(Barinas, Venezuela 1986). Escritor y promotor cultural venezolano. Estudiante de Sociología en la Universidad Experimental de los Llanos Ezequiel Zamora. Conductor del programa radial Espacio Cultural. Columnista en los diarios De Frente (Barinas), La Noticia (Barinas) y El Venezolano (Ciudad Guayana). Colaborador asiduo en diversas publicaciones venezolanas e internacionales. Editor de El Caracol de Espuma -ediciones fotocopiadas- Ha publicado en poesía Pensando el poema (Ediciones Madriguera), Hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas (SurEditores), Ese Instante Turbio (Fondo Editorial Unellez), y en ensayo Por la palabra (Fundación Editorial El Perro y La Rana); además de participar en diversas antologías y compilaciones de ensayos sociopolíticos. Ganador del VII Premio de Poesía de la Universidad de San Buenaventura (Cali, Colombia). Premio de primer lugar en periodismo de la II edición de la Gran Explosión Cultural Bicentenaria. Pertenece a la Red Nacional de Escritores y Escritoras Socialistas de Venezuela. Actualmente labora en la Misión Cultura Corazón Adentro, en el área de literatura.
Rafael Ayala Páez: ¿Qué es la poesía para Miguel Antonio Guevara?
Miguel Antonio Guevara: Una interrogante vital permanente. Un estado del espíritu que llama, canta, nombra y transversaliza todo.
RAP: ¿Cuáles son tus poetas favoritos, tanto venezolanos como extranjeros?
MAG: Esa pregunta es algo compleja. Insisto bastante en los clásicos, pero si necesitas nombres leo lo que pueda de poesía venezolana. Enriqueta Arvelo Larriva, Rafael José Álvarez y Jesús Sanoja Hernández son faros que me iluminaron, me iluminan y seguirán haciéndolo. Juan Calzadilla, Ramón Palomares, Jesús Enrique Guédez, Alfredo Silva Estrada son nombres seguros de mis relecturas. De otros horizontes resuenan varios nombres, Lezama Lima, Cortázar, Vallejo, el mismo Rubén Darío. Es imposible enumerarlos todos, siempre me veo releyendo; Peter Handke, Whitman, Francis Ponge, René Char, Lorca, se me acaban las cuartillas y el alzhéimer (circunstancial autoinducido) me trae hasta aquí.
RAP: ¿Te consideras más poeta o ensayista?
MAG: Disfruto ambos géneros. La poesía exige más. Demanda del vivir, del lenguaje, de cómo nos atraviesa la experiencia y la reflexión del vivir y viceversa. El ensayo es un espacio para conversar cuando ya nadie me aguanta. Me considero un promotor de ambos, un culpable y obseso del ejercicio escritural.
RAP: ¿Qué es El Caracol de Espuma?
MAG: Es un proyecto editorial alternativo que nació hace un par de años para compartir la poesía con los amigos y amigas, que ha terminado editando a varias voces jóvenes y no tan jóvenes de Barinas, Venezuela y el mundo. Se producen dos hojitas plegables mensuales, una con poesía variada, la otra es una plaquette de autor con un pequeño conjunto de sus poemas, un cuerpo en que el autor compendia una muestra significativa de su obra. Lo presentamos una vez al mes en El Espacio Cultural Comunitario Barinas, en una tertulia literaria en donde hay música y poesía. Puede servir como tarjeta de presentación, marca libros y también como dispositivo para promover la lectura. Hay una reseña bastante detallada en la edición número 9 de Arte de Leer.
RAP: ¿Cómo ves el estado de la poesía venezolana contemporánea?
