Farsa y Fulgor
Algunas mujeres y algunos hombres llevan consigo la pesada carga del desencuentro: un espíritu crítico que los lleva a dudar del poder y sus actores. Todo individuo con pretensiones de líder que ose levantar su voz, gozar de la admiración colectiva y alimentar el miedo, debe saber que los artistas del desencuentro van a meter los dedos por los agujeros de su máscara para revelarnos las mil caras del vacío.
Yaneth Rivas, desde hace aproximadamente una década, ha realizado una operación de desenmascaramiento con todos los héroes de la masculinidad-misogena venezolana. Su opera prima Cartel de Caracas, curada por Humberto Valdivieso, fue una intervención urbana realizada en Chacaíto dónde la primera fuerza ordenadora del civismo: la policía, combate contra sí misma. La única lacra que jamás podremos eliminar es la lacra interna, diría Burroughs.
Su segunda exposición en el Museo de Arte Contemporáneo, tenía como eje central la trilogía que sustenta el poder: Gloria, Competencia y Desconfianza. En esta oportunidad el Inca Valero se transforma en la metáfora ideal para expresar la idiosincrasia del venezolano del siglo XXI: violento, invicto, criminal, chavista y suicida.
Estas exposiciones reafirman su postura crítica ante el poder. Decide cursar un máster en Barcelona, tiempo que aprovecha para continuar con su arte de calle: interviene 8 ciudades europeas con la serie La Pelea Es Bailando, dónde se mezcla fatalidad y festividad a través de las máscaras de los diablos de Yare. Expone La Política del Deseo y La Estrategia del Vicio en España y regresa a Venezuela, para alimentar su trabajo.
Farsa Y Fulgor agrupa su producción reciente, dónde explora la otra cara de la autoridad: La Fragilidad. Relaciones sentimentales, adicciones, insuficiencias y suplicas manifiestan la operación de los mecanismos del poder sobre si misma.
Galería espacioMAD y Acme Comunicaciones
