Para los panameños se dice que lo único que se toma en serio es la celebración del Carnaval. En esa fiesta se ahogan los pesares, las angustias del diario vivir y es una catarsis de diferentes formas.
Hablar de sus orígenes, es necesario, rebuscar antecedentes en la invasión cultural del Istmo de Panamá.
La construcción del Canal de Panamá no solo trajo consigo expandir las actividades comerciales que fluían desde el cono Sur hasta el Norte, por lo de la fiebre de las Minas de Oro, sino que, se suman a ese auge las famosas Ferias de Portobelo en Colón y su gran repercusión en el desarrollo dela Europade ese entonces en conjunto con los gobiernos monárquicos que traen consigo una mirada en retrospectiva del siglo XIV.
Panamá entonces proyecta su algarabía con un desarrollo propio, sui generis, en el sector de Turismo, con su toque especial latino, sin perder de vista las tradiciones y costumbres ante lo macro de las grandes ciudades tales como Río de Janeiro en Brasil, Barranquilla en Colombia, Ponce de Puerto Rico y con alguna otra influencia de los ambientes de Venecia, ya que el uso del antifaz en el rostro de los panameños en esas fechas acultura el ambiente y hace nos coloquemos en escenarios del viejo continente.
Seguir buscando génesis al Carnaval de Panamá, obliga remontarnos a los tiempos romanos, donde se celebraban las famosas fiestas en honor al Dios Pan, conocidas en la historia antigua como lupercales, evento que no difiere mucho al carnaval de hoy. No hay que dejar fuera el papel protagónico jugado por la religión, pues cuando Roma abrazó el cristianismo, los Primeros Padres dela Iglesia, consideraron la integración de rituales paganos en la nueva fe y los cuales no fueron eliminados causando situaciones hasta la fecha antagónicas de tipo filosófico-religioso que hoy día no dejan de ser conflictos dogmáticos de fe.
Tenemos entonces que el carnaval se convierte en un desahogo, en un período de estado elevado de euforia, de un abandono generalizado del pensamiento e ideas, en dejar atrás lo que perturba diariamente y ello, trae consigo sí se quiere estados de negación del propio Ser.
La celebración de esta fiesta toma como punto de referenciala Epifaníadel calendario católico hasta el miércoles de ceniza donde se pone fin a todo el desgreño y locura del carnaval.
Retomando la secuencia histórica, se dice que el Carnaval panameño, tiene orígenes desde la época colonial, pues las personas de ese entonces se disfrazaban de Rey y Reina de la gran corona Española, de soldados conquistadores, esclavos e indios que partían bailando desde Playa Prieta hoy Avenida Balboa, hasta lo que hoy se conoce como el populoso Barrio de Santa Ana, simulando gestos chistosos y creando imaginación a los espectadores que con sus aplausos sellaban la aceptación del evento.
A pesar de ello, no fue hasta 1910 mediante un Decreto alcaldicio firmado por Don José Agustín Arango que se oficializó el jolgorio y fue elegida la primera reina del carnaval de Panamá, Manuelita Vallarino, teniendo como sede su corona y séquito el exclusivo Club Unión de Panamá.
Ha habido muchas sucesoras desde ese entonces y muchas amalgamas culturales se han incorporado a esta celebración, se ha evolucionado desde el disfraz, bailes de tambor antillano, bailes con música típica de Panamá y se incluye el sabor tropical del género conocido como salsa quienes ponen su grano de arena cada año para lograr la mejor fiesta en su estilo.
El pueblo igualmente se las ingenia fusionando cosas a la fiesta, cada pueblo trata de exhibir su cultura, su tradición, por lo que así tenemos lugares con grandes carnavales además de la capital de Panamá, los de Las Tablas,La Villade Los Santos, Santo Domingo, Pedasí, todo esto enla Provinciade Los Santos, igual los hay de calidad en la ciudad de Chitré, Ocú, Parita enla Provinciade Herrera y que decir de los de Chepo en la provincia de Panamá, Penonomé en Coclé, Santiago de Veraguas y últimamente Chiriquí se suma a la festividad.
Cada pueblo organiza la fiesta distinta, pero el denominador común lo son los culecos, mojaderas que en antaño fueron hasta con perfumes, pero ahora son solo agua, que bajo un sol tropical el grito de la gente es solo AGUA, AGUA, AGUA, saltando al ritmo de la murga que entona cantos alusivos a las reinas tanto de calle arriba como de calle abajo. No deja de estar presente el traje nacional,la Pollerade Gala, en varios estilos de costura, talco en sombra, caladas, bordadas, haciendo de esta fiesta no solo el empuje turístico sino de la artesanía, pues durante todo el años, manos laboriosas del país ponen su empeño en lograr el acabado hermoso y elegante en cada vestido llamado pollera, como los tembleques que llevan en sus cabezas y el sombrero bien hecho a mano por artesanos de primera. Los carros alegóricos, las comparsas, el sonar de los tambores con influencia africana, el derroche de lujo con alegorías de grandes civilizaciones en vestuarios diversos fusionan el ayer y el hoy, pues las decoraciones de grandes civilizaciones como egipcias, mesopotámicas, griegas, mayas, aztecas, babilónicas y los fuegos artificiales, abren el cielo con la elegancia y la distinción que culmina con una pirotecnia extraordinaria que hacen brillar el cielo, saludando con majestuosidad el DIOS MOMO, que reina durante cuatro días entre brincos , alegrías y contagio colectivo.
Fuente: Conarte Panamá Venezuela.
Fotografía : Franco Mendoza/
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