La joven de la perla, también conocida como Muchacha con turbante, es una de las obras maestras del pintor neerlandés Johannes Vermeer realizada entre 1665 y 1667.
A escasos ocho meses de haberme incorporado como colaborador de la sección de arte del portal Correo Cultural, este medio celebra diecinueve años de existencia. Me gustaría desear a todos los relacionados con él una larga y fructífera vida, además de agradecer a quienes han tenido la gentileza de leerme durante este periodo.
Las meninas (como se conoce a esta obra desde el siglo xix) o La familia de Felipe IV (según se describe en el inventario de 1734) se considera la obra maestra del pintor del Siglo de Oro español Diego Velázquez.
Escribo sobre arte porque es un tema con el que me identifico, aunque muchos lo miran sospechosamente desde la distancia, quizás considerándolo un oficio sacro y casi devocional. Otros lo ven como inspirador y merecedor de respeto y admiración. Sin embargo, por encima de todo ello, se impone la idea peregrina de una inmensa mayoría que lo considera inútil y alejado de su realidad cotidiana, lo cual considero absolutamente incierto.
Mona Lisa o La Gioconda, de Leonardo da Vinci.
Contra todas las creencias que puedan existir al respecto, les puedo asegurar que el arte, al igual que el resto de las cosas en la vida, no solo está muy cerca de cada uno de nosotros, sino que, además, al igual que todo ser vivo, de una u otra manera, también puede llegar a morir. Incluso, si no es por muerte natural, muchas veces termina asesinado.
Globo de perro – Jeff Koons
El arte, al igual que todo lo natural, necesita renovarse; de lo contrario, termina muriendo, como sucede con las cosas que nos rodean: nuestros carros, electrodomésticos, casas, ciudades e incluso nosotros mismos. Como seres y como sociedad, necesitamos renovarnos periódicamente, o de lo contrario, morir.
Muchos se preguntarán cómo se asesina el arte. De múltiples maneras. A pesar de no haber sucumbido hace mucho tiempo a manos de los críticos, algunas de las maneras más comunes de encontrar su muerte pueden ser accidentales, como por un fuego, una inundación, una guerra, o incluso a manos de algún diminuto insecto, capaz de devorar eso y mucho más. Finalmente, el arte puede morir en las fauces de la intrascendencia y el olvido. No hay que menospreciar el hecho de que, a veces, dejamos de ver algo como arte, y lo desechamos o lo almacenamos. Eso, en el fondo, puede ser hasta beneficioso, puesto que toda sociedad necesita hacer un ejercicio similar para su propio beneficio. Con el tiempo, aprendemos a valorar y separar lo auténticamente bueno de lo temporalmente aceptable, y esto no es otra cosa que un tema de educación.
Démonos, por lo tanto, la oportunidad, como individuos y como sociedad, de revisarnos y así aprender a valorar y reconocer lo auténticamente bueno de lo temporalmente aceptable. Esto lo lograremos solamente aprendiendo algo nuevo cada día, que es lo que Correo Cultural ha venido haciendo a lo largo de casi dos décadas. Permitamos entonces que este nuevo año de vida de Correo Cultural sea esa ventana abierta que nos transporte a vivir nuevas y renovadas experiencias que nos permitan un mejor vivir.
Cesar Sasson
Junio de 2024
Ciudad de Panamá, Panamá