(Argentina, 1952). Poeta en español y hebreo y traductora. Artista plástica e ilustradora. Graduada en Literatura Española por la Universidad Hebrea de Jerusalén. Postgrado en Ciencias de la Información de la Universidad de Haifa. M.E.D. en Educación lingüística en sociedades multiculturales del Instituto Levinsky del Profesorado. Ejerce como profesora de Lengua y Literatura Española, escritura creativa y arte. Publicada, premiada, antologada y traducida al inglés, hebreo, francés, portugués, italiano, alemán, mixteca y sueco.
Autora de cartorce poemarios que publico en internet, para el acceso de todos los lectores en español: Cuerpo mediterráneo, Monólogo en la arena, El libro de las horas lejanas, Body Art, Revisión de los amores, El abrazo de la diosa, Ríos y penumbras, Pausa, Homenaje a la caligrafía efimera, Zona, Movilización , Paradero y Vitae. Asimismo es autora de dos poemarios en hebreo inéditos: Orillas y Antes del viaje y uno publicado en internet, Poesía demarcada. Estudió Arte en la Academia de Bellas Artes de Florencia, Italia y en talleres de notables maestros en Israel como Iosef Hirsh, Dan Kriger y Aharon April y el master zen japonés Ishii Katsuo. He participado en numerosas exposiciones de dibujo, grabado, collage y pintura en Israel y en el extranjero. Es ilustradora de textos literarios, miembro de la Asociación Israelí de Ilustradores. Es socia fundadora de Arteria, colectivo de pintores israelíes de origen latinoamericano. Fue Presidenta de la Asociación Israelí de Escritores en Castellano. Trabaja en proyectos de voluntariado especialmente en el tema de la inmigración documentada e indocumentada.
Rafael Ayala Páez: ¿Cuándo comenzó a escribir poesía y qué le inspiró?
Edith Lomovasky-Goel: Comencé muy joven y muy esporádicamente. Primero llegó mi apetito insaciable de lectura, desde una edad muy precoz. Me entregué a la poesía después de la muerte de mi madre, al nacer mi segundo hijo. Pero la poesía casi no refleja ninguna de estas dos importantes experiencias vitales.
RAP: Desde su punto de vista: ¿qué puede reflejar el poema?
EL-G: El poema puede y debe marcar los hitos del alma, la sinceridad del corazón y la mente. Menos anécdotas, menos apologética, menos respuestas. Más encrucijadas, más marcas a fuego.
RAP: ¿Cuáles son sus poetas predilectos tanto latinoamericanos como extranjeros?
EL-G: La lista es interminable. Por nombrar a algunos César Vallejo, Sylvia Plath, Wislawa Szymborska, Antonio Machado, Octavio Paz, Miguel Hernández, Roberto Juarroz, Delmira Agustini, Anne Sexton, Leon Felipe, Hadaa Sendo, Emily Dickinson, Walt Whitman, Rosa Chávez, entre una multitud de nombres significativos.
RAP: Por favor háblenos un poco sobre su labor como traductora literaria.
EL-G: Esta labor es para mí un puente, una ruptura de largos silencios entre lenguas lejanas. A veces se me instala en la pluma como un imperativo. Será porque en estas latitudes el grito y el silencio jamás dan lugar al diálogo. Necesito ver la cara de “los otros”- desde otras geografías, otras lenguas, más allá de esta cortina asfixiante de belicosidad que envuelve al Medio Oriente donde vivo.
Si bien traduje mujeres poetas israelíes al castellano, creo que es importante dar a conocer aquí a autores de países y culturas diversos, para abrir esta sociedad al horizonte y hermanarla con el mundo. En este sentido mis traducciones al hebreo de poesía de pueblos originarios hispanoamericanos podrían llegar a contribuir. Es un proceso que me ilustra y me fascina.
RAP: ¿Qué papel ha jugado el tema de la emigración y los desplazamientos geográficos en su vida y en su poesía?
