Hongos alimenticios: Quizás el primer empleo directo que se les dio a los hongos es el de alimento. Mucho se ha discutido sobre el valor nutritivo de ellos, si bien es cierto a la mayoría se les puede considerar con elevada calidad porque contienen una buena proporción de proteínas y vitaminas y escasa cantidad de carbohidratos y lípidos. Dentro de los más consumidos tenemos: Boletus edulis, Lactarius deliciosus, Russula brevipes y Amanita caesarea. Otros hongos que se consumen notablemente son: Agaricus campestris y A. bisporus, comúnmente conocidos como «champiñones» u «hongos de París»; la importancia de éstos se debe a que son de las pocas especies que pueden cultivarse artificialmente y de manera industrial.
Los hongos microscópicos también han invertido directa o indirectamente para la creación de fuentes alimenticias y representan una expectativa de apoyo para el futuro; en este campo cabe citar los trabajos de obtención de biomasa, a partir de levaduras como Candida utilis, que se usa para mejorar el alimento forrajero.
El crecimiento de diversos hongos incluidos sobre algunos alimentos pueden elevar el nivel nutricional de éstos; por ejemplo, en los estados mexicanos de Chiapas y Tabasco, se consume una bebida fermentada a base de maíz molido, que se le conoce popularmente con el nombre de «pozol», hay estudios realizados que indican que al aumentar los días de fermentación de éste, se incrementa la forma micrológica, proporcionando principalmente sobre todo aminoácidos y proteínas.
Ingredientes
400 gramos de hongos variados (busque 3 o 4 tipo de hongos), 1 cebolla grande, 1 diente de ajo, 2 zanahorias, 3 cucharadas de mantequilla, 1 cucharada de harina de trigo, 1 litro de leche, 2 yemas de huevo, 2 cucharadas de cebollín picado, sal y pimienta al gusto.
Preparación
Limpie bien los hongos y píquelas finas, a mano o en la picadora. Pele la cebolla y el ajo y píquelos finos también. Pele las zanahorias y córtelas en rodajas delgadas.
Funda 2 cucharadas de mantequilla en una olla y sofría la cebolla y el ajo hasta que estén transparentes. Añada la zanahoria y rehóguela. Espolvoree la harina por encima y fríala hasta que se empiece a dorar. Vierta la leche sin dejar de remover, llévelo a ebullición y cocine 15 minutos a fuego lento.
Mientras tanto, caliente el resto de la mantequilla en una sartén y sofría el picadillo de setas hasta que se evapore todo el líquido. A continuación, mézclelo con moscada. Deje la sopas 5 minutos más a fuego lento.
Vierta un poco de sopa en un tazón y bátala con las yemas de huevo. Devuélvalo a la olla y apague el fuego. Reparta la sopa en platos precalentados y adórnelos con cebollín picadito.
Fuente: Juan Antonio García.