No hay nada más parecido a una ópera que un bolero pero, la gran diferencia está en que para sentir el desamor en la ópera esperamos dos horas, por el contrario, en cualquier bolero el desamor aparece en solo veinte segundos, porque los latinoamericanos somos inmediatos, románticos, apasionados, y nos encanta el dolor del amor. Disfrutamos el trasnocho, la conquista y la desilusión. Soñadores empedernidos y profundamente humanos. Pareciera que somos los últimos sobrevivientes del Romanticismo: damos serenatas y escribimos poemas de amor.
Por eso, para nosotros fue muy natural, siendo músicos académicos, el poder reinterpretar estas canciones utilizando tendencias y estilos propios de la época del Romanticismo y el Impresionismo. Nuestras versiones están impregnadas con fuertes pinceladas de Tchaikovsky, Rachmaninoff, Brahms y Debussy pero con el sabor latino que llevamos incorporado en nuestra sangre.
Así, fuimos experimentando y descubriendo que interpretar a Gardel como si fuera Liszt o a Manzanero en el más puro estilo de Chopin, era absolutamente factible. Para lograrlo tuvimos dos aliados poderosos: un piano y una flauta.
El piano, con su fuerza e inmensas posibilidades sonoras, se funde con la dulzura de una flauta enamorada; juntos, parecieran estar reflejando con sus melodías la nostalgia de la luna que, noche tras noche, espera la llegada de su amado sol.
Compartir este proyecto con Leopoldo Betancourt fue una experiencia enriquecedora. Primero, porque él es un extraordinario pianista académico que sin darse cuenta logra esa transición entre lo clásico y lo popular de manera casi imperceptible. Y segundo, porque ambos sentimos que es absolutamente necesario seguir cantándole al amor.
El milagro de la música ha hecho posible que Huáscar Barradas y yo nos uniéramos en la aventura de hacer posible este álbum DOS MUNDOS. El producto que van a escuchar es el resultado de meses de investigación y trabajo conjunto, donde hemos tratado de interpretar el sentir de lo académico y lo popular, en catorce temas que representan la época de oro musical latinoamericana.
DOS MUNDOS es una producción musical llena de contrastes y semejanzas, es piano y flauta, es lo académico y lo popular, es doscientos años de sonoridades entre Chopin y Shakira, pasando por las sonidos de Viena o Nueva York hasta la esencia de la música popular latinoamericana de Copacabana, La Bodeguita del Medio o de un bar cualquiera ubicado entre el barrio La Boca o la Plaza Garibaldi. DOS MUNDOS es y no es, música popular, es la noche estrellada que comenzó oyendo una serenata de Schubert y que terminó en amor, carne y entrega escuchando un bolero de Manzanero, es esa extraordinaria mezcla de intelecto y emoción que identifica nuestro sentir.
No quiero dejar de mencionar en este escrito que Huáscar es un artista extraordinario, él es uno de los pocos intérpretes que tienen la cualidad de trasformar una simple línea melódica en una obra maestra con un instrumento tan difícil como es la flauta. Además, posee recursos sonoros ilimitados que permiten que sea un placer hacer música con él.
Para seleccionar este repertorio que van a escuchar se tomó en cuenta la calidad musical de las obras, su permanencia en el tiempo y el refinado gusto de ustedes, mis amigos, que sueñan, aman, sienten, evocan y creen en la música como parte esencial de la vida.
Ahora, milagrosamente, la música surgirá de forma invisible para llevarlos al país de sus más íntimos recuerdos, produciéndoles profundas y diversas emociones; si logramos conmoverlos, nuestro esfuerzo habrá valido la pena.
Fotografia: Franco Mendoza -Derechos Reservados -www.correocultural.com