Hace pocas semanas la compañía nacional de música organizó un festival criollo en el TTC, para dar continuidad a su ciclo de conciertos temáticos. Ya le había tocado al Bolero, a la Salsa y era el turno de la música nacional. He tenido la suerte de participar como ponente en dos temporadas y además representar las contrataciones de Miguelito Itriago y Raúl Naranjo. Después, los productores de estos eventos me han asignado diferentes tareas, la más reciente, fue asegurar el traslado de Rafael Montaño a Caracas desde Macarapana en el estado Sucre. Llegue a Carúpano el viernes 2 de septiembre muy tarde en la noche, llamé por teléfono a Montaño y estuvimos de acuerdo en que lo pasara buscando a las seis de la mañana del día siguiente.
A la hora convenida me esperaba en la puerta de su casa, vestido con guayabera y zapatos tenis. Es una de esas personas que ya de primera vista cae muy bien, a sus 85 años se conserva estupendamente y su memoria es lucida y ágil. Me había propuesto entrevistarle en las horas que durara el viaje y asegurar otro articulo para mi nuevo libro, pero el ajetreo de la carretera no era el marco propicio para una interviú como la que tenia en mente, espero que haya otra oportunidad. Sin embargo pude conocer detalles muy interesantes de su trayectoria.
Me contó que antes de ser cantante había sido locutor y que desarrollo tímidamente su carrera artística hasta mediados de los años cincuenta cuando trabajaba en el noticiero de Radio Continente. Cuenta que por esa época el conjunto con el cual cantaba no tenía un lugar para ensayar y se las ingenió para llevarlos a uno de los estudios desocupados de la estación. Mientras cantaba, sin darse cuenta el famoso técnico de sonido “tuqueque” Requena encendió el control de la sala y lo escucho con sorpresa, pues no conocía esta faceta de Rafael. De inmediato fue a buscar al director de la radio Juan Francisco Rodríguez, para que el también lo oyera y volvió a darle volumen a la consola.
Rodríguez tampoco lo había escuchado cantar, pero le gustó tanto, que al instante mando a llamar al encargado de la programación y le ordenó que lo ubicara en cualquier espacio para probar como le iba con el público. El éxito de Montaño fue tal, que a las pocas semanas de comenzar ya estaba en los programas estelares, paso a la televisión y Juan Vicente Torrealba, la figura más prominente de la música criolla se interesó en incluirlo en los Torrealberos.
Una de las anécdotas mas curiosas que me relató Montaño, es como fue vetado y su nombre apareció en una lista negra de artistas, por negarse a hacer campaña política para Rómulo Betancourt. Fueron momentos difíciles que casi lo alejan del negocio del espectáculo y lo obligaron a buscar trabajo en otras áreas para mantener a su familia. Pero esa es otra historia, ya habrá tiempo de contarla…
Luis Ugueto
Escritor e Investigador, Premio Municipal de Literatura Mención Historia 2010.
luisugueto@gmail.com