Es una salsa fría básica. La venden en todos los supermercados, incluso desgrasada (¿de qué estará compuesta?), pero es más sabrosa y sana hecha en casa. Antiguamente prepararla era un fastidio; en cada familia había alguien con “buena mano” y los demás no lo intentaban. Se suponía que si una mujer estaba menstruando, la mayonesa se le cortaba y después había que acomodarla con mil melindres utilizando una papa cocinada.
Ingredientes:
1 huevo grande, ¾ taza de aceite, ½ cucharaditas de jugo de limón, 1 cucharadita de mostaza (optativo), ½ cucharadita de azúcar o papelón rallado, sal y pimienta al gusto.
Preparación:
Coloque todos los ingredientes en la licuadora menos el aceite y el azúcar. Bata por 10 segundos a velocidad baja. Destape y agregue 2 cucharadas de aceite y el azúcar. Bata otros 10 segundos y junte el contenido con una espátula. Bata y agregue de a poco el resto del aceite. En un minuto la mayonesa estará espesa y lista para servir.
Variaciones:
Esta mayonesa se puede variar agregándole 3 cucharadas de pimentón rojo dulce (en lata) o 3 cucharadas de kétchup y una de whisky (salsa americana). También se le puede agregar 3 cucharadas de perejil o cilantro y estragón picado (salsa verde). Si necesita una consistencia más firme, agregue 2 hojas de colapez disueltas en muy poco agua y casi fría.
Fuente: Juan Antonio García.