En lo más profundo de las llanuras colombianas, acostado en su chinchorro tocando el cuatro, sintiendo la brisa de la sabana y viendo el atardecer, Orlando “El Cholo” Valderrama se siente dueño de esa inmensa extensión verde que le ha dado lo mejor de su vida: la música.
Cada amanecer es una nueva y maravillosa experiencia, como lo es la caída de la tarde cuando el cielo se enciende de amarillo y luego de rojo hasta que se esfuma el día y entra a reinar la noche.
Es un hombre del campo, nacido en Sogamoso, Boyacá, pero que desde sus primeros años sus padres lo llevaron a San Luis de Palenque, un minúsculo municipio en Casanare, en donde aprendió a conocer el Llano como la palma de su mano, además de las labores cotidianas del campo; y allí mismo se surgió su pasión por los caballos, pues como él dice “llanero sin caballo, no es llanero”…
Hablar con este personaje fue una de mis obsesiones como periodista y cuando se me dio la oportunidad, la primera impresión fue la de ser un tipo serio, pero a medida que fue pasando el tiempo, descubrí que es alguien muy atento y servicial, muy afectivo y sin tanto perendengue del estrellato. Vive orgulloso de su tierra y siempre está dispuesto a darlo a todo para el servicio de la gente y que por más que tenga una vida exitosa en el mundo de la música y su hacienda, su humildad sobresale ante cualquier cosa.
No hay ninguna duda que “El Cholo” es el representante más grande que tiene Colombia en cuanto a música llanera se refiere; ha viajado a diferentes países haciendo conocer sus composiciones, logrando demostrar lo lindo que es todo lo que representa la cultura oriental del país; y, sin ningún tipo prepotencia, tiene una gigantesca lista de laureles que ha logrado al otro lado de las fronteras, como el ansiado Grammy que es uno de sus orgullos, no el único, pero sí uno de los más importantes.
Cuando llega a casa, luego de largas jornadas de presentaciones en todos los rincones del país, se va hasta su chinchorro, toma el cuatro en sus manos y espera a que llegue la inspiración, a veces la luna roja a la que siempre le cantó Arnulfo Briceño, a veces sus caballos o también su familia y sus amigos. Siempre encuentra un tema para componer y de inmediato llama a su gente, les cuenta la buena nueva y al otro día “montan” el tema con cuatro, arpa y capachos…
Sus canciones siempre muestran lo que es el Llano, ese sentimiento tan particular que tienen los habitantes de esta extensa región, muestran ese sentido de pertenencia por la tierra y los animales, por eso sus canciones toca las fibras del corazón de alguien que no conozca la geografía del maravilloso pentagrama llanero.
– ¿Tiene algún significado sentimental “El Cholo”?
– Es un apodo de niñez y me amañé a él, y no tiene nada en cuanto a mi carrera artística.
– En el 2008 fue galardonado con el Grammy Latino ¿Por toda su obra o por un tema en especial?
– No sé; eso es un voto secreto que tienen los músicos suscritos a la academia del Grammy Latino; simplemente uno manda el disco y los colegas músicos del resto del mundo votan.
– ¿Esta distinción ha sido su mayor satisfacción?
– No, pero sí produce una alegría grandísima, aunque hay otras experiencias que las superan, como poder ir a cantar joropo ala China, Japón y Rusia, estas son indudablemente enriquecedoras y valen muchísimo más, para mí, que el premio.
– ¿Cuál es su inspiración al momento de componer las canciones?
– Los primero es sacar el tema y este se puede conseguir en una conversación con un amigo, una aventura por el campo o simplemente porque le nace a uno y que es como el esqueleto, ya luego y poco a poco como los escultores y los pintores, es seguir poniéndole las partes hasta lograr terminar la canción.
– ¿Para usted cuál es el tema que más tiene significado en su carrera musical?
