Sin pretensiones
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Latina. Hispana. Minoría. Es lo que dicen que soy y esas son las categorías en las que me debo clasificar cuando lleno formularios. Colombiana de origen. Sin plan , pero con maña terminé en Estados Unidos, en la frontera con México, los dos países que nos han abierto las puertas y que ha visto a mis hijas crecer. Orgullosa de mis raíces, no me siento ciudadana de segunda, pero debo confesar que en muchos ocasiones sufro por los choques culturales. Por eso quizá escribo.
Escribo para luchar contra prejuicios, o mis propios fantasmas. Escribo para mi, para entenderme, para entender, o ¿con la intención de que otros entiendan? Escribo sobre los retos de ser mamá en un mundo bilingüe y bi-cultural, escribo sobre lo que me preocupa, lo que me emociona y me angustia.
Soy mamá de dos intensas adolescentes, una de ellas ya pisando los pasos de la edad adulta y la otra en sus años de drama de la preparatoria, mientras yo voy llegando a la puerta de los cincuenta, casi sin darme cuenta. Solo el espejo, al que no le hago mucho caso, me lo recuerda de vez en cuando. Tengo un marido, compañero de vida, trabajador incansable, que ha luchado con tesón siempre por darnos lo mejor y que considero mi socio y complemento.
Soy periodista por vocación, profesión, herencia y designio, pero por los trucos del destino me he tenido que reinventar y ahora dirijo mi propia empresa, que me da libertad y muchas satisfacciones, no tanto en el bolsillo, sino de esas que se sienten al hacer algo que beneficia a los demás.
Provengo de una familia de mujeres “superiores”, de esas que se adelantaron a su tiempo, que nunca han estado, ni estuvieron supeditadas al marido. Casi todas periodistas y echadas p’alante. Creativas y de carácter fuerte. Desde niña me enseñaron que uno puede lograr lo que se proponga, que el objetivo en la vida no es casarse bien, sino trabajar por lo que se quiere. En nuestra familia no somos de los que saben vender, sino mas bien de los que compran, somos alérgicos al ajo y a los “lagartos”, como dicen en mi tierra, es decir a los que adulan para conseguir favores.
En fin, no pretendo de ninguna manera pontificar, ni dar consejos, por eso es SIN PRETENSIONES, porque es mas bien para compartir y abrir un espacio al dialogo para aquellos que me quieran seguir y leer. Gracias.
https://sinpretensiones.blog/
Marcela Riaño