Se trata de un conjunto de fotografías inéditas del fotógrafo y poeta que se exhibirá en la sala TAC del Trasnocho Cultural.
La exposición, titulada «El pan nuestro», cuenta con la curaduría de su hijo Ricardo Armas, abrirá a las 11:00 a.m.
«Crear es un acto de resistencia, y en estos momentos una forma de luz y rescate de los valores del venezolano», señala la poeta Edda Armas, también hija del fallecido artista, y agrega que para su padre «el país y la memoria fueron siempre brújula y norte de toda su obra».
En palabras de Armas Alfonzo, «la patria es la memoria vagarosa de Vuelvan Caracas, Mucuritas, Carabobo, La Puerta, Urica o San Mateo, pero es también todo aquello que como un agua de río nunca esa de manar en el costado de este habitante que una vez flechaba cocuyos y otra vez plumas de garza para recrear el arcoiris».
Caracas -Venezuela.
Acerca de Alfredo Armas Alfonzo
Alfredo Armas Alfonzo (n. el 6 de agosto de 1921 en Clarines, Anzoátegui, Venezuela, – fallecido el 9 de noviembre de 1990 en Caracas, Venezuela) fue un escritor, critico, editor e historiador venezolano. Es tomado como un precursor del «realismo mágico».
Alfonzo pasó su infancia en Puerto Píritu, y más tarde concurrió a sus primeras clases de periodismo en la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Trabajó para el Servicio de Correos en Barcelona y para compañías petroleras del este venezolano. También fue corresponsal de la zona este del diario caraqueño El Nacional. Publicó una columna en este diario hasta su muerte en 1990. Fue fundador de la revista literaria Jagüey, y organizó y presidió la primera conferencia de la Asociación Venezolana de Periodistas.
Alfonzo continuó escribiendo para varios periódicos y fundó y dirigió revistas como El Farol y Nosotros, además de trabajar para el gobierno y para la «Creole Petroleum Corporation» (compañía petrolera).
En 1949 publicó Los Cielos de la Muerte. En 1962 renunció a la Creole Petroleum Corporation y comenzó a trabajar en la Universidad de Oriente, donde creó la Dirección de Cultura. En 1969 recibió el Premio Nacional de Literatura.
Entre 1970 y 1971 se desempeñó como vicepresidente del 66. En 1975 se unió como miembro de la Comisión Organizadora del Concejo Nacional de Cultura (CONAC).
En 1986 la Universidad de Oriente le confirió un Doctorado honoris causa en Humanidades, reconociéndolo por su labor literaria ejemplar, y su valorización de la cultura popular y el folklore.
Tras su muerte, sus hijos crearon la Fundación Armas Alfonzo, y se encargan de publicar y difundir su obra.