Apartes del libro Obama y la nueva izquierda latinoamericana de Clara Nieto Ponce de León, publicado por B.
Uribe, a contrapelo del continente
Álvaro Uribe, presidente de Colombia (2002-2010), es la antítesis ideológica de la llamada nueva izquierda latinoamericana progresista, nacionalista, cuyo objetivo es liberarse del dominio de Estados Unidos, sus organismos de integración regional lo excluyen. En esa misma orilla están Alan García, de Perú, y el recién llegado Sebastián Piñera, en Chile, remplaza a Michelle Bachelet, del Partido Socialista, de izquierda moderada, quien concluye triunfante su mandato con el 80% de apoyo nacional, no obstante el candidato de su partido pierde.
Uribe rompe la unidad regional, enrarece el ambiente de convivencia, malogra los planes de colaboración y los intereses de actuar como un bloque, con intereses e ideales afines, y actuar unidos frente al mundo. El golpe más duro a esa integración es el acuerdo militar, negociado en secreto, sobre el uso de sus siete bases principales, por diez años renovables, a las fuerzas de Estados Unidos. Uribe es de derecha, belicista, camorrista (se autodefine como “frentero”) y en extremo sumiso a Washington. La entrega de esas bases es el summum de su dependencia y el sometimiento.
Colombia es un país problema para Estados Unidos, pues es epicentro del narcotráfico y el mayor productor de cocaína del mundo que entra por toneladas a sus mercados, pero es un fiel aliado, de importancia estratégica, es su bastión en el hemisferio. Tal condición lo convierte en una amenaza para el resto del continente.
¿Quién es Uribe?
Uribe lleva a cuestas muchas malas famas: de tener nexos con narcotraficantes y cercanía con el máximo capo, Pablo Escobar y relaciones, non sanctas, con jefes paramilitares y ser promotor del paramilitarismo. Es de extrema derecha, pero milita en el Partido Liberal el cual lo ha distinguido con buenos cargos: jefe dela Aeronáutica Civil(1980-1982), alcalde de Medellín (1982-1984), senador dela República(1986-1994), gobernador de Antioquia (1995-1997), y candidato del Partido Liberal ala Presidencia. Suintensa vida pública, su largo y controvertido mandato (2002-2010), están ensombrecidos por múltiples escándalos de los cuales sale ileso.
Como jefe dela Aeronáutica Civil, lo acusan de haber autorizado licencias de aterrizaje a aeronaves de capos del narcotráfico; en 1991, en un documento desclasificado del Pentágono, fechado en septiembre 23, aparece su nombre en la lista de los más importantes narcoterroristas colaboradores del cartel de Medellín (Hristov, 2009:142); como Gobernador de Antioquia lo llaman “Pacificador de Urabá” por los ataques contra la guerrilla de las FARC-EP. En tal región hay una guerra territorial entre las Autodefensas Unidas de Córdoba y Urabá (AUCC), poderosas y sanguinaria asociación paramilitar, lideradas por Carlos, Fidel y Vicente Castaño, consagrados asesinos, y la guerrilla de las FARC-EP. Las exitosas operaciones contra la guerrilla son a cargo dela Brigada XVIIdel Ejército, comandada por el general Rito Alejo del Río, quien las coordina en colaboración con las AUC. Cuando aflora tal maridaje criminal, Estados Unidos le retira la visa al general. Tal sanción desata el enojo de la ultraderecha colombiana y de la oligarquía antioqueña y le ofrecen un nutrido homenaje de desagravio en el Hotel Tequendama de Bogotá, lugar selecto para los homenajes a personalidades nacionales. Uribe es el orador principal, oferente del banquete.
Uribe y el paramilitarismo
En 1994 el campo colombiano está asolado por la violencia guerrillera y paramilitar y los gobiernos liberales buscan la paz y la seguridad y crean, a nivel nacional, grupos de autodefensas campesinas con el objetivo de servir de informantes a las fuerzas militares sobre la guerrilla y prevenir sus ataques. A tales grupos los bautizan las Convivir. Sectores defensores de los derechos humanos se alarman con el plan de militarizar a los campesinos, hay demasiada violencia en el país, y es extender el conflicto a la población civil. Amnistía Internacional considera a las Convivir una amenaza al derecho internacional humanitario; al armar ciudadanos es involucrarlos en el conflicto y pasarlos de víctimas a victimarios. Con las Convivir la violencia no disminuye como se esperaba, pues organizaciones civiles y de derechos humanos reciben constantes quejas sobre sus atropellos y abusos contra la población civil (Alternativa, 1996, diciembre; Alternativa, 1997, 15 de marzo-15 de abril).
