CISCO MEREL
“LA PUERTA DEL SOL”
Bajo la curaduría de Juan Canela, el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá, MAC, está presentando, entre el 1ro., de febrero y el 11 de agosto, la primera individual, en su sede, del artista Cisco Merel, titulada
“La Puerta del Sol”.
Recuerdo haber conocido el trabajo de este artista en el año 2017 tras mi llegada a Panamá, de la mano del maestro Carlos Cruz Diez quien fue la primera persona en hablarme de él, debo confesar que a partir de ese momento me había acostumbrado a la idea de que su discurso artístico estaba emparentado con lo que el crítico de arte norteamericano Jules Langsner, definiera en 1959 como, “hard edge”, es decir “de borde duro”, al referirse esencialmente a representaciones pictóricas de naturaleza geométrica en las que las formas están claramente definidas por un “borde duro”.
Sin embargo, al ingresar a la sala del museo me sorprendió gratamente ver que el artista había ampliado su discurso visual, al incorporar a sus trabajos recientes, una apariencia más libre, pero al mismo tiempo cargada de una nueva y sorprendente energía y complejidad, en las que la tierra adquiere un rol protagónico, para acercarlas a su manera al denominado “land art”, con el propósito de propagar con ellas una conciencia ecológica, e insinuarle al espectador su necesaria e indisoluble unión, no solamente con la obra, sino además con nuestra propia existencia.
Lo que me permite afirmar que esta muestra me ha expuesto a un mundo sorprendente en el que formas y colores parecen complementarse, pero al mismo tiempo resistirse entre sí, por medio del contraste creado entre los tonos suaves provenientes de la tierra, y las líneas duras y formas penetrantes con las que el artista nos había acostumbrado, para finalmente configurar con todas ellas, no solamente el movimiento deseado, sino además un espacio ambiguo en el que estas parecieran querer extenderse infinitamente con libertad.
Si bien la muestra de Cisco Merel, no puede ser clasificada bajo ninguna otra óptica que no sea la de la abstracción, el artista ha logrado con ella abrir un nuevo camino en sus búsquedas dentro de ese campo, uno que pareciera responder a las tensiones y fuerzas existentes dentro y más allá de las formas mismas. Bajo esta nueva perspectiva, él pareciera querer decirnos que su abstracción está basada, no en un imaginario peregrino, sino en su propia experiencia de vida, sobre la cual siente que algo tiene que decirnos, al igual que sobre su propia identidad. Por lo tanto, con estos nuevos trabajos, Merel pareciera insistir en que el origen y la subjetividad son en definitiva los temas que lo acompañan, al mostrarlas de manera eufórica, pero a la vez evocadora, en las que los colores y las texturas terminan reflejando la complejidad de su propia identidad.
En definitiva, Cisco Merel se une con esta propuesta a la larga lista de artistas, novelistas, poetas, y músicos, quienes con su genio han aportado su excepcional capacidad de imaginar y crear, y al hacerlo, han permitido que otros también imaginen y construyan su propio futuro sustentable, circunstancia que el artista evidencia en la pieza más importante de la muestra, titulada “La Casa”, la cual a pesar de ser la más grande de la muestra y ocupar la totalidad de una de las salas, no deja de ser la más “intima” del conjunto; concebida para ser construida con barro, con la complicidad y participación del público a lo largo de la duración de la exposición, para de esta manera transformar los concurrentes en una especie de “asistentes de taller”, movidos entre “significantes y significados”, hasta convertirse en el conducto que va a completar la obra. Quizás para ilustrar con ello una idea de Marcel Duchamp, que data de 1957, según la cual, el espectador es en definitiva el encargado de completar la obra, que en este caso no es otra cosa que “La Casa”, el lugar donde atesoramos nuestros afectos y nuestros recuerdos.
Cesar Sasson
Ciudad de Panamá, febrero de 2024