Muchas veces podemos pensar que lo último, lo más moderno, es siempre lo mejor, dejándonos llevar por la fascinación de lo más actual. Sin embargo, no podemos pasar por alto que lo moderno debe enfrentarse siempre a todo lo anterior, una batalla que no siempre termina con la derrota de lo más clásico o antiguo. Una prueba de esta tendencia es el actual auge por la moda vintage, ya que existen una serie de creaciones y tendencias que han demostrado un acierto tal que se han convertido en diseños atemporales por encima de cualquier moda pasajera.
Si prestamos atención a las novedades de cualquier temporada, vemos como casi todos los creativos reman en la misma dirección, configurándose un único estilo singular al que todos debemos rendir pleitesía. Solo hace falta pasear ante el escaparate de alguna cadena de ropa o pasar las páginas de cualquier revista de interiorismo. La moda y la decoración parecen querer crear una única pauta y desecharla al final de la temporada. Por suerte, existe otra tendencia que ve en la moda y la decoración no como una oportunidad para pertenecer a un grupo, sino como una vía para que a través de la creatividad poder crear y explotar nuestra propia identidad a través de nuestros propios gustos e intereses.
La moda vintage es precisamente eso, saber tomar de cada época lo que nos gusta para aprovecharlo dentro de un estilo personal y único. Además, no podemos pasar por alto que lo vintage no se limita a recoger ideas pasadas, sino a rescatar aciertos que aún tienen vigencia y que no han perdido ni un ápice de actualidad. Aunque podemos optar por lanzarnos y comprar un sofá de estilo clásico en Internet rápidamente, existen una serie de recomendaciones que nos ayudarán a comprender y entrar en el mundo del vintage de la mejor de las maneras.
No debemos confundir vintage con viejo. Aunque es innegable que todo lo pasado tiene valor, no es el mismo en todos los casos. Acercarnos a la moda vintage exige cierto conocimiento y talento para poder separar lo verdaderamente bueno de lo simplemente viejo. En este sentido, no es de extrañar que entre los objetos vintage abunden las creaciones de marca, ya que las marcas más exclusivas se preocuparon más en su momento por conseguir un diseño más cuidado y unos acabados de mayor calidad. Esto no quiere decir que no podamos encontrar un mueble o una chaqueta vintage que no sean de marca, pero lo cierto es que si pretendemos que ese producto se conserve lo suficientemente bien como para poder seguir en uso con más de cuarenta o cincuenta años de edad, más nos vale que en su momento se manufacturara para durar.
La base del vintage la encontramos en la mezcla. Cuando definimos la moda vintage como una defensa ante la moda homogénea actual no nos referimos a refugiarnos en un modelo anterior, sino a saber coger lo mejor de todas las opciones que se nos ofrecen. No debemos tratar de convertir nuestro salón en una copia exacta de la casa de nuestros abuelos en los años setenta, ni debemos intentar vestirnos como un banquero de los años treinta. Lo ideal es siempre optar por la mezcla, combinando quizás un vestido veraniego de los años sesenta con unas gafas de sol y unos tacones actuales, o colocando en nuestro estudio un escritorio de los años cuarenta junto a una mesa de vidrio más moderna.
Encontrar vintage exige tener alma de arqueólogo. Aunque el camino más corto para conseguir muebles y ropa vintage pueden ser las subastas o las tiendas más exclusivas, lo cierto es que conseguir este tipo de objetos no tiene porque ser sinónimo de gastarnos una enorme cantidad de dinero. Por ejemplo, los avisos gratuitos de la red y las tiendas de segunda mano son una buena opción donde buscar habitualmente, así como la casa de nuestros padres, abuelos u otros familiares, que pueden esconder varios tesoros ocultos. Una buena opción, es visitar tiendas de segunda mano en todos nuestros viajes, para conseguir prendas y objetos vintage con un sabor más exótico, que le dé aún más personalidad a nuestro vestuario o nuestra casa.
Por: roloeganga