«El lamento de las chicharras»
John Jairo Correa, egresado de la Universidad de Cambridge en el área del Derecho Internacional, siempre ha apostado por la perseverancia: “El éxito sobreviene más por la persistencia que por la inteligencia”…
Por LINDA D’AMBROSIO
linda.dambrosiom@gmail.com
Fuente EL UNIVERSAL
¿Quién es Santiaga?- inquiero
Aprovecho la presencia en España del abogado John Jairo Correa para conversar en torno a su novela El lamento de las chicharras, que, recientemente publicada en Colombia, va cosechando favorables comentarios de crítica y público.
Correa dedica lo que él define como su primer y penúltimo libro (evidenciando así su voluntad de no escribir más que dos) a familiares, amigos y a “Santiaga, que inspiró el relato”. ¿Podría haber sido esta figura la causa de que el conocido abogado decidiera incursionar en la literatura?
El escritor me confirma que el conocer tangencialmente un caso cercano a su ejercicio profesional lo convenció de que la realidad, efectivamente, supera a la ficción. Se trataba de una historia susceptible de ser narrada encubriendo la verdadera identidad de los protagonistas. Santiaga, pues, existe en la vida real, aunque no se llame así, como también existe con otro nombre Buenavista, el pueblo enclavado en los llanos orientales colombianos, próximos al Arauca, en los que se ambienta la novela.
“Todo ocurre en un territorio marginal, pero en proceso de integración a la modernidad urbana y normalizada”, explica en un texto crítico el historiador Ricardo Franco Mendoza, añadiendo que los personajes, “sin horizontes, inteligentes, con habilidades operativas pero sin referentes morales”, encuentran su oportunidad al urdir un ingenioso proceso de fraude.
Así pues, aunque inspirada, como suele decirse, en hechos reales, El lamento de las chicharras involucra elementos netamente fantasiosos y constituye, según me expresa su autor, una protesta contra la injusticia y la impunidad: “Los capítulos finales tienen una trama abierta, inconclusa, que favorece a los malos, que nunca llegan a ser castigados”, explica Correa.
Esta novela constituye la materialización de un anhelo largamente acariciado. Si bien Correa se ha desempeñado con éxito en el ámbito del Derecho, su inteligencia y su curiosidad siempre lo han llevado a incursionar en muy diversos campos, lo que ha hecho de él un sommelier profesional, un estudioso del mandarín, un buzo de rescate, un motañista destacado o un activo político. Había acometido la escritura a través de numerosos artículos académicos, publicados a lo largo de su trayectoria como profesor universitario, pero restaba por alcanzar la meta de escribir un libro. Diversas circunstancias convergieron, hace siete años, convenciéndole de que no podía aplazar más ese proyecto. Emprendió, pues, la escritura El lamento de las chicharras, que habría de prolongarse a lo largo de un lustro. Durante ese lapso el escritor se vería envuelto, además, en una concienzuda investigación acerca de la historia de la región en que se enmarca la trama y del papel de los llaneros en la gesta emancipadora.
Correa, egresado de la Universidad de Cambridge en el área del Derecho Internacional, siempre ha apostado por la perseverancia: “El éxito sobreviene más por la persistencia que por la inteligencia”, afirma, explicando que basta revisar la biografía de cualquier personaje célebre para constatar que todos encontraron baches a lo largo del camino. El éxito, después de todo, es relativo: para cada quien es el logro de sus propios objetivos.
En su caso, considera que el escribir requiere gran autodisciplina, más severa y estricta en la medida en que no existe una presión externa que le obligue a trabajar.
Resulta inspirador el quehacer de quien se define con modestia como un escritor tardío, como un hacedor de sueños que apuesta por la acción, por ejecutar todas aquellas cosas que hemos deseado alguna vez armándonos de disciplina y de coraje para enfrentar el qué dirán.