El Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela sigue conquistando territorios. No sólo el maestro José Antonio Abreu, director fundador de la institución, recibió el 02 de octubre el Premio Echo Klassik al Compromiso Social, sino que del 4 al 8 de octubre, los músicos venezolanos, dirigidos por los maestros Alfredo Rugeles y Christian Vásquez, triunfaron al presentarse por primera vez en el Victoria Hall de Ginebra, Suiza, y en el Teatro Filarmónico de Verona, Italia.
Tres generaciones de músicos –los pioneros, los alumnos y los alumnos de los alumnos, se reunieron para dejar testimonio en estas dos ciudades europeas del trabajo que ha hecho el Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela desde hace 36 años. El maestro Abreu también dejó constancia de un sueño realizado en Venezuela y otro por realizar en el mundo entero: durante la ceremonia del Premio Echo Klassik, donde fue tan aplaudido como el maestro Zubin Mehta, Abreu alentó la creación de orquestas binacionales con el fin de multiplicar el interés por la música académica en Europa.
Ya en Ginebra, los venezolanos tocaron a beneficio del Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de la Tortura. Con la taquilla del primer concierto se logró que el Sistema de Orquestas y Coros Juveniles e Infantiles de Venezuela, perteneciente a la Fundación Musical Simón Bolívar – adscrita a la Presidencia de la República -, recaudara 38.000 dólares.
En esta primera parada, El Sistema dio sus primeros pasos para la creación de un convenio entre el Conservatorio de Ginebra y el Conservatorio de Música Simón Bolívar de Venezuela, que colaborará con la institución suiza en la creación de diversos programas inspirados en el modelo pedagógico del sistema de orquestas venezolano.
Recibida cálidamente durante dos conciertos es esta ciudad suiza, la orquesta interpretó la Sinfonía Nº 12 de Shostakovich, el Concierto para Violín y Orquesta, de Tchaikovsky, y un programa de música latinoamericana que incluyó obras como el Danzón Nº 2 de Arturo Márquez, la Suite del Ballet La Estancia, de Alberto Ginastera y Santa Cruz de Pacairigua de Evencio Castellanos, que se ganó el aplauso entusiasta del público. “Creo que el público europeo se interesa cada vez más en el repertorio latinoamericano, que es también un repertorio universal. Además, nosotros llevamos esta música en la sangre y lo hacemos sentir”, señaló Christian Vásquez.
En Verona, el maestro Alfredo Rugeles dirigió el Romeo y Julieta de Tchaikovsky. Se trataba de un reto en la tierra que inspiró la historia de amor y tragedia de Montescos y Capuletos. El público selló el atrevimiento con un aplauso prolongado que dio paso a la interpretación del Pájaro de Fuego de Igor Stravinsky. “La orquesta tiene una gran conciencia del sonido de las obras rusas. Se trata de un sonido que ellos han encontrado y que siguen profundizando”, señaló el maestro Rugeles.
La segunda parte del concierto se dedicó al repertorio latinoamericano. El público de Verona, muy variopinto debido a que a los conciertos asisten muchos turistas, escuchó atento el abanico sonoro propuesto en cada obra y miraron con ojos de admiración la pasión de los músicos. En los bises no pudieron más que ser cómplices del espíritu festivo del Mambo de Berstein y del Tico Tico de Zequinha de Abreu. Desde sus asientos, desde los balcones del Teatro Filarmónica de Verona, se movieron hombros, brazos y sobre todo, hubo alegría, la alegría que provoca la belleza.
Fuente: Fundación Musical Simón Bolívar.