MAG: Es más acertado preguntarle eso a un especialista en letras que a un outsider de la literatura como yo, pero podría especular algo. Hay grandes esfuerzos editoriales, estamos entre los países suramericanos que más imprimen poesía, y no sólo de los grandes poetas que tiene nuestra literatura, sino de los más jóvenes. También talleres y diversos mecanismos para promover la cultura escrita y la lectura, los talleres del Celarg, Monteávila, del cual he sido participante, la Casa Bello, y otros proyectos que adelanta el gobierno bolivariano en materia de políticas culturales. Contamos con varias escuelas de letras en el país, claro, no quiero decir que sólo se formen en estos espacios, y que los poetas salgan o se hagan en un taller y en las instituciones, y que eso ya lo resuelve o dice de la calidad, pero mientras haya una atmósfera, una dinámica de transformación social, cultural, de acercamiento al hecho escrito habrá poesía. Hay varios nombres que leo, admiro y aprecio mucho, y que creo son personajes ineludibles en la panorámica poética contemporánea actual; Luis Enrique Belmonte, César Seco, Ana María Oviedo Palomares, Hermes Vargas, Antonio Robles, Leonardo Ruíz Tirado, y no nombro más por respeto a dejar gente por fuera. Los grandes nombres o quiénes sostienen una tradición literaria –que de por si tiene un gran peso al hombro- son siempre pocos. La veo, como si hablara de un ser humano, saludable, al menos, el gusto y la tradición literaria venezolana no la define el marketing, como si sucede en otros espacios, y eso es ya bastante. Eso sí, hay una necesidad estética, y lo digo por la construcción de un discurso que busque la refundación del imaginario colectivo, no podemos olvidar que estamos en un proceso político muy agitado, una Revolución requiere de una poesía revolucionaria, un poeta venezolano hizo el preámbulo de nuestra constitución, así que no debemos estar muy lejos de esa razón radical de la poesía como ente fundador, recuerda a Bolívar y sus manifiestos, su Delirio sobre el Chimborazo, a Martí, la poesía es fundamental para la fundación de una sociedad, la que esté en su canto afinada a la necesidad colectiva está sin duda en buen estado, la disonante es ajena a lo humano. ¿El estado de la poesía venezolana? Más que poesía, habrá poesías, y ahí el asunto se nos complica aún más.
RAP: ¿Cómo describirías tu estética poética?
MAG: Creo que es muy temprano para considerar un cuerpo o discurso, una línea permanente de mi trabajo, sobre todo por mi juventud, por la poca experiencia en este mundo de la literatura, uno no es un Rimbaud que duerme con el cuchillo de la metáfora debajo de la almohada. Lo que si puede decir es que trato de encontrar un lenguaje que me permita comunicar mi incertidumbre ante el vivir. Echo más leña al monte de la (mi) condición humana.
RAP: Miguel, qué te llevó a escribir Hay un ruido que se escurre por debajo de las puertas.
MAG: Un ejercicio que comencé a realizar sobre el significado del viaje, eso fue en el año 2009 cuando estaba en el taller de creación literaria de Monteávila Editores. En un momento era el desplazamiento a través de espacios geográficos, en la ciudad, por el país, por el mundo, el nomadismo permanente del día a día. Terminó siendo una bitácora de mi viaje personal sobre el mundo de los sueños y de la noche en el interior de la casa, la poética de la memoria del oikos, incluso un acercamiento al bestiario nocturno. Todo eso es culpa de Gastón Bachelard, me trastocó la lectura de La Poética del Espacio mientras escribía. Lo reescribí varias veces y lo renombré varias veces también, y no lo releo porque seguramente voy a querer reescribirlo nuevamente.
RAP: Háblame un poco de tu columna «Por la palabra».
MAG: Una travesura semanal gracias al compañero escritor Carlos Yusti, quién gentilmente me ofreció el espacio hace más de año y medio. Alegremente terminó convirtiéndose en un libro que se editó a mitad de año gracias al sistema nacional de imprentas. Allí expongo mis encuentros y desencuentros en el ejercicio escritural. Eso se parece bastante a ese concepto del homo ludens, un asunto de juego, de reflexión y experiencia en torno a mis lecturas y vivencias con la literatura.
RAP: Finalmente, ¿en qué proyectos estás trabajando actualmente?
MAG: Leo y releo, claro, si a eso puedes llamarle proyecto, y si se trata la lectura de un proyecto será el más satisfactorio de todos.
Poesía de Miguel Antonio Guevara
De la vocación
En medio de todas y de todos,
de la razón de ser
¿cuándo llegamos y concluimos
en la razón solitaria
quién realmente explica su presencia?
Todo árbol, todo cuerpo
-sólo por nombrar algunas cosas cada
instante ha sido derribado
cada cosa que aventura en los desfiladeros.
Unos nacen con la firme vocación de ser ausentes.
Lanzarnos sin asombro
Precisamos develar secretos
que residen en la crepitación de las cosas.
Orfandad que obedece a nuestra mera condición transeúnte.
Todo se acelera, incluso la arquitectura es la culpable.
Esperemos una palabra
para lanzarnos sin asombro
y al final oír una frase inentendible
Ese instante turbio
En términos de realidad suspendida
(o pausada, todo lo que sea posible para observar el más mínimo detalle)
-llámese pensamiento y lo que habita en su interior-
Es necesario,
para estar tranquilos con nosotros mismos
la certeza de haber sido escuchados
-por la palabra-
La palabra (como la vida misma)
Ese instante
turbio
Del inventario de instantes
Disimular las zonas parpadeantes, en los pálpitos,
en el súbito, los cálculos ajenos.
Boulevard rítmico regalo abierto juguetes rotos.
(Poemas tomados de su libro Ese Instante Turbio, Fondo Editorial Unellez)