«Una mirada a ‘Beckon’, la exposición de Nathan Ritterpusch en Casa Santa Ana, que invita a reflexionar sobre la impermanencia de la identidad.»
Casa Santa Ana, en Ciudad de Panamá, presenta hasta el próximo 19 de enero una muestra de obras recientes de Nathan Ritterpusch, titulada “Beckon”, que significa “Llamar”. En esta exposición, el artista ofrece una serie de retratos de figuras anónimas que evocan nostalgia y decadencia, reminiscentes del cine clásico. Aquí, tiempo y memoria se funden en un drama visual cautivador. Las figuras emergen del pasado como fragmentos de una memoria colectiva que persiste, aunque desgastada y borrosa.
Ritterpusch utiliza una técnica pictórica que le permite transformar sus retratos en visiones ambiguas, oscilando entre lo tangible y lo ilusorio. Este tratamiento recuerda la manera en la que el cine clásico plasmaba sueños, deseos y ansiedades, otorgando a cada personaje una calidad casi fantasmagórica. Aquí, las figuras no se presentan en forma nítida o ideal, sino en un estado en constante cambio, como si fueran espejismos, que escapan a una definición precisa, proyectándose en una transformación constante que nunca se deja aprehender del todo.
Esta sensación de algo que se desvanece y persiste al mismo tiempo me recordó la película “Sunset Boulevard”, (“El ocaso de una vida”) de Billy Wilder. En ella, la protagonista queda atrapada en una imagen de sí misma que ya no corresponde con la realidad. De manera similar, en las obras de Ritterpusch, las figuras parecen atrapadas en el tiempo, no como una representación de la fama, sino como una reflexión sobre la fragilidad de la identidad. Las alteraciones en los rostros, la ambigüedad de las expresiones y el juego constante entre presencia y desvanecimiento revelan su vulnerabilidad y transitoriedad. Se presentan como recuerdos vivientes que se descomponen bajo el peso del tiempo, pero que aún fascinan y perturban.
En última instancia, estas imágenes invitan no solo a contemplar la belleza, sino que también a confrontar el paso del tiempo, bajo cuyo peso incluso los íconos más sólidos están destinados a desmoronarse. En ellas, los desenfoques y distorsiones actúan como un velo que oculta y revela simultáneamente, incitando al espectador a mirar más allá de la superficie, para descifrar una narrativa visual en constante movimiento, como un carrete de película que nunca se detiene.
«Blurred Memories: Fragility in the Work of Nathan Ritterpusch»
«An insight into ‘Beckon,’ Nathan Ritterpusch’s exhibition at Casa Santa Ana, invites for a reflection on the impermanence of identity.»
Casa Santa Ana, in Panama City, is hosting a show of recent works by Nathan Ritterpusch, titled «Beckon”. This exhibition presents a series of portraits of anonymous figures that evoke nostalgia and decay, reminiscent of classic cinema. Here, time and memory merge into a captivating visual drama. The figures emerge from the past as fragments of a collective memory that endures, though worn and blurred.
Ritterpusch employs a painting technique that allows him to transform his portraits into ambiguous visions, oscillating between the tangible and the illusory. This approach recalls the way classic cinema depicted dreams, desires, and anxieties, granting each character a nearly ghostly quality. In these works, the figures are not presented in sharp or ideal forms but in a constantly shifting state, like mirages, defying precise definition and projecting a constant transformation that can never be fully grasped.
This sense of something fading away while persisting at the same time reminded me of the film Sunset Boulevard by Billy Wilder. In it, the protagonist becomes trapped in an image of herself that no longer aligns with reality. Similarly, in Ritterpusch’s works, the figures seem trapped in time, not as representations of fame but as a reflection on the fragility of identity itself. The alterations in their faces, the ambiguity of their expressions, and the constant play between presence and fading reveal their vulnerability and transience. They present themselves as living memories that decompose under the weight of time, yet still fascinate and disturb.
Ultimately, these images invite not only to a contemplation of beauty but also a confrontation with the passage of time, where even the most solid icons are destined to crumble under its weight. In them, the blur and distortions act as a veil that both hides and reveals simultaneously, urging the viewer to look beyond the surface to decipher a constantly shifting visual narrative, like a film reel that never stops.
Cesar Sasson
Ciudad de Panamá – Panamá
Noviembre de 2024