Dicen que las relaciones intensas no funcionan, que es mejor casarse con alguien muy bueno, más que muy apasionado. Alguien por el que sientas mucha menos pasión que otras cosas, alguien que sea tu compañero, más que tu amante enfebrecido. Eso dice la gente, no sé, quizás hay que creer en la sabiduría popular, quizás las pasiones no funcionan en lo cotidiano. Lo cierto es que sin esas pasiones, la vida se antoja un poco, por decir lo menos, aburrida. “Para amar hay que entregarlo todo, eso me da miedo” dice Maria Conchita Alonso en “Con el corazón en la mano”, film venezolano dirigido por Mauricio Walerstein en 1988.
En Lila Dice, la segunda película del realizador Ziad Doueiri, nacido en el Líbano en 1963, los personajes no tienen miedo de involucrarse y de “dar todo”, quizás tiene que ver que son adolescentes y en esa época mágica, pocos tienen miedo y son muchos los que se elevan más allá de sus circunstancias, para soñar, para amar.
El ayudante de cámara de Quentin Tarantino, no tuvo miedo de filmar la versión de una novela homónima escrita por un autor misterioso que firma bajo el pseudónimo de Chimo y del cual se conoce bastante poco: “Para mí, Lila dice es ante todo una historia de amor entre dos adolescentes, Lila, que aparece en la vida de un chico, Chimo, y empieza a contarle cosas tan crudas, tan fuertes, tan provocadoras que a él no le queda más remedio que entrar en ese universo”, dice Doueiri sobre su película.
El film cuenta la historia de una adolescente, Lila, quien acaba de mudarse con su tía a un barrio pobre donde la mayoría son árabes. Lila es rubia y provocadora y al conocer a Chimo, otro adolescente pero tímido y con talento para escribir, terminan involucrándose. La sensualidad de Lila, despierta el encantamiento y la fascinación en Chimo de forma inmediata, en el film, vemos a través de sus ojos (el relato se encuentra permanentemente acompañado de una voz en off) su descubrimiento de la pasión, el deseo y el amor. Todo esta a punto de reinventarse con la llegada de esta chica “extraña” pero apasionada que logra romper los esquemas que hasta el momento este adolescente timorato poseía.
La actriz francesa Vahina Giocante es Lila, una Lolita post Nabokov, Moa Khouas es Chimo en su primer papel cinematográfico. En el film, lo más importante y el elemento a destacar es la forma en que los personajes se seducen mutuamente y a su vez al espectador, sin caer en la vulgaridad. El amor y el erotismo siempre corren ese riesgo, es difícil hablar de amor sin ser “cursis” y es difícil mostrar sexo o escenas eróticas sin ser vulgares, este director libanés lo logra, quizás ayudado en mucho por la protagonista, quien, definitivamente tiene el dominio de la escena: “Lila habla de amor, con romanticismo y erotismo, pero nunca con vulgaridad. Dicho por otra que no fuera Vahina Giocante, habría podido parecer vulgar, kitsch, ordinario” comentó Ziad Doueiri sobre el trabajo de esta actriz en el film.
Vahina Giocante, particularmente me recuerda ala Malena, de la cinta de Giuseppe Tornatore, interpretada por Mónica Bellucci para el film del mismo nombre del año 2000, cuyo único pecado es la belleza. En el caso de Lila le podemos sumar, la irreverencia de la primera juventud, esa donde sientes que todo lo puedes.
Ziad Doueiri debutó en 1998 con West Beirut, su ópera prima.
C.Luisa Ugueto
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