– Es complicado, pues es como pedirle a un padre que le diga a un hijo: “Te prefiero a ti por encima de tus hermanos”. Yo creo que hay momentos especiales en la vida y son todos importantes, simplemente cada tiempo parió una canción; uno puede decir que en este momento, cierto tema está pegando y es la más importante, pero son cuestiones de la vida específicamente.
– La canción “Caballo” es muy famosa a nivel nacional e internacional ¿Cuál es la relación que usted tiene con los equinos?
– Para mí llanero sin caballo no existe, y de esto se divide la palabra llanero porque los hay de nacimiento, de ciudad, de campo y de camino; yo soy del campo, de los que tienen ese amor por los caballos desde muy pequeño; para mí ellos son mis mejores amigos, son con los que vivo y con los que pienso morir.
– ¿Qué tal fue la experiencia de ir a aprender técnica vocal en Nueva Jersey?
– Hermosa. Saber que se pueden hacer tantas cosas por la voz y despertar esa chispita de todos los días tratando de aprender, dando lo mejor y a mí me ha llegado poco a poco, afortunadamente; pero ya siendo adulto y saber que ese poquito que estudié, que sigue siendo poco para lo que debí haber hecho, me ha servido tantísimo para mi vida.
– Si usted no hubiera sido cantante de música llanera ¿Qué otro género le hubiera gustado interpretar?
– Es difícil, porque yo no escogí ser cantante de está música, fue el Llano el que me escogió para representarlo, que es bastante diferente.
– “Cholo”, usted trabajó con el cantante Fonseca ¿Qué tal fue este encuentro musical?
– Encontrarse frente a frente con él grabando una canción y saber que es un muchacho de barrio, supe que es una persona increíblemente buena y sencilla, que lo bueno no fue tanto haber cantado con el artista, si no haber conocido a una bella persona.
– Con él, usted trabajó la canción “Camina Pedro” ¿Quién era Pedro?
– No la compuse yo, sino uno de los músicos de mi grupo y como se da cuenta, tiene que ver con los desplazados de nuestro país y la violencia, también quisimos mostrar un poquito del Llano buscando una no violencia y sí la paz.
– ¿En qué parte de los Llanos cree usted que está la gente más representativa de esta región?
– En todo lado, en el campo, que se ha ido minando poco a poco por los trabajos de las compañías petroleras, de los nuevos llaneros y los grandes capitales están llegando y van tecnificando a pasos agigantados la región y eso va cambiando la condición de llaneros, pero aún quedamos muchos en estos llanos colombovenezolanos.
– ¿Qué es lo más bonito de la gente llanera?
– El sentirse orgulloso, el enseñar ese orgullo de ser llanero. Espero no pecar con esta respuesta pero yo creo que nosotros somos los que más queremos la tierra.
– ¿Cuáles son sus próximos proyectos?
– No sé, me gusta soñar con el pasado y me gusta vivir con el presente.
– Su relación con los caballos es muy fuerte, pero también se puede evidenciar una fuerte relación con el cuatro ¿Por qué?
– Yo creo que no existe un compositor llanero que no toque un cuatro; es el instrumento por antonomasia de los llaneros, o sea, hace parte de la maleta de nosotros los artistas llaneros, así como estamos de pueblo en pueblo, de país en país, con nuestra maleta y nuestras canciones, mostrando nuestro joropo, siempre existirá un patrón cerca de nosotros porque es el instrumento absolutamente personal, es algo tan intrínseco con los cantautores llaneros, como tener un pantalón, tener una camisa, es un amor que siempre está cerca de nosotros.
– ¿”Cholo” usted hace un grito durante sus conciertos que lo conecta con la gente?
– Sí, es un grito de vaquería y se utiliza para arriar ganado y denota la alegría, el trabajo y están metidos como el corazón en el pecho y digamos que es un grito de batalla, un grito que me identifica en una tarima.
Por: Germán D. Linares (Libros y Letras)