En la Galería Weil en Ciudad de Panamá se está presentando la más reciente exposición del artista Juan Carlos Mitre, conocido como Mitrillo, titulada “Niño Diablo”, compuesta por un grupo de obras que destacan por su estilo vibrante y su exploración de temas culturales y folclóricos no solamente de Panamá, sino de Latinoamérica en general. En sus obras el artista utiliza la rica iconografía del diablo en el folclore latinoamericano para presentar su nueva propuesta, centrada en un niño diablo como principal protagonista de su narrativa.
Mitrillo, quien confiesa ser el menor de tres hermanos y de treinta sobrinos, atribuye a ese niño el papel central en su obra, de manera afectuosa y positiva, con lo cual busca resaltar la vivacidad y energía de la infancia, al celebrar con ello de manera cariñosa las travesuras que forman parte del crecimiento infantil.
Al entrar a la galería, el espectador se encontrará de inmediato con la siguiente leyenda que le servirá de guía para la exposición: “De pequeño escuchaba a los adultos, maestros y amigos de mis padres decir de mí: -Ese niño es el diablo. Así nació la idea del Niño Diablo. Esta exposición es un intento de reimaginar y recrear mi infancia, la de mi esposa y la de un gran amigo. Volver a ese lugar que ahora pertenece a un imaginario de memoria y recuerdos de un lugar que habitaste. Desde el palo de una escoba que se convertía en una espada contra dragones, o una fogata que podía ser épica, hasta la percepción de los animales como seres fantásticos y mágicos”.
Con en esa premisa, el espectador se paseará por un conjunto de pinturas realizadas con colores vivos con los que el artista logra crear texturas y movimientos que transmiten la sensación de alegría y placidez de aquellos tiempos pasados, en las que cada elemento adquiere características propias que le agregan dinamismo al conjunto como un todo.
Los cielos de sus obras están representados con nubes grandes y redondeadas trazadas con pinceladas largas, con las que busca crear una sensación de desplazamiento y dinamismo. Lo mismo ocurre con los elementos terrenales, como la grama pintada con tonos verdes y amarillos, con los que introduce un sutil efecto de movimiento, como si el viento soplara a través de ella, agregándole dimensión y profundidad. Lo que le permite, en definitiva, plasmar exitosamente la esencia de sus imágenes con gran intensidad emocional.
Visitar la muestra de este artista fue una grata sorpresa para mí. Lejos de encontrarme con un imaginario cargado de símbolos que representaban el mal, me encontré con una propuesta que, aunque fundamentada en las raíces africanas, indígenas y europeas que forman parte de la identidad cultural de Panamá, explora al mismo tiempo la identidad del propio Mitrillo, quien nos muestra como las diversas influencias históricas y culturales han logrado entrelazarse, hasta permitirse formar un todo cohesivo y vibrante. Invitando al espectador, a reflexionar sobre temas universales, inherentes a la naturaleza humana.
En resumen, Mitrillo ha logrado construir su interpretación de la historia de su propio diablo, a través de una narrativa que, a diferencia de cualquier expectativa convencional, resulta ser sumamente agradable y ligera.
Cesar Sasson
Ciudad de Panamá. Junio de 2024