Con el título de Aqua, el Ateneo de Caracas inaugura este domingo 11 de marzo una muestra de los trabajos más recientes del artista Julio Iribarren, en los que da cuenta de una nueva manera de abordar el paisaje desde las posibilidades que le permite la cámara digital.
“Mi trabajo lo hago con cámaras de bolsillo”, afirma el artista. “No manipulo las imágenes con photoshop. Desde hace siete años experimento con los recursos que me permite la tecnología digital. Utilizo la luz para dibujar, para desdoblar, para deconstruir el paisaje, buscando escenas misteriosas, bucólicas o enigmáticas. Obtengo así imágenes que de alguna forma están en mis sueños, en mi memoria”.
Iribarren, quien se ha especializado en el trabajo con la naturaleza de nuestro país, presenta en esta ocasión 15 fotografías de mediano formato, escogidas por Vasco Szinetar, encargado de la curaduría. En ellas podemos apreciar uno de los temas recurrentes de este fotógrafo que se desempeñó en el campo de la fotografía publicitaria por quince años.
El agua es captada por su lente en diversas locaciones, mares, lagunas o ríos, y a diferentes horas –mediodías, atardeceres, o bajo la luna-, en condiciones que le permiten al artista un juego de interacción entre la luz y la cámara, con resultados que dejan de lado la fidelidad fotográfica para adquirir dimensiones casi pictóricas.
Julio Iribarren se inició en la fotografía artística en los años 70, y por una década participó en los salones y colectivas más importantes de la época, como “Hecho en Venezuela”, organizada por el recordado fotógrafo José Sigala en el Museo de Arte Contemporáneo de Caracas en 1978; el salón “La nueva naturaleza”, en el Museo de Arte de Barquisimeto (1984); la muestra itinerante “Veintidós”, que luego de recorrer todo el país es presentada en Finlandia; “Más de cien”, en la Universidad Simón Bolívar (1988), entre muchas otras.
Más recientemente lo vimos en “Aires de esperanza” (galería Freites, 2008), Salón Michelena de Valencia (2010), “Entre cajas” (Espacios Capuy), Feria Iberoamericana de Arte) y “No parecen vainas tuyas (2011) y “Animalia”(Centro de Artes Daniel Suares, 2012).
“Estuve literalmente ‘congelado’ por 10 años –afirma el artista-, hasta que la fotografía digital me permitió explorar sin presiones, casi como un divertimento. Poco a poco empezaron a aparecer imágenes que me interesaban y por ahí comienza la búsqueda, sacándolas de su realidad fotográfica para llevarlas a un plano diferente”.
Un plano en el que, como afirma Antonio López Ortega en la presentación del catálogo, “el paisaje ya no es paisaje. Se ha convertido en otra cosa. Quiere ser orgánico, quiere ser una presencia fantasmal, quiere humanizarse pero en seres inasibles”, mientras “el reflejo del agua tiembla, el follaje es un esqueleto, los lagos son pura nubosidad, la cascadas caen pero desde un sueño, los atardeceres son naranjas disecadas, un perro camina con lo que le queda de alma sobre la arena.
La invitación para disfrutar de esta excelente exposición es este domingo, a las 11 am, en los espacios del Ateneo de Caracas, Av. La Salle, Qta. La Colina, urbanización Colinas de los Caobos, subida hacia Venevisión.
Hay estacionamiento y seguridad.
Fuente: Maritza Jiménez.