EL-G: Los desplazamientos y sobre todo en mi caso, la emigración forzada por circunstancias familiares, me han marcado para siempre y me han traído a un lugar de “outsider” que ya acepto como mi condición en esta vida. Emigré de Argentina, mi terruño, a Israel, cuando mi padre perdió su empleo y las perspectivas de quedar desempleado para siempre eran patentes. Mis padres veían la emigración como única salida y decidieron. Yo acababa de terminar mi escuela secundaria y los seguí, junto con mis hermanos. Me gustaría tener dos patrias, pero en este estadio de mi errancia ya no tengo ninguna. En mi poesía el desplazamiento es el eje central. Escribo principalmente en castellano en un país que no escucha poesía más que en hebreo -Israel aún no se ha convertido en una sociedad multicultural, a pesar de las muchas etnias que la habitan-. Sólo el hebreo es visible. Al principio la invisibilidad y el silencio me dolían, pero con el correr del tiempo, veo mi posicionamiento en todas sus amplias posibilidades y lo celebro. El precio que pago es caro, pero ya elegí. Creo que es necesario el pluralismo cultural, especialmente en un entorno como el de aquí, y lo practico en primera persona. Hasta el momento escribí catorce poemarios en castellano y dos en hebreo, que estoy subiendo al web para que todos tengan libre acceso. Considero que el ciberespacio es la arena más dinámica y abierta que existe hoy para leer y publicar poesía.
RAP: ¿Cómo describiría su estética poética? ¿Es diferente de su estética en la pintura?
EL-G: Me siento muy afortunada por tener en mi haber estos dos canales de expresión. Sí, difieren entre sí. Tanto en el proceso creativo como en sus resultados. En mi obra visual como ilustradora y como pintora, plasmo una búsqueda de armonía y equilibrio. Algo así como un oasis para mí y para el observador. Hay una alta dosis de placer en la factura de mis trabajos. En la poesía desembocan los fluidos existenciales: a veces estallan, a veces cantan, a veces pronuncian los secretos del cuerpo y del abrazo. A veces gritan y golpean. En la escritura soy más contundente, en mi pintura hay sosiego.
RAP: ¿Cómo describiría su proceso de escritura? ¿Se diferencia de su proceso antes de iniciar una nueva pintura?
EL-G: Definitivamente en mi caso son diferentes. El proceso de escritura no responde a ningún planteo previo ni a ningún patrón. Es mi voz interior -a veces en un coro, a veces en solitario-. Después del boceto, vuelvo a trabajar la materia prima. En el arte a veces soy espontánea y otras elaboro una serie de trabajos que responden a una cierta afinidad formal, técnica o temática. Generalmente me inclino por planteos previos que abarcan una serie, que puedo desarrollar durante mucho tiempo. Por ejemplo, el tema de los mandalas, el de la mujer dignificada, la serie sobre el homenaje a los animales, mi arte povera y otras en las que voy trabajando en paralelo con un planteo más o menos claro desde el vamos.
RAP: ¿Ha pensado en una convivencia de las dos –pintura y poesía?
EL-G: No sólo he concebido esa convivencia, sino que ya tengo un par de obras publicadas que son producto de esa convivencia. El poemario El abrazo de la diosa recoge textos que escribí a partir de collages que elaboré previamente. Fruto de la mirada al collage, un poema. Traté de escribir“verbatim” lo que veo en la imagen, sin asociaciones libres de ningún tipo, reduciendo mi mirada a lo denotativo. En mi obra Secuencias, mis acuarelas Zen sirvieron de punto de partida a unos poemas brevísimos, que escribo en castellano y traduzco al inglés. Es una obra sin final, abierta, que voy realizando con el correr de los días.
Esta modalidad de trabajo se denomina poesía ekfrástica y es recomendable como experiencia refrescante. No convivo con la verborragia, soy bastante parca, y creo que por eso disfruto tanto de estos proyectos.