LINDA BRICEÑO: VOZ, TROMPETA Y SENTIMIENTO PARA EL JAZZ
En la casa de Linda los espacios los llenaban muebles, hermosos cuadros, algunos artefactos, muchos libros y los instrumentos musicales. Ella se movía entre los enseres cotidianos: sofás, mesas, sillas, la batería de su papá, un tambor cumaco, un bongó, la guitarra y una trompeta que cuidaban con celo. En su casa ubicada en el valle de Caracas, habitaba su amada familia, vivían en perfecta armonía con la música, con las obras de Bach, Beethoven, Brahms, Mozart y Tchaikovsky. Su padre Andrés Eloy Briceño es un músico respetado, tiene una sólida formación jazzística, es un experto en big bands, un prestigioso baterista que ha investigado sobre la música de tambor venezolana y ha tocado con algunos iconos vivientes del jazz. Él indujo a la niña a entrar al universo de las notas y los acordes, de las escalas y las tonalidades. La bautizó con el nombre de Linda Lee Briceño Rivas, nació el 15 de octubre de 1988 en el hospital Dr. José Ignacio Baldó, con un nombre ideal para estudiar música, a entregarse a ese arte en alma y vida. Su mamá es Flor María Rivas, a quien dedicó su primer Grammy.
Linda Lee entró al Sistema de Orquesta de Venezuela fundado por el maestro Abreu, en el núcleo de La Rinconada en 1996. Luego estuvo bajo la tutela de grandes maestros del jazz, principalmente su padre y su tío Cheo. Siempre escuchaba en su hogar la música de Herbie Hancock, Chet Baker, Miles Davis, Thelonius Monk, Chick Corea, pues la colocaba su padre. Así fue creciendo la bella caraqueña, fue nutriéndose de esas sonoridades, hasta llegar a ser una dama de la música, una intérprete del jazz, hacedora de importantes producciones musicales.
Sus maestros de trompeta en estudios avanzados, fueron José Cheo Rodríguez, quien es un cotizado trompetista del jazz latino y de la salsa. A él le debe el sonido tan hermoso y vital que sale de su trompeta. José Cheo Rodríguez hizo historia en la ciudad de Nueva York durante el boom de la salsa, tocó con los grandes maestros del género, como Machito, estuvo en El Trabuco Venezolano de Alberto Naranjo y con El Combo de Nelson Henríquez. Cheo Rodríguez es una celebridad. Otro gran maestro del instrumento fue el estadounidense Edward Wolf, músico académico de un alto nivel que la ayudó a entender las particularidades de la trompeta.
En 2013, con solo 24 años de edad, Linda se estableció en la ciudad de Nueva York para estudiar música en New School of Music, el conservatorio de música de mucho prestigio ubicado en la parte sur de Manhattan. La joven venezolana fue una becaria dedicada y esforzada. De allí egresó con honores en 2018, cantando en la ceremonia final, el acto de grado, ante graduandos y catedráticos. Desde la ciudad capital del mundo, comenzó a proyectarse en el ambiente musical comercial como toda una gran artista; Linda Briceño se convirtió en una marca y entró a los catálogos del jazz.
En la Gran Manzana, cuando apenas llegaba, tuvo el privilegio de actuar junto al célebre trompetista Wynton Marsalis en el Jazz Lincoln Center, el músico y cronista nacido en Louisiana en 1961, es un líder del movimiento mundial del jazz. Marsalis quedó prendado con su talento, y le dijo mirándola a los ojos: “Linda, you have a great sound” (Tú tienes un gran sonido). Luego la colocó en primera fila de su concierto y le pidió que actuara a su lado. Esa noche Briceño realizó una virtuosa descarga que arrancó intensos aplausos. Sin duda; ese fue su bautismo para el jazz y la gran música en la movida neoyorquina, y de la mano de un tótem viviente del género.
A raíz de esa colaboración con el profesor Marsalis el autor de “Códigos Negros en 1985”, surgieron para la cantante y trompeta Briceño muchas presentaciones al lado de grandes figuras, algunas de estas han sido:
Maite Hontelé la trompetista nacida en Utrecht, Holanda en 1980, con la que coincidió en la ceremonia de los premios Grammy 2014. Hontelé es una enamorada de la música afrocubana y la invitó a realizar su gira por Alemania y Holanda. Lograron un excelente vídeo con el tema “Bésame mucho” el clásico de Consuelo Velásquez que tuvo una gran aceptación. Hicieron temas a dos trompetas, fluyeron en los escenarios europeos.
Alejandro Sanz el cantautor madrileño ha realizado actuaciones en Nueva York con mucho agrado, allí nació su hijo. Él considera a Nueva York la ciudad de todos. Sanz invitó a participar en su concierto a Linda Briceño, lo hizo a través de sus Redes Sociales para sorpresa de ella. Realizaron un memorable dueto, la primera mujer ganadora del Grammy Latino como la mejor productora en 2018, participó en el tema “Quisiera ser” realizando un espectacular solo de trompeta, y después cantó ese clásico junto a su autor en el Madison Squard Garden, que estaba a reventar.
