El «Instante decisivo»
Tomar una foto cada día es más simple, un botón y listo, soy de los que dicen a sus alumnos que si lo que quieren es simplemente usar bien su equipo, basta con que tengan la fuente de luz más fuerte a su espalda, no se le monten encima a su sujeto para que el flash no lo blanquee demasiado y de ser posible utilicen el ISO automático, siempre en el programa automático, así pues saldrán del atolladero de a foto simple y podrán decir que usan su cámara, su celular, la Tablet o cualquier otro adminiculo que permita hacer fotos, independientemente de la calidad de la misma.
Ahora, si lo que queremos es hacer una FOTO, toca comenzar a familiarizarse con todos los detalles de la construcción de la imagen y desembarazarse de ciertos preconceptos que traemos por aquello de la “inmediatez”, la verdad es que uno no tiene real concepto del tiempo hasta que se pone serio en esto de hacer fotografías pues es ahí, cuando estamos manipulando ese juego entre obturador-diafragma en que descubrimos que un segundo es un tiempo muy largo, cosa que la mayoría de nosotros asumimos como algo común, cuando tomas la cámara descubres que no es así, la paciencia es una de las virtudes de cualquier fotógrafo serio, esperar el “instante decisivo” ese que define la imagen como única y claro, estar preparado para reconocerlo es realmente la máxima aspiración de todo fotógrafo independientemente de la rama de la fotografía que decida explotar.
Los detalles técnicos están regados por todo este blog , así que retomarlos me da cierto aburrimiento, he decidido dedicarle el año entero a mostrar cosas de los maestros y opiniones de otros fotógrafos que tienen todo mi respeto, así colaboro un poco más con la educación visual de todos aquellos que bien inician o quienes están interesados en saber más del asunto de la imagen.
Hoy traeré a uno de mis fotógrafos preferidos del siglo que pasó, Henry Cartierr Bresson, el acuñó el concepto del que les hablé líneas arriba, el cual por cierto va más allá de capturar el instante preciso, más bien habla de tener en cuenta todos los elementos de la situación para organizar el discurso en una conjunción que permite considerar un trabajo eminentemente periodístico con una obra de arte cuyo contenido dice muchísimo más que lo que cualquier periodista pueda redactar en las simples cuartillas de un diario o revista, he allí el meollo de hacerse fotógrafo, el poder comunicar decenas de historias en una misma imagen sin tener que recurrir a las palabras, solo a los haluros de plata (hoy pixeles).