A pesar de que en el programa de mano leemos “Escena Contemporánea” y de que ,mientras esperamos que inicie la obra escuchamos de rato en rato, en el amplificador frente a nosotros, una voz que se ríe y dice en medio de su socarrona carcajada: “respetable público…” y se ahoga de… risa; deberíamos no caer en la tentación de hacer la consabida conexión: bailarina-danza; a pesar de que no es la primera ni única creación de este tipo; incoscientemente, esperamos ver “bailar” de manera convencional(entendiendo como danza contemporánea, sin que ya esto signifique nada seguro).
En todo caso, la pareja empieza con música; ella toca el clarinete y él el piano, lo interesante es que tampoco quieren darnos un concierto; porque no se necesita ser una gran conocedor apara entender el juego que instalan estos intérpretes; no es que están haciendo “cualquier cosa”, también están divirtiéndose con el lenguaje de la música y desafiando al espectador.
Este es el inicio de una concatenación de escenas, que a ratos las pensamos casi arbitrarias, pero que, conforme avanza el trabajo van tomando consistencia y construyendo esta “Feria Imposible”. Talía, en esta irónica puesta en escena, muestra que, si bien su “danza” ha cambiado, por decirlo de alguna forma, si la relaciono con algo que vi hace al menos ocho años, sigue dando cuenta de un rigor que se explicita en un cuerpo entrenado, que habla con exquisitez. A Federico Valdéz no lo había visto antes. Es un profesional, un intérprete que marca una especie de contrapunto con ese “otro” cuerpo y al tiempo nos muestra un discurso, también, muy poético en el que se evidencia las amplias posibilidades de estar en escena; confirma la múltiple acepción que hoy en día tiene la palabra danzar, interpretar.
Dos cuerpos que se oponen y se encuentran: teatro, ironía, palabra, música, video… Una Feria…Es un trabajo que demanda mucho, mucho más de lo que estoy diciendo… Será como siempre en la siguiente edición de El Apuntador.
Qué pena que la pusieron solamente por una noche, ojalá se repita y podamos volver a verla; si así ocurriera, ¡no dejen de ir!