Jubileo IV Chadwick Lynn
Entre el canto de aves, árboles y plantas de bellas especies, se encuentran unas esculturas que no solamente impactan por su tamaño y estilo sino porque parecieran brotar naturalmente de la tierra. Y es que con el deseo de acercar el arte escultórico a un contexto poco tópico, el Museo de Arte Contemporáneo nos ofrece un Jardín de Esculturas en donde a cielo abierto tenemos la posibilidad de acercarnos al arte y disfrutar de la naturaleza.
Ciclista Reposando – Jorge Segui
El proyecto de la creación del jardín se realizó en el año 1990, por el arquitecto Nikolaj Sidorkovs y con el apoyo del arquitecto Nelson Quintero. En el año 2002 se ejecutó una renovación de la mano nuevamente de Sidorkovs. Cuenta con un espacio de 1500m2 y un total de once obras pertenecientes a la colección FMN-MAC, en donde individual o colectivamente se vive una experiencia en la que se seducen los sentidos a través del arte tridimensional.
Mujer con cabeza de Muerto Baltasar
Al jardín se tiene acceso desde el Nivel Bolívar de la Zona Cultural de Parque Central, o desde el interior del Museo, por la sala 9. En este oasis residen obras monumentales de Baltasar Lobo, Chadwick Lynn, Jorge Seguí, Kenneth Armitage, Nohemí Márquez, Colette Delozane, Juan Bordes y Hernán Rodríguez.
Diferencia entre el arte escultórico interior y exterior
El mundo evoluciona rápidamente y sin darte cuenta te encuentras en enormes espacios donde el hombre es uno más de los miles o millones, rodeado de edificaciones y concreto por todas partes. Las esculturas en el exterior se apropian de los edificios y de la naturaleza para transformar, despertar ideas, sentimientos y emociones a quienes tienen el don de saber apreciarlas.
Para diseñar una escultura para el exterior el artista no solo debe conocer sobre la técnica escultórica y el buen uso de diferentes materiales, sino también tener la capacidad de visión espacial y una sensibilidad concreta para poder ordenar su obra en un ambiente lleno de objetos ajenos y que aún así tenga la aceptación del espectador. No se trata de competir con la naturaleza sino de hacer una fusión para brindarle a la comunidad una propuesta innovadora pero siempre con la misión de disfrutar visual y espiritualmente del arte.
Además otro factor que influye en los escultores al momento de diseñar su pieza para el exterior es la luz. Debido a que la luz determina la percepción de la forma y el volumen de los objetos. Un juego de luces puede incidir en el sentido de la obra.(FMN/MAC/Kelly Mejía)
(Prensa-FMN, enero 2015)
—
Kelly Mejía.