Países Bajos, País invitado de honor
En los primeros meses de 1896, Gestoorde hengelaar, del fotógrafo M.H. Laddé, se convirtió en la primera película de los Países Bajos; algunos años después Willy Mullens cambiaría el rumbo cinematográfico del país con su comedia The Misadventure of a French Gentleman Without Pants at the Zandvoort (1905), el filme holandés más antiguo que se conserva.
La Primera Guerra Mundial fue un periodo próspero para el cine debido a la neutralidad del país durante el conflicto. Se alcanzó una producción de ocho películas anuales, donde predominaban los directores alemanes que escapaban del régimen. Sin embargo, la suerte no fue la misma durante la Segunda Guerra Mundial, cuando el país fue invadido por los Nazis, quienes usaron el cine como medio propagandístico disminuyendo el impulso cinematográfico. Sin embargo, surgió una ola emergente de grandes directores de documentales y se formaron academias y fondos dedicados a este arte; por esta época, el país gana su primer Premio Óscar por el documental de Bert Haanstra, Glass (1958).
En la década de los 70, el cine de los Países Bajos retornó un poco a sus inicios: la exploración de la ficción. Así, Paul Verhoeven se convirtió en uno de los directores más taquilleros con éxitos como Sudor Caliente (Keetje Tippel, 1975), Soldado de Orange (Soldaat van Oranje, 1977) y Descontrol (1980). Sus películas y su particular interés por la ciencia ficción, lo convirtieron en un aclamado director internacional tras dirigir éxitos de Hollywood como RoboCop (1987), El vengador del futuro (1990), Bajos instintos(1992), Invasión (1997) y El hombre sin sombra (2000). En los 80 se evidenció un declive en la producción cinematográfica, aunque al mismo tiempo, el país obtuvo su segundo Premio Óscar para el director Fons Rademakers por su película El Asalto (1986). Actualmente, la producción de cine holandés está enfocada en las TV Movies y miniseries.