Uribe, gobernador de Antioquia (1995-1997), departamento inmerso en la violencia y el narcotráfico, es el mecenas de las Convivir. Crea cerca de 70, y en el país hay más de 500. Instala 17 en Medellín donde campeaba Pablo Escobar, el máximo capo de la droga. Las Convivir, provocan enorme malestar en la población y Uribe, para calmar los ánimos, asegura que sólo utilizan armas cortas para defenderse, pero la revista Alternativa lo acusa de promover el “paramilitarismo oficial” con esos grupos campesinos, pues actúan como rueda suelta. La revista denuncia de la compra en Antioquia de un arsenal de otro tipo de armas: 422 sub-ametralladoras, 373 pistolas, 217 escopetas de repetición, 17 ametralladoras israelíes Mini-Uzi, 70 fusiles, 109 revólveres 38 largo y 41 armas de uso restringido, pueden ser fusiles Galil, lanzacohetes, granadas de fragmentación, rockets y morteros. Tal denuncia desata un escándalo (Alternativa, 1997, 15 de marzo-15 de abril), Uribe se enfurece y, por medio de su secretario de Gobierno, Pedro Juan Moreno Villa, demanda por calumnia a la directora de Alternativa, , María Teresa Herrán. Cuandola Fiscalíalos llama a conciliar, ella se niega pues la revista –dice- tiene derecho a informar sobre lo que acontece.La Fiscalíaprecluye la demanda por falta de mérito, tal decisión los medios de comunicación la destacan como un importante respaldo al derecho del periodista, y a la libre información.
La motivación de Uribe de “derrotar” a las FARC ha sido la máxima prioridad cuando ocupa la gobernación de Antioquia (1995-1997), y cuando llega a la presidencia dela República(2002-2010). Para muchos tal obsesión es sed de venganza personal contra las FARC, pues en 1986, en un intento de secuestro, matan a su padre, Jorge Alberto Uribe Sierra, terrateniente y ganadero, cuyas actividades no son transparentes. Un documento de inteligencia militar de Estados Unidos, de 1991, publicado por el Nacional Security Archive en Washington (Evans, 2004, 2 de agosto), lo señala como narcotraficante del cartel de Medellín, y amigo del máximo capo, Pablo Escobar. Informa que el señor Uribe Sierra es detenido y llega ad portas de la extradición, pero lo salva Jesús Aristizábal Guevara, secretario de Gobierno de Medellín, quien logra su liberación. (Hristov, 2009: 142).
Uribe sindica a las FARC de todos los males del país y la vasta mayoría de sus partidarios están de acuerdo. Esa mayoría se siente cómoda en ese ambiente de guerra permanente contra la guerrilla del gobierno. El fervor contra las FARC, impulsado por la agitada y encendida retórica del presidente, va in crescendo. Las manifestaciones que promueven el gobierno y sus agentes diplomáticos en Francia y Estados Unidos, contra las FARC, en febrero y marzo del 2008, son multitudinarias, la consigna es la liberación de los centenares de secuestrados, en su poder durante varios años. Más que contra la guerrilla son masivos plebiscitos de apoyo a Uribe, obsesionado con destruirlas. En tales protestas no hay condenas contra los paramilitares, señalados por organismos defensores de derechos humanos nacionales y extranjeros, incluidos los informes del Departamento de Estado, como responsables del 90% de la violencia en Colombia, del mayor número de muertos, autores de atrocidades inimaginables y de innumerables masacres. Para contrarrestar esa propaganda a favor de Uribe, tiene lugar en Bogotá una manifestación contra los paras. Es multitudinaria, pero no en la dimensión de las organizadas con auspicio del Gobierno contra las FARC. Esta vez no colabora.
Negociar la paz con las FARC no es una opción para Uribe, la mecánica es militar, las Convivir, sindicadas de ser mecanismos del paramilitarismo oficial. Sobre las relaciones de esos grupos con Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), organización paramilitar creada en 1997 por los hermanos Carlos y Fidel Castaño para combatir a la guerrilla, son estrechas, así lo afirman sus comandantes. La financian potentados terratenientes y ganaderos de extrema derecha y el narcotráfico. AUC es el compendio del paramilitarismo colombiano, pues a AUC se unen las Autodefensas Campesinas de Córdoba y Urabá (ACCU), lideradas por Fidel Castaño, y ocho grupos armados ilegales de varias regiones del país. El objetivo de los paramilitares es apoderarse por la fuerza de la tierra, matan y torturan miles de campesinos para robársela. Colonos, terratenientes y narcos las ocupan. Es una perversa reforma agraria a la inversa. Los desplazados internos son 4,7 millones de campesinos, hombres, mujeres y niños, y abundan las viudas y los huérfanos. Es la peor crisis humanitaria mundial después de la de Sudán. Los “paras” realizan la limpieza social, objetivo de sus patrocinadores. El asesinato selectivo de sindicalistas es un escándalo que condena el Congreso de Estados Unidos, de líderes populares, de opositores, funcionarios, políticos, gentes de izquierda y campesinos. Las AUC es la más mortífera maquinaria de crímenes atroces cuyo sadismo no tiene precedentes. Entre 1998 y 2000 el número de masacres es de 200 al año. En septiembre del 2001 Estados Unidos incluye a las AUC en su lista de organizaciones terroristas.
