sobre Matian, el actor que en 1939 accedió a protagonizar las repugnantes cintas propagandísticas que Goebbles rodaba para promover a Hitler. Dura, triste, conmovedora… hay que verla.
¿Cuál fue el último CD que se disfrutó de principio a fin?
Increíblemente, Tuskegee, un ejercicio que tenía todo para fracasar: baladas ochenteras de Lionel Richie grabadas a dúo con artistas country. No entiendo cómo con elementos tan poco atractivos pudo resultar un buen “platillo” como ese.
Por: Carlos Castro (Periodismo Sin Afán)
Foto Gustavo Gómez: Cortesía Caracol Radio