Lucie Faulerová
Por | Almudena Ojosnegros
El camino casi nunca es una línea recta, es más bien una espiral que cada vez llega a más profundidad, hasta alcanzar las entrañas, regresando al pasado y observando las verdades más profundas.
En Atrapadores de Polvo, esta espiral succiona la mirada nihilista y pasiva de Anna, la protagonista, donde Lucie, la autora, destila a la perfección el arte de usar de forma correcta la libertad.
La voz de Anna diluye en sus discursos de angustia, miedo; sus palabras trazan señales misteriosas de un pasado que araña y escuece como cuerpo a la deriva de un mar impasible.
Lucie Faulerová llega a España con su primera novela de la mano de Huso editorial. Esta autora checa nos lleva en cada página por el paisaje de lo absurdo, nos hace dudar de nosotros mismos y nos acerca al abismo de la mano de una prosa intensa en el tono, con crudeza en el ritmo, a través de la histeria contenida de sus frases desordenadas, pero con una proeza y belleza poética que despiertan una mezcla de afecto y compasión ante la incapacidad de su protagonista de enfrentarse a su propia vida. Es en esta incapacidad donde la protagonista se pone una máscara de sí misma. Domina el olvido como método para olvidar el pasado, convirtiéndose en un caos en el momento en el que este sistema le falla y confunde lo que es real de lo que es producto de su fantasía.
Admirable el dominio de Lucie para atrapar la psicología de los personajes y deformarlos, alternando en la narración dos tiempos, presente y pasado con agilidad y maestría. En esta novela esta cualidad constituirá una parte sustancial de la forma de narrar. Una línea bizarra de narración, que discurre a modo de monólogo desordenado, absurdo y lógico a la vez, en medio de esta maraña de dialéctica sarcástica, hiriente, caótica, utilizando diferentes recursos literarios, onomatopeyas, metáforas, reflexiones que juegan constantemente con el tiempo verbal, podemos preguntarnos ¿cuáles son los grandes temas que sostienen la obra?: el olvido, la memoria, la femineidad, la sexualidad, la autodestrucción…
Pero yo pondría en primeria línea tres temas que aparentemente pueden parecer que quedan “atrapados en el polvo”, aparentemente invisibles a lo largo de toda la narración: la felicidad, el autoengaño y por encima de todos, el miedo.
¿Qué es realmente ser felices? La protagonista está reflejando con sus monólogos a lo largo de toda la narración, que hay que hacer todo lo posible para alcanzar la felicidad.
Y el miedo, ese es para mí el gran tema dominador en toda la obra. Un miedo que puede llegar a obsesionar y entonces, nos paralizará y nos cegará ante la posibilidad de ver lo que es importante en la vida, ser felices,
En Atrapadores de Polvo, Lucie parece pretender que Anna rete al miedo, que juegue con él a través de todo ese olvido y desorden que domina su vida, a través de su abandono a la bebida, a la sombra del tiempo que marcan unos relojes que retan a la realidad absurda, a la propia identidad.
Un paisaje donde contemplamos un duro discurso y seguidamente nos regala unas pinceladas de poesía que despiertan un alivio y respiro a la acritud del relato.
“Es uno de esos amaneceres de carámbanos en deshielo y charcos aguados, uno de esos amaneceres en que piden la palabra los ecos de la noche anterior”
Atrapadores de Polvo nos invita a diluirnos dentro de su expectante puesta en escena, con un talento admirable, el éxito entre caídas y fracasos sin darse nunca por vencido. Una novela inteligente y necesaria, donde las emociones son una habilidad que nutre la propia felicidad.
ESPAÑA
2020