Los hábitos de los mexicanos a la hora de comer tienen su origen en las costumbres españolas de hace unos siglos. Al igual que en la España actual, los antiguos horarios basados en una sociedad agrícola medieval no han tenido más remedio que ceder a las prisas y presiones típicas de este final de siglo.
Tradicionalmente, se realizaban cuatro comidas al día. La primera consistía en un desayuno ligero (almuerzo) a base de bollería, café o chocolate y zumo de naranja; se tomaba bastante tarde, alrededor de las nueve o nueve y media, pues pocos mexicanos gustan de madrugar a menos que sea necesario. Aquellos que tenían la obligación de levantarse antes (a las siete o las ocho), ingerían alimentos más completos como tacos o enchiladas. A las diez y media u once se tomaba un segundo desayuno o merienda, con huevos rancheros, tortilla de huevo e incluso bistec. A continuación, alrededor de las dos, llegaba la comida. Podría consistir en media docena de platos y a veces duraba hasta un par de horas. El punto final a la comida lo ponía la popular siesta, de una o dos horas de duración.
La cena, versión algo más ligera de la comida, jamás comenzaba antes de las nueve y a menudo se alargaba hasta la media noche. Todas estas comidas, excepto quizás el almuerzo, tenían además una función social, pues eran la excusa perfecta para conversar, relajarse y disfrutar de la compañía de familiares y amigos.
En un mundo dominado por los valores gringos, incluso los mexicanos han empezado a modificar sus costumbres. En una gran ciudad, donde las distancias son largas y el tiempo es escaso, la tradicional comida familiar está condenada a desaparecer. Si la comida no es bastante abundante, la cena gana en importancia y se adelanta, quizás a las ocho de la noche, a pesar de que la mayoría de los mexicanos consideran que la hora de la cena de las familias gringas (las seis de la tarde) es totalmente absurda, a menos que los mexicanos se pase todo el día trabajando en el campo (bien sea el caso del campo o ciudad).
Ya que pocos lectores pueden permitirse el lujo de adaptar su horario al de las comidas mexicanas, lo más lógico es que las recetas mexicanas se cocinen a la hora de la cena; como sugerencia, propongo que elabore una gran comida para familiares y amigos en una tarde de domingo. Sobre la una, reúnanse alrededor de la mesa y disfruten del acontecimiento durante cuatro o cinco horas. Sin duda alguna, le encantará la experiencia.
Una comida completa consta de un entremés o entrante, sopa, pasta (conocida como sopa seca), pescado, carne o ave con ensalada, postre y café. A la hora de la cena se suele omitir la pasta y los platos son algo más ligeros: consomé en lugar de sopa, lonchas de carne fría, etc.
Fuente: Juan Antonio García.