Hawaii, un destino de ensueño
Si existe algún viajero que dude de la existencia de un paraíso terrenal, solo deberá conocer una isla.
De seguro, no harán falta explicaciones ni argumentos, la belleza , el exotismo y el clima cálido que encierra este fragmento de tierra que se halla en el Océano Pacífico, serán prueba suficiente de que el paraíso tiene nombre, y se llama Hawaii.
Denominada por los lugareños como la “Big Island”, Hawaii es, quizás, la más popularmente conocida, aunque el Estado en su totalidad, esté conformado por un archipiélago de más de cien islas. Si bien cada una de ellas posee una belleza pocas veces vista, la más grande y cuyo nombre da también denominación al conjunto, se destaca no solo por su tamaño, sino también por contener, entre otros muchos atractivos, al volcán más grande del mundo, Mauna Loa.
Por su especial geografía, Hawaii se convierte en un lugar tan versátil que cualquier turista encontrará allí lo que esté buscando. Playas diversas, aguas tranquilas o de oleaje, montañas y selva, todo esto y más conviven en la superficie isleña, una circunstancia poco frecuente que hace que todos los viajeros puedan disfrutar de lo que más le gusta: realizar surf, tomar sol, caminar o escalar, bucear, o avistar fauna y vegetación regional. Un sinnúmero de itinerarios se tejen en la Gran Isla, tanto para el que gusta de la vida natural, como para quien quiera descubrir una cultura rica en tradiciones y costumbres. En este sentido, asistir a un espectáculo distintivo, incluirá, la presencia –y por qué no, la participación –, a los bailes y rituales hawaianos. Así, viajar a Hawaii es casi una invitación obligada a disfrutar del hula, danza de orígenes indígenas que continúa identificando al pueblo isleño. Con distintos estilos –resultado de un proceso histórico –, el hula, esta mezcla de danza, canto, música y leyendas, puede disfrutarse en cualquier rincón de estas tierras cálidas, siendo todo momento, una oportunidad para encontrarse danzando al compás de los suaves sonidos.
Pero si de travesías se trata, Hawaii parece no tener fin. Si bien es cierto que la gran mayoría de los turistas, esperan deleitarse en sus mágicas playas y gozar de sus cristalinas aguas, lo real es que la Gran Isla, además de concretar este sueño edénico, también ofrece otras facetas no tan populares. En este sentido, su origen volcánico, la transforman en un centro de interés para todo tipo de público, sobre todo para los amantes de la naturaleza. En un recorrido por la isla, se puede observar a cinco de los volcanes más importantes del mundo, entre los que se destacan el Mauna Loa, que se lleva el record de ser el más grande, y el Kilauea, el más activo. Pero no menos impresionantes son el Kohala, Hualalai y el Mauna Kea, cada uno con características que los hacen únicos. Además de poder observarlos de cerca, quienes así lo quieran, pueden acceder a sus cumbres, a través de caminatas.
Por otro lado, mientras algunos practican el senderismo, otros se dedican a visitar alguna de sus espléndidas playas. Y, aunque pueda parecer increíble, Hawaii también se destaca por sus múltiples opciones. Entre arenas blancas, verdes y negras, el turista tiene la difícil tarea de elegir, situación que, casi con exclusividad, se da en esta geografía. Los volcanes también han dejado su impronta en la arena, transformando su tradicional color dorado en negro. Esto puede verse en la playa Punaluu que se sitúa dentro del Parque Volcánico, y, como si fuera poco, la presencia de tortugas marinas es habitual en estas costas. Las arenas blancas se disfrutan en Hapuna, y Onekahakaha ofrece “piscinas” naturales perfectas para baños tranquilos. La variedad de playas no se agota aquí, y es precisamente esta multiplicidad de aguas y costas lo que convierte a la Gran Isla en el sitio elegido por surfistas, buzos y amantes de las prácticas submarinas. Las cascadas son otro de los atractivos de la naturaleza hawaiana, ellas enmarcan y musicalizan su entorno selvático, exótico y exuberante, el mismo que estiliza espontáneamente cualquiera de los escenarios que se visite.
Un día en Hawaii, en unas tierras tan deliciosas, merece un cierre que complemente estos sabores. Por eso, probar algo de la gastronomía local forma parte del itinerario hawaiano. Por tratarse de una colonia norteamericana con influencias orientales, la cocina isleña es rica en platos variados. El cerdo y el pescado son los escogidos en cuanto a preparaciones con carne, y, por supuesto, las frutas, sobre todo la piña, completan el menú. Algunas especias y aromas exóticos transforman los platos más simples en auténticas delicias.
Luego de visitar playas y volcanes, de haber disfrutado de un rico plato tradicional, y ataviado con un lei de flores (tradicional collar fabricado con distintas variedades de flores), es momento de salir de compras. Si bien los grandes centros comerciales se hallan en Honolulu, la Gran Isla ofrece arte y diseño para incluir en las valijas de regreso. Así, una variedad de artesanía local construida en madera, telas y metal, brinda la oportunidad de adquirir objetos decorativos, joyas y accesorios típicos como los lei, si se visita, por ejemplo, la ciudad de Hilo, una de las de mayor relevancia dentro de la isla.
Placeres que parecen no acabarse nunca, eso es Hawaii. Una fuente infinita de escenarios que hacen pensar que se trata de un lugar idílico, de ensueño, casi irreal. Sin embargo, allí está, formando parte del Océano Pacífico, un paraíso en la tierra, a la espera de ser visitado.