Para conmemorar la llegada de Martí a Caracas se realizó conversatorio “Cecilio Acosta y José Martí: De América soy hijo; a ella me debo
Aspectos poco conocidos de la estancia de Martí en Caracas, y su amistad con el intelectual venezolano Cecilio Acosta, fueron compartidos con el público presente en la Biblioteca Nacional
Texto: Fabiola Cesin/ Fotografía: Adianez Gutiérrez/ Prensa BNV
Del 19 al 31 de enero, se han llevado a cabo las jornadas martianas, promovidas por el Ministerio del Poder Popular para la Cultura, a través del Instituto Autónomo Biblioteca Nacional y Servicios de Bibliotecas (BNV) y su ente adscrito, Casa de Nuestra América José Martí; con diversos actos culturales que celebran los 134 años de la llegada de José Martí a Venezuela, y el 162 aniversario de su natalicio en La Habana, Cuba.
José Martí arribó a las costas venezolanas el 19 de enero de 1881, y llegó a Caracas dos días después. Las incidencias de este viaje las inmortalizó en su relato Tres Héroes, publicado en el primer número de su revista La Edad de Oro. En Caracas pronunció discursos, impartió clases de francés y oratoria, escribió el poemario Ismaelillo, colaboró con el diario La Opinión Nacional y fundó la Revista Venezolana, en la cual publicó su conmovedor ensayo «Ha muerto un justo», a raíz de la muerte del destacado intelectual venezolano Cecilio Acosta, con quien compartió veladas culturales e intercambió ideas sobre la independencia de los pueblos americanos.
Texto: Fabiola Cesin/ Fotografía: Adianez Gutiérrez/ Prensa BNV
Precisamente sobre estos aspectos versó el
”, impartido el pasado jueves por el filólogo, escritor y periodista cubano-venezolano, Ángel Cristóbal García, llevado a cabo en la Sala de Libros Raros y Manuscritos, de la Biblioteca Nacional enclavada en el Complejo Cultural Foro Libertador. Junto al conversatorio se inauguró una muestra con libros de Martí, periódicos de la época y manuscritos de Cecilio Acosta.
Según expresó el ponente, un joven Martí de apenas 28 años de edad, llegó a Caracas precedido por una fama de escritor y corresponsal de importantes diarios como El Universal de México, La Opinión Nacional de Venezuela, y The New York Times de Estados Unidos; y conoció en Caracas a Cecilio Acosta, quien ya estaba en el otoño de su vida, en la más absoluta pobreza, pero aún lleno de ideas, quien impresionó al cubano por la intensidad y claridad de su pensamiento.
Poco tiempo después de la muerte de Acosta, Martí escribió el ensayo “Ha muerto un justo”, el cual publicó en el segundo número de la Revista Venezolana, que fundó aquí con la ayuda del director de La Opinión Nacional. En dicho ensayo el patriota cubano describió a Don Cecilio Acosta como un hombre que realizó aportes no solo a la jurisprudencia de venezolana, sino que desarrolló ideas conceptos sobre el papel transformador que deben tener los pueblos en los gobiernos y sus gobernantes. También lo llamó “el más brillante opositor de Guzmán Blanco”.
El referido ensayo publicado el 15 de julio de 1881, provocó la ira del “Ilustre Americano” –como se hacía llamar entonces el presidente Antonio Guzmán Blanco-, y ante la negativa del revolucionario cubano a la solicitud de Guzmán Blanco de que le dedicase una semblanza en el siguiente número de la Revista, Martí tuvo que abandonar con prontitud tierra venezolana hacia Nueva York, pocos días después del incidente, y desde la Guaira escribió una nota de despedida al director de La Opinión Nacional en la cual expresó su célebre frase: “De América soy hijo, a ella me debo. Deme Venezuela en qué servirla, en mí tiene a un hijo.”
El conversatorio del filólogo Ángel Cristóbal García, según sus propias palabras, evitó el lenguaje académico. El intelectual nos habló de Martí y de Acosta desde su corazón: “No esperen titulares para ediciones de periódicos mañana, pero les puedo asegurar que los cubanos y cubanas conocemos desde la infancia a Bolívar, gracias al relato de Martí, publicado en su obra La Edad de Oro”, por ello insistió en la necesidad de seguir promoviendo esta publicación “que es considerada por muchos críticos como el mejor texto dedicado a los niños y niñas de este continente”.
Cristóbal García describió curiosidades sobre las características físicas de José Martí, su vida íntima, sus relaciones con los hombres y mujeres de su época: “Sé que detrás de ese periodista, ese pensador, ese escritor, ese político republicano y democrático, ese filósofo y poeta, había un hombre sensible y apasionado, alguien que podía ser arte entre las artes y monte entre los humildes, como su famoso verso que nos da luces sobre sus propósitos de vida: Arte soy entre las arte, y en el monte, monte soy”.
Finalmente, invitó a acercarse a la Biblioteca Nacional y conocer las obras de estos dos grandes hombres, y escudriñar en sus cartas, documentos y papeles que aquí se atesoran. Exhortó a los jóvenes a “dejar a un lado el facilismo del corte y pega de Internet, porque hay muchas cosas interesantes por descubrir, mucho más educativas para las generaciones de hoy y de mañana: conocer de dónde venimos y por qué estamos aquí”. Y acotó: “Como latinoamericanos, debemos amar, aceptar lo nuestro y sentirnos orgullos de lo propio”.
Por su parte, Gabriel Saldivia, director de la Sala de Libros Raros y Manuscritos, presentador del conversatorio, concluyó destacando que entre otros maravillosos archivos de esta Sala, se encuentran el de Cecilio Acosta, y el de Antonio Guzmán Blanco, constituido por decenas de miles de documentos que ilustran a quienes consultan sobre la historia de Venezuela.