Venezuela desde la óptica de una periodista y escritora
18 julio, 2011
Es, sin lugar a dudas, una fascinante venezolana. Uno puede pasar horas enteras hablando con ella y así no esté de acuerdo con todo lo que dice, uno continúa allí, pegado a su palabra, embebido, encantado con su facilidad de expresión. Y aunque dice cosas en contra del mandatario del país hermano, uno se mantiene atornillado al planeta sin ninguna posibilidad de huir porque su oralidad es extraordinaria.
No para de hablar, pero es que ella encanta, desde la misma coronilla, hasta el rincón más lejano de su alma. Tiene una sonrisa tan maravillosa que uno sabe que si llegara a sonreír frente a los inmaculados miembros de la guardia suiza del Vaticano, ellos perderían de inmediato la compostura. Y aunque sabemos que no es actriz, sí sabemos que maneja muy bien su lenguaje corporal especialmente las manos que las mueve como aves nerviosas y cadenciosas. Eso también fascina. Y mucho…
A Colombia vino a presentar su más reciente novela: Días de rojo ( B ), una obra que ha sido criticada por unos y defendida por otros. Y eso siempre sucede no sólo en el mundo de la literatura sino también en el de la política. Para unos es un adefesio, para otros un golpe inmaculado a un personaje en cuestión. Pero sea lo uno o lo otro, la novela ha logrado venderse muy bien, tan es así que ha durado varias semanas entre los libros más vendidos en Caracas, precedida apenas por los mega escritores Stieg Larsson y Dan Brown.
– ¿Cómo surgió la idea de Días de Rojo?
– Estudié periodismo porque siempre quise ser escritora. Una amiga de la adolescencia y yo compartíamos esa aspiración desde el colegio. Ella emigró a EUA y tras 18 años de haberse ido, publicó su primera novela con Harper Collins. Tomamos contacto de nuevo después de muchos años y ella me planteó que quería hacer su siguiente novela con algo de la historia política de Venezuela; quería que su protagonista fuese un personaje inspirado en mi trabajo. Me pidió ayuda porque dados los años que tiene fuera del país, la realidad y sus detalles podrían escapársele. Me preguntó cómo la plantearía yo, y en un correo-e de una página le respondí. Inmediatamente ella me conminó con su respuesta: “Esa historia debes escribirla tu. Ya has postergado tu escritura bastante. Yo he demorado años para hacer un esquema narrativo como el que me acabas de enviar. Hazlo de inmediato. Yo te apoyaré”. Así nació Días de Rojo. Una vez avanzado el manuscrito me reuní con ella en EUA y revisamos todo. Casi todo había que cambiarlo. No me era fácil deslastrarme de mi escritura periodística. Ella me ayudó infinitamente con eso. Así que después de 6 años de escribir; una mudanza, tres divorcios (uno en la casa, otro en la radio y otro en la tv, pues mi ex esposo era mi compañero en todos los programas que hacía al aire), amén de mucha violencia política y persecución a los medios, finalmente terminé de escribirla, no sin antes haber pasado por el trance de una computadora cuyo disco duro se fundió y perdí dos capítulos completos, amén de tener que contratar a alguien para que pasara de nuevo a computadora lo que afortunadamente había guardado impreso.
¿Es mejor novelar la historia o hacer historias noveladas?
Esa discusión es una de mis favoritas. Creo que es interminable, y es tan desafiante como el enfrentar el reto de una página en blanco a la hora de sentarse a escribir: ¿Ficción o realidad? Un escritor venezolano, Federico Vegas, me comentó hace poco que la crudeza de la realidad, lo grotesco de algunas situaciones que el ser humano enfrenta, hace palidecer muchas veces cualquier historia de ficción. Yo digo que inventar historias o contar a otros lo que ya ha ocurrido con la suficiente pasión como para que lo haga suyo, es una forma de insubordinarse frente a la realidad. Ya decía Vargas Llosa en su Viaje a la ficción-, un ensayo donde analiza la obra de Juan Carlos Onetti– que imaginar otra vida y compartir ese sueño con otros, no es nunca en el fondo una diversión inocente, porque ella atiza la imaginación y dispara los deseos de una manera tal que hace crecer la brecha entre lo que somos y lo que nos gustaría ser; porque desata la temeridad de desacatar la vida tal como es y la voluntad de luchar por transformarla”. Creo que ni la ficción ni la realidad son absolutamente puras en la pluma de un escritor.
– ¿Venezuela, en los últimos años, es una gran novela?
– Venezuela en los últimos 15 años ha estado escribiendo uno de los capítulos más dolorosos de su historia contemporánea desde el punto de vista político. Creo que en los últimos dos años la historia que se cuenta en este capítulo lleno de actos inconstitucionales, pleno de ilegitimidad en el desempeño del gobierno y plagado de abusos desde el punto de vista de los Derechos Humanos, ha llegado al clímax. Ahora viene el desenlace. Pero se trata solo de un capítulo. La historia continuará.