Arturo Sandoval, el trompeta nacido en Artemisa, Cuba en 1949, la invitó a actuar en la ciudad de Nueva York. Antes degustaron un cheesecake y café, mientras dialogaban plácidamente. Esa noche fue memorable en Tarrytown, villa ubicada al norte de la ciudad. Allí el maestro la llamó al escenario y ella cantó y ejecutó la trompeta con solvencia y determinación. Días después, él le anunció que la apoyaría desde su fundación con sus estudios de licenciatura en música en New School Music. Desde entonces Arturo es un padrino artístico para ella, un guía.
Paquito D´Rivera el célebre saxofonista cubano, la atendió en su casa en Nueva Jersey, compartieron gratamente junto a su esposa, la cantante Brenda Feliciano. Luego actuaron en uno de sus recitales. Paquito D´ Rivera es un fervoroso seguidor de la música folclórica venezolana, le gusta interpretarla, la ha grabado ejecutando su clarinete.
Ilan Chester el cantautor caraqueño la invitó a actuar en Las Noches de Guataca en SOB’s restaurante en el vecindario de Hudson Square. Cantaron el bolero beat “El destino”, con un imponente solo de trompeta, cargado de feeling. Esa noche estuvo en la batería el zuliano Fernando Valladares:
“Es el destino que nos lleva
agarrados de la mano,
es el destino que aparece
cuando menos lo esperamos.
Es el destino quien decide
y que más podemos hacer”.
Jorge Glem el concertista del cuatro venezolano nacido en el estado Sucre, Venezuela, icónico integrante de C4 Trío, la acompañó en un vals titulado “Nostalgia andina”, donde ella canta a las calles de su niñez, con la técnica vocal de blues. Ese vídeo se hizo viral en las Redes Sociales:
“Con tus calles que van subiendo al cielo
para poder tocar las nubes con las manos,
yo quisiera volcar en ti mi amor y mi destino
para poder adivinar mi sombra en tus caminos”.
(Autor, César Prato).
La dama Briceño Rivas canta muy bien en inglés, lo cual no es fácil, va mucho más allá de hablar un inglés fluido. Esa virtud le permite hacer temas de cantantes que admira como Ella Fitzgerald, Sarah Vaughan, Dianne Reeves, de Michael Jackson y su ídolo Chet Baker quien fue colega doble: como trompetista y vocal jazz. Eso le da profundidad a su carrera, pues comenzó como trompetista de orquesta, luego se hizo solista de la trompeta, ahora es una excelente cantante que además toca muy bien la trompeta. Así va su evolución en el universo de la música, en esa difícil industria que impulsa y devora por igual a los artistas.
Sobre su relación con la trompeta, Linda nos relata: “Somos como dos mujeres, dos amigas que siempre están juntas. Nos necesitamos una a la otra. Pero a veces, cada una reclama su espacio y podemos pasar días sin tocarnos. Entonces el público me pregunta ¿Cuándo vas a tocar la trompeta? y volvemos a estar juntas en el escenario. Así ha sido desde que tenía 8 años de edad y así será por siempre, hasta el final de mi vida”.
Tuvo un gran aprendizaje cuando participó intensamente en la movida de Caracas, allá hizo mucho jazz en la capital venezolana, escuchó muy buenos intérpretes, fue a ensayos de María Rivas porque su papá Andrés era su baterista. Linda estuvo muy activa en eventos como:
Festival de jazz del Hatillo.
Festival de jazz del Ateneo.
Conciertos con el maestro austríaco Gerry Weil.
Actuaciones con Biela Da Acosta, una gran vocal-jazz respetada.
Fue concertino de la Big Band Venezuela.
Participó en Caracas Sessions, donde compartió con los mejores músicos venezolanos de la talla del flautista Eric Chacón, el sonero Marcial Isturiz, el conguero Roberto «Lobo» Moreno, el pianista Gonzalo Grau, el bajista David «Zancudo» Peña, el violinista Alexis Cárdenas, con el trompetista Gerald «Chipi» Chacón.
Linda reside en los Estados Unidos y desde allí viaja por el mundo entero, ha adoptado para el jazz el seudónimo de Ella Bric, lo utiliza en sus Redes Sociales @ellabric y @ellabricmusic aunque la gente insiste en llamarla Linda Briceño. Esas giras le han dado una visión completa de la música: ahora la mira desde la atalaya de la música clásica, desde el torreón del jazz, desde el alminar del folclor, y desde la terraza privilegiada del pop romántico. Puede hacer música de cámara, popular venezolana, caribeña o de trova. Y puede ejecutar jazz clásico o improvisar en jazz contemporáneo, hacerlo aleatorio.
Ella es creyente, es profundamente cristiana, con su arte honra principalmente a Dios. Es una mujer de carácter firme y posee un gran carisma, en ella se conjugan el talento y el temperamento para seguir triunfando, cuando apenas comienza a vivir en los 30 años. Es una mujer determinada y valerosa.
Por mucho tiempo oiremos su nombre como una referencia de la buena música: Linda Briceño la cantante, la trompetista, la productora, la venezolana, la mujer que representa la resistencia femenina en un mundo aún dominado por los hombres. Ella es la nueva capitana a la vanguardia de las cantantes emergentes, de las damas activas en el arte de los sonidos.
León Magno Montiel
leonmagnom@gmail.com
@leonmagnom
Venezuela
2019