Al ver a José José en sus últimos conciertos no dejo de preguntarme ¿quién permite que se exponga de esa manera? Ya no valen los esfuerzos, por mas técnica que tenga el príncipe desafortunadamente su voz se agoto como consecuencia de sus excesos y problemas de salud. En el cierre del homenaje del Latín Grammy 2008 el poema que recito (con todas las dificultades que también tiene para hablar) fue un ruego y tal vez la expresión mas sincera de su depresión ante la perdida irremediable de sus facultades de cantante. Según dice el propio José José la necesidad económica lo obliga a continuar presentándose. No obstante pareciera que se niega a dejar de ser lo que ha sido y se resiste a retirarse por puro ego artístico, lo cual pone de manifiesto cuando afirma en las entrevistas que ha recuperado su voz.
José Jose es sin lugar a dudas uno de los mejores cantantes de México, maestro del tenuto y la respiración, dos recursos que lo identifican y que aprendió escuchando los discos de Johnny Mathis. Su primera visita a Venezuela ocurrió los primeros días de noviembre de 1970. Había participado a comienzos de ese año en el Festival de la Canción Latina donde gana el segundo lugar con el tema de Roberto Cantoral, “El triste”. Su viaje a nuestro país había sido postergado en varias oportunidades y cuando llego por fin, no causo el revuelo que se esperaba. Se enfermo en el viaje, venia de triunfar en Panamá y los periodistas de farándula como Yolanda Herrera fueron muy duros con el, “ es un triste cantante que pudiera hasta considerarse frío, porque es poco lo que trasmite a pesar de que las canciones que interpreta son bellas”. Momento (noviembre 1970)
Hasta ese momento, además de “el triste”, su otra balada de éxito era “La nave del olvido”, sin embargo en Caracas el publico conocía y apoyaba la versión de Mirtha Pérez. Para la prensa José José quiso dar una imagen de hombre sufrido que lo ayudara a vender sus discos. Las cámaras lo fotografiaron muy pálido y acostado en la cama de su hotel, recuperándose de una intoxicación para poder cumplir con sus dos semanas de contrato. En las entrevistas hablo mucho de la hipocresía, de su niñez infeliz, de las guerras en el mundo, de la pobreza, de una chica rica que lo abandono y remato diciendo esta perla, “estoy cansado de la fama, me siento enfermo y muy solo”, nadie le creyó.
En sus próximas visitas a Venezuela le fue mucho mejor, ya no solo se había hecho mundialmente famoso, también comercializaba sus propias derrotas y vicios en reportajes y películas. Ningún medio se le adelanto. Pocos artistas han tenido una vida tan cercana a sus canciones, como el mismo dice, es el compañero romántico de millones de personas. Quizás por eso todavía es un ídolo sin importar que ya no pueda cantar como antes.
Correo Cultural