– ¿Cuál es el objetivo de tu libro?
– Es mi forma muy personal de buscar la verdad acerca de la realidad que ha vivido Venezuela en los últimos 15 años, y que se ha escurrido de alguna forma hacia otros países del continente. Por eso recurrí a la ficción; porque lo que se cuenta en ella, es no solamente producto de mis propias investigaciones periodísticas, sino también un ejercicio emotivo de cómo esa realidad ha modelado la vida cotidiana de la gente, que es donde sentí más libertad de crear como escritora. Roberto Lovera de Sola, historiador y crítico literario venezolano, ha dicho que mi novela es un roman a clef es decir una “novela en clave”, porque casi todos sus personajes son reconocibles en la realidad. Eso es parte del objetivo: dejar testimonio, aunque sea con la ficción de la mano, de una etapa crucial en la historia política venezolana, sus causas y sus consecuencias.
– ¿Es un libro para todo tipo de lectores o para lectores especiales?
– Para mi todos los lectores son especiales. Creo que la historia tiene elementos suficientes para atrapar la atención desde las primeras páginas. El reto es lograr que abran el libro y lean la primera. Estoy segura de que luego no podrán dejarlo. La mayoría de la gente que se me ha acercado a comentarlo, dice que lo leyó en máximo dos días.
– ¿Cómo han recibido tu libro en tu país?
– En Venezuela ya va por su segunda edición. La receptividad ha sido increíble. Hemos hecho muchos diálogos múltiples, he asistido a círculos de lectura; los medios lo han recibido con mucho cariño y el comentario generalizado de la gente tiene que ver con esa definición de Lovera de Sola, de que se trata de una “novela en clave”. La gente ha disfrutado mucho haciendo el ejercicio de identificar a los personajes de la novela con los de la realidad. Lo más gratificante es que después de su lectura, surge irremediablemente una reflexión acerca de lo que nos ha pasado como sociedad. También me pasó algo muy curioso con uno de los personajes principales que por cierto, me sorprendió en uno de los diálogos a los que fui invitada. Se me acercó y me dijo: “¿En verdad yo te dije tal cosa el día del Golpe de Estado?”. Para mi fue una gratificación enorme pues eso me hizo comprobar que el maridaje entre la realidad y la ficción estaba tan bien logrado, que hasta uno de los protagonistas reales de los hechos históricos que se narran, dudó de la realidad por unos instantes. Le dije: “No se preocupe, eso es parte de la fantasía de la escritora”.
– ¿Cuál es la mayor virtud de tu libro?
– Que logra propiciar la reflexión, a través de una historia al mismo tiempo emotiva y hasta cruda si se quiere. También arroja algunos elementos que introducen otras hipótesis acerca de lo ocurrido en Venezuela en 1992. Por otro lado, la mayoría de los comentarios que he recibido coinciden en que la narración es muy ágil y elocuente. De hecho, la directora de cine Fina Torres me dijo en estos días “tu novela es muy cinematográfica. Me encanta el perfil que le has dado a tus personajes; aún aquellos que obviamente todos conocemos e identificamos”. Y me preguntó: “¿Alguien te ha ofrecido hacer el guión para cine?”.
– ¿Podrá haber días de amarillo, azul y rojo con y sin estrellas?
– De hecho los hay. Cada día es una nueva oportunidad y un nuevo reto. Cada día es único e irrepetible, y tiene su propia cadencia. También habrá luz al final del túnel; siempre ocurre. En el tintero de María Elena Lavaud, habrá días de todos colores, con estrellas, cielo azul, agua de lluvia y agua de lágrimas también. Escribir es la fuerza que me anima cada día con más poder. Espero que los lectores me acompañen.
– ¿Cómo ha sido la respuesta de los lectores colombianos?
– Creo que ha sido de mucha curiosidad. Varias de las personas que se me acercaban en la Feria del Libro en Bogotá, me preguntaban acerca de la relación de la realidad y la ficción de mi historia; eso me ha parecido lo que más ha cautivado en primera instancia.
– ¿Estás trabajando en una nueva novela?
– Mi próxima novela está en fase de investigación, aún cuando tengo en mente, como siempre hago, buena parte de la historia y a la protagonista, que en este caso se llamará Miranda. Aún no entro a la fase de escritura pues estoy por entregar en un mes mi siguiente libro que no será una novela sino la crónica de un viaje que hice a la isla de Cuba. Estoy muy contenta con el producto que se está logrando. Mis editores dicen que romperá con toda la narrativa que hasta ahora se conoce sobre la realidad de la isla. Ojalá tengan razón.