El pasado viernes 27 de junio, el escritor venezolano Edgar Borges presentó su más reciente novela, Los expulsados, en el espacio cultural La Insomne, en Valencia (España). Acompañado por la poeta Laura Giordani, el autor sostuvo una conversación profunda sobre uno de los temas centrales de su obra: el espacio. No como simple escenario, sino como un personaje más, lleno de tensiones, límites, paredes visibles e invisibles que configuran la vida de quienes lo habitan.
Durante el encuentro, Borges compartió su visión del espacio como un territorio que condiciona las decisiones humanas. “El espacio no solo contiene cuerpos: también impone reglas, silencios, y a veces, expulsiones”, afirmó. En Los expulsados, este concepto se lleva al extremo, al narrar cómo ciertos cuerpos son obligados a abandonar los márgenes del espacio social sin que medie una causa evidente, más allá del miedo a lo diferente o lo indeseado.
Laura Giordani, quien condujo el diálogo, propuso un cruce entre la literatura de Borges y el cine, mostrando una lámina de la película Dogville de Lars von Trier. En ella, el espacio está representado de forma minimalista, con líneas dibujadas en el suelo en lugar de paredes. “Esa ausencia de muros materiales permite que emerjan las verdaderas paredes: las mentales, las sociales, las afectivas”, comentó Giordani, subrayando el paralelismo con Los expulsados, donde la frontera no siempre se ve, pero siempre se siente.
El autor, que ha explorado temas como la identidad, la ruptura y el exilio en sus libros anteriores, ve en esta novela una continuidad y una radicalización de su búsqueda. “Yo escribo desde la grieta. Desde un lugar que no siempre encaja, pero que tiene la potencia de desestabilizar lo establecido”, dijo Borges, dejando ver su compromiso con una literatura que no solo narra, sino que cuestiona.
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La presentación fue también una invitación a pensar el espacio como un campo de poder, donde se decide quién pertenece y quién no. En ese sentido, Los expulsados dialoga con los tiempos actuales, marcados por la migración, la exclusión y la vigilancia. La novela plantea preguntas incómodas: ¿Quién define el centro y la periferia? ¿Qué cuerpos son bienvenidos en los espacios de lo común?
Con Los expulsados, Edgar Borges vuelve a demostrar que la literatura puede ser una herramienta para desenmascarar lo que parece normal. En sus páginas, el espacio no es neutro ni pasivo: es un dispositivo que puede liberar o condenar. Una reflexión urgente en una época donde las paredes, físicas o simbólicas, siguen marcando quién se queda y quién debe irse.
Valencia – España
Julio, 2025