Cuando estalla el gran escándalo de Chiquita Brands, empresa gigante bananera estadounidense, opera en Urabá, por los pagos millonarios realizados por la empresa, entre 1997 y 2003 a los paramilitares de las AUC, la revista Alternativa denuncia la actividad de intermediarias de las Convivir, las describe como grupos paramilitares legales, amparados por el Estado, las cuales actúan en coordinación con las AUC. El jefe paramilitar “HH” las señala como plataforma de los grupos paramilitares de Urabá, obran al amparo las AUC para despojar a los campesinos de sus tierras (Duzán, 2008, 13 de julio). Según organizaciones internacionales defensoras de los derechos humanos las Convivir, legalizan el paramilitarismo. Salvatore Mancuso, máximo comandantes de las AUC, menciona la participación de su organización en la formación de por lo menos diez Convivir para el norte del país. “No nos digamos mentiras, todas las Convivir eran nuestras”, admite el para “HH” (Comisión Colombiana de Juristas, 2008, 20 de junio). Ante el malestar general por el cúmulo de quejas por violación de los derechos humanos y atropellos contra la población civil, el Gobierno desmonta las Convivir en 1997, las desarma y las declara ilegales, muchos de sus miembros ingresaron a las AUC.
En marzo del 2007 un artículo de Michael Evans, analista del Nacional Security Archives, en Washington, enreda a Uribe, pues no sólo existen lazos de Chiquita Brands con las AUC, sino de Uribe, gobernador de Antioquia, con los paras. Documentos desclasificados dela CIAinforman de operativos conjuntos de as Convivir en Urabá y las AUC. Tal conexión es importante, anota Evans, pues es el período en que el gobernador Uribe es el principal promotor de las Convivir (Evans, 2007, 29 de marzo).
Uribe presidente
En el 2002 Álvaro Uribe Vélez es elegido presidente dela República, y los jefes paramilitares, Carlos Castaño y Salvatore Mancuso, cúpula de las AUC, cantan victoria, pues lo han elegido y han elegido a 35 parlamentarios, agregan que el Gobierno les da su cuota de poder (Cambio, 2009, 27 de mayo). Años más tarde la abogada de Diego Murillo (Don Berna), sanguinario jefe paramilitar del Bloque Norte de las AUC, desmovilizado, detenido y luego extraditado por Uribe a Estados Unidos como narcotraficante, afirma ante un juez federal que su cliente financia parte de la campaña presidencial de Uribe en 2001. (Verdad Abierta y Agencia de Prensa IPC, 2009, 22 de abril).
Al llegar a la presidencia, en agosto del 2002, una de sus primeras medidas es negociar la paz con los paramilitares, y una parte importante de las AUC se desmoviliza en tiempo récord. La mayoría acepta las condiciones excepcionales propuestas por Uribe. En diciembre manda al Congreso el proyecto de “Ley sobre Justicia y Paz”, para proceder a desmovilizar a los paramilitares. Organismos internacionales defensores de derechos humanos la califican de cuasi amnistía, pues cometen crímenes atroces y de lesa humanidad, las penas máximas son de 5 a ocho años, viola el principio de igualdad ante la ley e incrementa el alto grado de impunidad existente en el país.
Para preservar el texto, que beneficia ampliamente a los para, Uribe maneja su bancada mayoritaria en el Congreso a través de su ministro del Interior, Carlos Holguín Sardi. Los cuestionamientos de parlamentarios a tan laxas medidas son agrios pero no logran imponerse ante la aplanadora uribista. La ley 975, de Justicia y Paz se aprueba: a cambio de desmovilizarse, confesar voluntariamente sus crímenes y compensar a sus víctimas, las sentencias de prisión, de 5 a 8 años máximo, son ínfimas frente a las del derecho penal colombiano para delitos como el homicidio agravado, 27 a 40 años de cárcel, el genocidio, de 30 a 40 años, el secuestro, entre 28 y 40 años.La Corte Constitucionalintroduce enmiendas para ampliar las exigencias a los paramilitares e introducir compensaciones a las víctimas. Uribe comienza a negociar la desmovilización, en forma gradual, en julio del 2003. Los 50 grupos paras están presentes en 28 de los 31 departamentos del país. Concluye en febrero del 2006 (Hristov, 2009: 62-63). Según el Gobierno, en 3 años de han desmovilizado 31.000 paramilitares pues se acogen a esta ley.
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