Responsable, en un alto porcentaje, del éxito o fracaso de una telenovela, el guionista es el menos conocido de todos los que intervienen en una producción dramática.
Para conocer un poco de este incomprendido oficio, el Ateneo de Caracas invita a todos los interesados a participar en un taller con Camilo Hernández, cuya pluma ha dado vida a famosos dramáticos como Mambo y Canela, Cosita rica, Ciudad Bendita, La vida entera, La mujer perfecta y Un esposo para Estela , entre muchos otros.
“Hay que asumir de entrada que este es un trabajo muy solitario y que la mayoría de las veces no habrá respeto por lo que haces”, afirma Hernández, quien lleva más de 25 años en estas lides.
“El guionista está en el grado cero de la escala, es el tonto que inventa lo que todos dicen. El actor muchas veces dice tus diálogos como le provoca, sin la intención correcta y a veces le da por decir lo que le da la gana; el director corta las escenas o las cambia a conveniencia de la pauta y las facilidades de producción; el editor, ni hablar. Por eso cuando uno ve la novela al aire no se parece en nada a lo que uno escribió”.
Y sin embargo, la importancia del guionista es innegable. “Los escritores no trabajan solos. Ellos son el alma de la historia, los dueños de la idea y quienes deciden lo que ocurre en la trama, pero la escritura de una telenovela es un trabajo colectivo donde participan varias personas”, indica Hernández.
Pero si te interesa aprender este oficio de la mano de uno de sus más destacados representantes en la actualidad, ven a compartir sus ideas y su experiencia en este taller que comienza el próximo 3 de julio , y tendrá una duración de ocho sesiones, hasta el 28 de agosto.
Las clases se dictarán los días miércoles, de 6 a 8 pm, en los espacios del Ateneo de Caracas, donde ya están abiertas las inscripciones. El costo de la inversión es de 1.000 bolívares.
Información en el Centro de Formación Continua del Ateneo, Av. La Salle, Qta. La Colina, en Colinas de Los Caobos, subida a Venevisión. Teléfonos 7937015 y 7151316.
Fuente: Maritza Jiménez.