Patas arriba es la última película que se estrena este 2011, del director Alejandro Wiedemann, donde la navidad, la familia y el respeto, rodean una historia de un abuelo que sueña con escaparse en su piragua, para realizar un viaje desde la Guaira a Salvador de Bahía, en Brasil, como se lo prometió a su difunta esposa.
Para conocer más sobre esta cinta, conversamos con el director quien adelantó un poco más sobre la historia que, a partir del 23 de diciembre, se estará proyectando en las salas de cine venezolano.
-¿Qué te inspiró hacer Patas arriba?
-La inspiración de la película viene de muchos lados: Primero, vengo de una familia muy numerosa, donde se incluían a todas mis tías y tíos, yo era el menor de la casa, y el mayor de todos era mi abuelo, con él tuve una relación muy especial, había una complicidad que fue algo bonito y enriquecedor para mí. Digamos que esa es la semilla de donde arranca Patas arriba; en ningún momento es una autobiografía, mi familia, espero y aspiro, no sea tan disfuncional como la que mostré. Lo importante para mí, es recatar que hay que tener los ojos abiertos a las necesidades, a lo que dicen y quieren, las personas de la tercera edad, ya que ellos logran fácilmente una conexión con los jóvenes y los niños. Yo creo que en ambos momentos, hay un espacio lúdico de juegos tanto al final de la vida, como en la niñez, y ese es el punto de conexión entre esos dos extremos, de este recorrido tan bonito que es la vida.
-¿Por qué utilizar como escenario principal a Galipán?
-Es mi segundo largometraje, el primero fue Plan B, que también lo grabé en el Ávila. Yo soy caraqueño y esa montaña es un referente físico, un norte espiritual. Cuando joven lo recorrí muchísimo, escalando, caminando, para mí es un lugar familiar, donde hay una vista desde lejos de Caracas que permite quizás un instante de distancia de la ciudad, y ver a Caracas de otra manera, como si fuese un ser viviente que está de un lado y que cuando estas inmerso en él no lo disfrutas bien, porque estas abrumado por todas las sensaciones que te da la ciudad. Desde lejos se ve más tranquila, se puede observar y reflexionar, es por eso que escogí al Ávila como escenario principal.
-¿Cómo fue el proceso del rodaje?
-El rodaje fue corto, tuvo una duración aproximada de 4 semanas y otra de rodaje extra; rodé en Galipán, Caracas y Colombia. El rodaje fue muy rico, hubo mucho ensayo y espacio para ir descubriendo facetas de la historia, e ir incorporando a los personajes en la trama. Como dificultades mayores tuvimos el transporte a Galipán, que a veces lo realizábamos todos los días, aunque algunos de nosotros, y aquellos que quisieran, podían quedarse durmiendo allí. Otra de las cosas era que estaba lloviendo, pero tuvimos la fortuna de que cuando llegamos a grabar, se abrieron los cielos y el sol salió y el día que nos fuimos empezó a llover de nuevo, pero siempre hubo la preocupación por si sucedía algún derrumbe.
-En la película aparecen grandes actores venezolanos, ¿Cómo fue el proceso de casting?
-El noventa por ciento de los personajes estaban pensados para algunos actores, en ese sentido, casi todo el mundo estaba castiado; otras de las personas que pertenecen a este hermoso equipo de trabajo es mi familia, mi esposa es la guionista y productora, mi hija es la protagonista, y mi hijo actúa en varias escenas de la película. Este es un oficio que requiere de tantas horas de trabajo y sacrificios a nivel familiar, que te queda poco tiempo para ellos, y es por eso que me pareció bonito y necesario incorporarlos en la película y así compartir esta experiencia con ellos, para que entiendan cuál es el trabajo de su papá.
-¿Qué tal trabajar con tu hija, quien tiene un gran peso en la historia?
-Ella está debutando en la película, no tiene experiencia en la actuación. Por mi parte me facilitó las cosas en el rodaje, porque tenemos mucha comunicación, realizamos muchos ensayos, hubo mucha convivencia con los demás actores para que se sintiera en familia con cada uno de ellos, con Gonzalo Camacho compartió muchísimo, porque hace el papel del abuelo Renato, y es su gran amigo en la película; con María Alejandra Martín, que interpreta a su mamá, se fueron a un centro comercial juntas, se cortaron el cabello de igual forma, fueron de compras, para así tratar de crear un universo de juego, donde ella se colaba.
-Por ser una co-producción con Brasil y Colombia, ¿tienes pensado estrenar en esos países?
-Primero estrenaremos en Venezuela. Actualmente estamos hablando con los distribuidores colombianos para poder lograr hacer un estreno en las salas de allá, y en Brasil es un poco más difícil, sin embargo sabemos que vamos a poder mostrarla.
-En el 2011 llegamos, con tu película, a 15 estrenos nacionales, el año pasado logramos la misma cantidad ¿Qué piensas de esa continuidad que está teniendo el cine venezolano, donde también hay un esfuerzo por contar nuevas historias?
-El año que viene ya hay 71 proyectos cinematográficos, entre largometrajes, cortometrajes, desarrollo de guión y documentales; sinceramente esto es algo que es indetenible porque se ha hecho un gran esfuerzo con los cineastas y el apoyo del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC) por tratar de hacer mejor cine y de mejor calidad, aunque todavía nos falta para ser industria. Si comparamos con hace cinco años atrás, los avances son muchos; antes era todo muy complicado, ahora con las cámaras nuevas que han salido todo es mucho más sencillo. Actualmente con una buena idea y con una cámara que grabe sonido, ya puedes comenzar a moverte en un medio que antes era muy costoso y exclusivo.
Fuente: Comunicaciones CNAC.