El tequesquite, tequexquite o tequixquitl (del náhuatl tetl, piedra; quixquitl, brotante, «Piedra que sale por sí sola, eflorescente») es una sal mineral natural, utilizada en México desde tiempos prehispánicos principalmente como sazonador de alimentos.
En la época de los aztecas, se obtenía del Lago de Texcoco, especialmente en la época de sequía. Este lago es de agua salada, y cuando el nivel de las aguas del lago bajaba o retrocedían, al evaporarse el agua quedaba como sedimento en algunos pozos la sal del tequesquite. También se encontraba el tequesquite como formación natural eflorescente, que salía del suelo por capilaridad. Otro lugar abundante en sales era la población de Iztapalapa, que también comerciaban con la sal. Cabe notar que para los aztecas, la sal era un lujo, así que las clases bajas usaban tequesquite en sus guisos.
Actualmente todavía es posible comprarla en los mercados de algunas localidades de México, pues es un ingrediente todavía utilizado en varios platillos. Sin embargo, es posible sustituirlo por bicarbonato de sodio y sal de mesa, aunque la tradición dicta que el sabor del tequesquite no puede ser sustituido.
Ingredientes
½ litro de agua, ½ chilacayote, 1 cucharadita de tequesquite batido con agua maíz crudo azul molido.
Preparación
Ponemos a hervir el agua con el tequesquite. Mientras, al chilacayote le quitamos la cáscara y lo agregamos al agua hirviendo. Se deja que el chilacayote suelte su jugo y se le va agregando el polvo de maíz azul que se molió en crudo previamente en el metate, se pone poco a poco sin dejar de batir. Para probar si ya está cocido, vaciamos un chorrito del atole en un vaso de agua y si flota formando una bolita, ya está listo.
Fuente: Juan Antonio García.