El jueves 29 de marzo a las 7 de la noche, los espacios de la Galería Freddy Villarroel del Centro de Artes Omar Carreño, en La Asunción, se llenarán de color con la exposición “La Última Cena del Caribe: lo Sagrado y lo Profano”, de la artista plástica Elizabeth Conroy.
La muestra incluye 16 obras de gran formato, entre las cuales resalta La Última Cena del Caribe, que da el título esta exposición y fue realizada especialmente para la iglesia de El Tirano, como una donación para la comunidad, según comentó la artista.
“Quise representar La Última Cena del Nuevo Testamento, en una versión Caribeña, en la cual los apóstoles provienen de todas las etnias que se encuentran en el Caribe. Me interesa este intercambio entre varias culturas, veo una dinámica vivaz con algo exótico, una mezcla típica de la cultura globalizada no solo del Caribe, sino del mundo contemporáneo, con esto quiero dar un mensaje de paz y unión en el mundo”.
Elizabeth enmarca su obra en el arte figurativo, dentro del realismo social,”Desde muy temprana edad el dibujo ha sido la manera de expresarme. El Arte Figurativo me abre la posibilidad de exponer conceptos políticos y sociales. Me encanta representar escenas de la vida cotidiana, agregando elementos sagrados. Esta muestra me ha dado la oportunidad de yuxtaponer mis obras, me encanta y me emociona verlas en espacios públicos, donde todos puedan disfrutarlas, entrar en mi mundo y apreciar en ellas el reflejo de mi visión”.
La muestra cuenta con el apoyo de la gobernación del estado Nueva Esparta a través del Iacene y el Centro de Artes Omar Carreño y será exhibida durante un mes, de lunes a viernes de 9:00 am a 6:00 pm, en la Galería Freddy Villarroel de La Asunción.
Con el corazón en el Caribe
Elizabeth Conroy Benati nació en Washington, a los doce años inicia sus estudios, en la Corcoran School of Art de Washington. Sigue sus estudios de pintura y diseño en la Universidad George Washington y luego decide estudiar Filosofía, y Estética. Mas tarde viaja a Italia y estudia en la Universidad de Bologna. Trabaja por muchos años, con su mentor el pintor Modenés Bertoni, quien la introduce al trabajo en formatos grandes y a la realización de obras de arte sagrado.
Conoce a Venezuela en 1993; y en 1998 toma la decisión de vivir en la Isla de Margarita. En esa etapa, define su obra como su periodo «Caribeño» y va involucrando no sólo lo estético sino el realismo que refleja su conciencia social y su amor por Venezuela.