La artista venezolana Dayris Gómez, desde México, explora la conexión entre los árboles y la humanidad en su nueva serie de obras. Con trazos libres y un enfoque en la escultura, refleja la belleza y resiliencia de los árboles, invitando a contemplar su fuerza silenciosa y nuestro vínculo con la naturaleza.
Durante siglos los árboles y los bosques han sido una fuente inagotable de inspiración para innumerables artistas quienes han intentado inmortalizar el esplendor de estos en sus creaciones. No solamente como un testimonio de la belleza natural, sino también como una manifestación del talento artístico de cada creador. Entre estos artistas se asoma la joven Dayris Gómez, una talentosa venezolana actualmente residenciada en México, quien, con gran libertad en su gesto y su trazo, y ahora incursionando en la escultura, logra introducir una nueva perspectiva sobre el tema, al pintar o representar árboles en solitario con la intención de celebrar no solo su belleza, sino también su profunda conexión con la naturaleza y la humanidad en su conjunto.
En su más reciente cuerpo de obras, la artista ha logrado superar las normas y paradigmas que la precedieron, para transportar sus árboles a un entorno íntimo y profundamente personal que emana paz y seguridad, desde el cual su conexión con estos es reflejada de manera sublime y a la vez silenciosa en cada uno de sus trazos y formas.
El mundo artístico de Dayris Gómez es tan silencioso y noble como el universo vegetal que la inspira, lo que le ha permitido convertir esa fuente de inspiración en una nueva lección para su propio crecimiento creativo, transformando la metáfora del árbol en un recurso único dentro de su propuesta artística, con la que ilustra de manera eficaz los aspectos visibles e invisibles de nuestras propias vidas y realidades, asociando la longevidad, la fuerza y la resiliencia humana a las cualidades cambiantes de los árboles, representadas por su crecimiento y renovación continua, para finalmente invitar a los espectadores a ver el mundo con nuevos ojos, unos que les permitan reconocer la belleza y la interconexión entre las cosas que los rodean.
Lejos de buscar la perfección en sus pintura, Dayris aborda cada lienzo con un gesto libre y desprovisto prejuicios, en los que el vacío en sus composiciones se convierte en una parte esencial de ellas, logrando un equilibrio impactante en cada una de sus creaciones, lo que me permite afirmar que el mayor deseo y propósito de esta artista, es el de tratar de capturar el encanto y la belleza efímera de su sujeto, así sea un árbol con una rama torcida o unas hojas caídas, pero que a pesar de ello tiene el derecho propio a ser visto como algo único y hermoso, que en el fondo no está reflejando otra cosa con su expresivo silencio que el ciclo natural de la vida y la muerte.
El color desempeña un papel fundamental en la expresión artística y emocional de esta creadora, por lo que cada tono adquiere un significado simbólico y emocional que busca provocar una respuesta específica en el espectador, aún cuando la elección y combinación de ellos pueda parecer aleatoria, en realidad no es así, ella busca con cada uno transmitir un mensaje que evoque una conexión profunda con la naturaleza y la vida misma. Lo que me permite afirmar que aquellos que se tomen el tiempo de detenerse a apreciar sus obras se sentirán sumergidos en su sublime belleza, además de poder explorar los matices sutiles del simbolismo enriquecedor, que esta talentosa artista ha logrado imprimirles a sus creaciones.
Para concluir, quisiera recordar las palabras del gran artista alemán Joseph Beuys, quien describió al árbol como «un elemento de regeneración que en sí mismo es un concepto de tiempo«. Esta frase encapsula a la perfección la esencia de la obra de Dayris Gómez, quien al igual que sus árboles, puede parecer estar creciendo lentamente, pero sin ninguna duda, lo está haciendo con el corazón de madera sólida.
Cesar Sasson
Ciudad de Panamá, Panamá
Octubre de 2024