El campo de la escritura es uno de los más difíciles en la ciudad. Privilegiados son aquellos que triunfan, pues es evidencia de la calidad de su trabajo, la cual viene de la suma del esfuerzo, dedicación y pasión por lo que se hace. Un gran ejemplo de lo anterior expuesto es Norberto Jose Olivar, un zuliano que a través de su producto muestra “el alma de una ciudad tan ridícula y extraña como Maracaibo”.
Norberto Olivar es un gran escritor que cuenta en su haber 11 títulos, además de tener un espacio en la prensa digital para expresar desde otra perspectiva lo recolectado en sus lecturas y experiencias.
Olivar nación en la Tierra del Sol Amada en 1964, es egresado de Historia y profesor universitario. Dentro de sus logros más importantes está el VI Premio Internacional de Relato de Radio Exterior de España, logrado en 2011, y figuró entre las 12 finalistas del XVII Premio Internacional de Novela “Rómulo Gallegos” con su libro Cadáver Exquisito.
Su calidad está comprobada, ya desde niño demostró que estaba hecho para triunfar, siempre desde la literatura. Agregado a su natural habilidad en la escritura, la lectura fue fundamental, dándole Norberto Olivar “más de un 50 por ciento”, aunque “el hecho de encontrar tu estilo y tu mundo narrativo es vital”.
Maracaibo Mía, fiel a su política de apoyo a los artistas y cultores de la región, brinda la oportunidad a sus lectores de conocer un poco más de un hombre fuerte dentro de la literatura zuliana. Norberto Olivar, un personaje que lleva más allá del papel su capacidad de ver las cosas desde otro punto de vista.
– Es un reconocido escritor zuliano, ¿Cuándo nació esa pasión?
“Siempre me gustó narrar de alguna forma. De niño hacía comics inventados, historias de espías o de terror. También dibujaba las películas que me contaba una tía, sobre todo las clasificadas para adultos, por violentas o por horror; luego las mostraba en el recreo a cambio de chucherías. Al final vino la literatura, en los días del liceo. Piedra de Mar fue lo primero que leí por puro gusto y me inspiró un breve relato que días después perdí”.
– ¿Es la lectura suficiente herramienta para convertirse en un gran escritor?
“La lectura es determinante, puede que en más de un 50 por ciento, pero el hecho de encontrar tu estilo y tu mundo narrativo es vital. Eso solo lo permite tener claro un proyecto narrativo que, en cierta forma, te justifique como escritor”.
– Fantasmas, vampíros, piratas, ¿Por qué ese género?
“De manera insospechada me sirvió para mostrar el alma de una ciudad tan ridícula y extraña como Maracaibo. Y para tratar de hacer entender, a los maracuchos, que no somos tan especiales como nos pensamos, que somos iguales a todas las ciudades que conocemos y que nuestras historias, aún las más oscuras, coinciden con las de cualquiera. Creo que los maracuchos no se conocen realmente, son víctimas de una farsa folclórica y estúpida que nos ha hecho monocromáticos y nos ha convertido en una especie de caricaturas”.
– ¿Son obras inspiradas en el Zulia?
“Por supuesto. Siempre he pensado que el hecho literario es local. Hurgando en lo minúsculo llegamos a lo universal. Eso es lo que valida una obra de arte”.
– También es articulista, ¿Cuál es la diferencia en escribir un artículo y un libro?
“Me cuesta un mundo escribir artículos. Creo que el artículo va relacionado con la necesidad de opinar y a mí opinar me da pereza, es un fastidio muy grande. A veces tengo que hacerlo, sobre todo cuando te pagan, pero no me gusta esa práctica. La novela es un asunto completamente diferente, puedes escribir mil páginas sin opinar para nada. La novela es indagación, deriva, libertad absoluta. El artículo es una prisión”.
– Son 11 libros en su haber, ¿Qué le falta por escribir?
“Siempre falta algo por escribir. Si lo supiera, con certeza, entonces podría decir que he llegado al final, pero los temas, las historias, llegan por azar y uno se sorprende de cómo se juntan todos los elementos necesarios para que te sientes, a juro, a escribir. Lo que sí me tienta es la posibilidad de no escribir más. Abstemio literario. Y dedicarme sólo a leer. Creo que leer es un hecho misterioso al que provoca dedicar una vida entera. De modo que escribir es una interferencia”.
– Su libro “Cadáver Exquisito” fue la única novela venezolana que figuró entre las 12 finalistas del XVII Premio Internacional de Novela “Rómulo Gallegos”. ¿Qué significó eso para usted?
“La noticia fue una satisfacción tremenda. Me sentí legitimado como autor. Pero al saber que iba contra (Ricardo) Piglia imaginé lo que iba a pasar. Así que perder contra él es una honra que llevaré en mi prontuario literario con mucho gusto”.
– ¿Cómo tener éxito siendo escritor en una sociedad con poca afición a la lectura?
“Eso es un misterio. Puede que tengas un cierto reconocimiento del público, pero siempre permanecerá la duda de si te han leído o no. Pero aún así, solo te queda escribir y seguir escribiendo. Lo demás es azar. El escritor tiene que sentirse a gusto con el fracaso”.
– ¿Cuánto dedica a escribir?
“Todo el tiempo. Cuando estás tomando café o dando una clase, en realidad, estás escribiendo. Cuando termino una novela o un relato, siento una rara libertad, pero es engañosa, a la vuelta de la esquina hay otro relato esperando”.
– ¿Cuánto tiempo se lleva escribir un libro?
“Eso es imposible de saber. Mis libros están conectados. Podría afirmar que en todos estos años nomás he escrito un solo libro. Un libro te lleva al otro. Meses. Años. En fin”.
– ¿Cómo equilibra lo dedicado a su familia y a su trabajo?
“Estamos bien articulados. Ambas cosas son prioridad y cada una tiene su espacio. Han entendido, mi familia, que escribir no es un hobby de ratos libres y eso ya es bastante. Cada vez tengo más tiempo para la literatura, sobre todo para leer”.
– ¿Alcanza con ser escritor para subsistir?
“En este país es imposible. En mis ratos libres doy clases en la universidad”.
– Qué opina del Poema de Udón Pérez, “Maracaibo Mía?
“Udón Pérez es uno de mis personajes. Lo aprecio. Su poesía, como la gaita, suena bien con varios whiskies encima (risas)”.
– ¿Cuán suya siente a Maracaibo?
“Muchísimo. Tanto que le he dedicado todo mi trabajo, pero nunca con aires lisonjeros. Le digo lo que creo. De eso van mis libros”.
Por Yair Ruiz /http://maracaibomia.com