Son muy pocos los bogotanos, los que saben que la llegada de la primera bicicleta a la capital fue en 1894 y que eran tan costosas que solo la clase privilegiada las podía adquirir; o que el primer circo en instalarse, el Stepson, logró acaparar la atención de la gente; o que para reemplazar el uso de los carruajes que la población capitalina utilizaba como medio de transporte, entró la funcionar la primera línea del “tranvía de mulas”, que fue inaugurada en 1884 y que solo en 1910 empezó a operar el tranvía eléctrico. Imposible tener tantos datos tan exactos y curiosos.
Sin embargo, hace 40 años un santandereano, que llegó a Bogotá a los 13, se enamoró de las calles, parques, rincones, caminos y montañas que bordean la capital del país y comenzó a escribir, en una pequeña agenda, los datos más curiosos de la ciudad.
Jorge Consuegra, catedrático y periodista, logró reunir infinidad de detalles que hoy plasma en el libro Bogotá Curiosa (Libros & Letras), próximo a salir al mercado.
Se preocupó, no solo por investigar, sino que en sus clases de periodismo, siempre les hablaba a sus estudiantes de lo maravillosa que era la ciudad donde vivían.
Para él, Bogotá es entrañable y nostálgica para admirarla y quererla, por eso este libro es, además de un merecido homenaje, una manera de decirle cuanto la disfruta, la elogia y le sorprende.
Bogotá Curiosa es un libro que todos los colombianos debemos leer, desde un estudiante hasta un concejal y, porque no, hasta el mismo alcalde de la ciudad.
Ciento de curiosidades históricas, gastronómicas, culturales y deportivas, entre otras, en el primer tomo de este libro.
– ¿Cuándo empezó tu interés por Bogotá?
Llegué a los 13 años proveniente de Bucaramanga, en donde nací y desde ese entonces, mi afecto y mi agradecimiento por Bogotá es enorme. Todo me ha gustado y enamorado. Y desde siempre me he sorprendido de sus calles, carreras, avenidas, rincones, parques; me he sorprendido de los nombres de las avenidas, de los caños o arroyuelos; de los chorros, de los cerros, de todo. Es una ciudad fascinante. Es de verdad una lástima que no sepamos, quienes acá vivimos, lo que es Bogotá.
– Siendo santandereano, ¿por qué no hiciste las curiosidades de tu tierra natal?
Siempre quise escribir sobre «La Ciudad Bonita» como la bautizara Yamid, pero la distancia me ha impedido hacerlo. Ojalá algún día logre el objetivo.
– ¿Te sientes más bogotano que santandereano?
Ser bumagués y ser santandereano es más que un orgullo, pero en Bogotá he vivido la mayor parte de mi vida. A Bogotá la quiero, la respeto y la admiro.
– ¿Cómo comenzaste hacer la investigación y hace cuánto?
Desde hace más de 40 años cuando me inicié en la docencia. Siempre les hablaba a los estudiantes de esta hermosa ciudad y siempre los enviaba, en trabajos de campo, a conocer lugares, sitios, rincones, oficinas, edificios. Mi objetivo era que se empoderaran del lugar en donde vivían.
– ¿Cuál es la curiosidad de Bogotá qué más te sorprendió?
Miles de cosas han sido curiosas y sorpredentes. Monserrate, por ejemplo, no es por el Señor Caído, sino por la Virgen Monrena de Monserrat; la Virgen que está en el cerro de Guadalupe es la Inmaculada Concepción y no la Guadalupana; cuando llegó el primer circo a Bogotá, fue el espectáculo más grande del momento, con gente infartada y hasta con excomuniones por parte de la Iglesia; la primera bicicleta llegada a la capital fue la mejor fiesta de aquel entonces; Gonzalo Jiménez de Quesada, cuya avenida lleva su nombre, está en la Plazoleta del Rosario, pero esta Plazoleta se llama Misael Pastrana Borrero; y en la Avenida Jiménez está la estatua de Carlos Lleras Restrepo quien debería estar en la Calle 100 que lleva su nombre…
– Y, ¿el personaje más curioso?
Gaitán, que tiene tres bustos en la ciudad; el profesor Goyeneche que quiso ponerle marquesina a la ciudad; «Pomponio» que fue un loco maravilloso…
– ¿Crees que los bogotanos no conocemos y queremos lo suficiente nuestra ciudad?
Y no es culpa de los bogotanos, sino de los medios que no le han puesto cuidado a la historia de esta ciudad tan bella.
– ¿Quiénes deben leer Bogotá Curiosa?
No sólo los bogotanos, sino todos los colombianos. Es nuestra capital y hay que quererla, hay que amarla, hay que admirarla.
– ¿También lo deberían leer los dirigentes de la capital?
Los concejales deberían ser los primeros. Tengo la seguridad que el alcalde mayor será uno de los lectores pues así lo ha demostrado.
– ¿Cómo defines a Bogotá?
Una ciudad entrañable, llena de sorpresas, de nostalgias a la que hay de conocer, amar, apoyar, defender y querer.
– ¿Añoras algún lugar especial que haya desparecido de Bogotá?
El río San Francisco, hoy Avenida Jiménez, que tenía 18 puentes maravillosos. El Hipódromo de Techo era una maravilla desde cualquier punto que se mire; el aeropuerto de Techo algo realmente extraordinario; la original Avenida de las Américas…
– ¿Habrá segunda parte de Bogotá Curiosa?
Serán tres tomos con casi dos mil curiosidades.
Y más en Bogotá Curiosa:
- En 1920 se inauguró el Bogotá el primer aeropuerto de Latinoamérica.
- En “La Rosa Blanca” se vendió por primera vez cerveza en la ciudad, en 1841. La fonda era del señor Francisco Stvenel. Los campesinos la llamaban “La tienda de la espumita”.
- Como hacia 1932 no había ni clubes, ni cafés, las tertulias fueron las que acapararon la atención entre los jóvenes y los adultos.
- En 1939 se inauguró el restaurante “La Puerta Falsa”, en la Calle de la Catedral, actual propiedad de la familia Rubio.
- La Avenida de “La Esperanza” realmente se llama Avenida Luis Carlos Galán y se inicia en el Centro Urbano Antonio Nariño y Corferias y va hasta Fontibón, en inmediaciones del aeropuerto Eldorado.
Por: Ileana Bolívar
@ileanaperiodist