La más reciente obra de Isabel Allende aborda la drogadicción de forma profunda.
Las obras de Isabel Allende siempre se han caracterizado por muchos ítems: románticas, históricas, feministas, protagonizadas siempre por una mujer, todas, llenas de humor, y las trilogía de obras juveniles que le valió la pérdida de algunos fans que creyeron que la escritora sólo se dedicaría a escribir aventuras juveniles y había perdido todo su esplendor creativo. Sus dos últimas obras han demostrado lo contrario, La isla bajo el mar que reseña la historia de la independencia de Haití y El cuaderno de Maya, la que reseñaremos en esta oportunidad.
el cuaderno de Maya es una obra que además de poseer los ingredientes que caracterizan a Allende, poseen una carga emocional y sicológica jamás antes vista en su obra, es una novela que podría catalogarse como la mejor después de La casa de los espíritus. Maya, su protagonista, llega a una isla bastante escondida en Chile, llamada Chiloé, viene de huir de la justicia, de unos mafiosos y de sí misma, comienza a vivir con Manuel, amigo de su abuela de toda la vida, con quien se cultiva una relación padre – hija muy especial, desde esta isla comienza a contar su historia, desde pequeña rebelde hasta sus momentos de drogadicción en Las Vegas, donde termino en la indigencia, perseguida y hasta prostituyéndose, llegando en varias oportunidades a casi conseguir la muerte por sobredosis. La autora desgranó la difícil vida de un indigente, la miseria humana que posee y el oscuro mundo que se desarrolla paralelo al nuestro, ante nuestros ojos y que nosotros siempre lo hacemos pasar inadvertido.
El cuaderno de Maya en su carga psicológica podría compararse con las obras de John Kanzetbach, quien posee una sicología impresionante en sus obras, pero con el sello indiscutible de Isabel Allende.
Y es que el tema que Allende aborda no es ajeno a nuestra sociedad latina, quien día a día ve como la juventud debe luchar, además de sus miedos, motivo de la adolescencia con el no caer en las drogas, y no ser víctima de los efectos colaterales de este virus, como la delincuencia, la muerte y la pobreza extrema, hasta la indigencia.
El filosofo chileno Martin Hopenhayn comenta que “la prevalencia del consumo “problemático” de drogas es muy bajas en contraste con la representación simbólica del problema, y esa sobredimensión se transforma en un prejuicio que se debe desmantelar para que aparezcan los problemas que encubre” admite, así mismo que los problemas principales de nuestros países son “la pobreza, la marginalidad y la carencia vincular” y esto genera la drogadicción en muchos casos.
Los pobres son quienes más vulnerables se ven a estos peligros, aunque podría asegurar que cuando se refiere a “pobre” no se enfoca sólo en la carencia económica sino en la pobreza de espíritu, de educación. La droga es una fuga, un escape a la realidad, autores han opinado que los seres humanos cobardes huyen a estos mundos de la drogadicción porque no soportan su propio mundo, el escritor brasileño Paulo Coelho, quien atravesó el duro mundo de la drogadicción y la cruel rehabilitación, opina que las campañas antidrogas son erradas, porque las drogas no son malas, malo es el efecto que producen, las drogas son buenas y por eso es que son malas.
Allende, profundizó en este tema, llevando la realidad que muchos jóvenes atraviesan y no salen victoriosos, lo ambientó en la pervertida ciudad de Las Vegas para mostrar no sólo el espectáculo de luces de los lujosos casinos, sino en las cañerías donde los drogadictos, jovencitos incluso, piden una dosis para soportar unas horas más. Reseñó cómo los vendedores de droga al tener molestia con algunos drogadictos que estaban en sus últimas etapas de vida, los hacía desaparecer, entre líneas se pudo ver la trata de blancas, jovencitas que empiezan a caer en el mundo de las drogas y terminan siendo carne sexual de alto calibre, y llego hasta el punto de narrar cómo los policías se hacen la vista gorda con tal de una paga oportuna y atrayente. Es en sí, una novela que no tiene nada de ficción, incluso la critica maneja que es la historia de la hija del esposo de la autora, quien murió hace algunos años por la drogadicción. En la novela, el padre de Maya es alguien tan útil como un cuadro pegado en la pared y en la realidad fue así.
Maya se presenta de la siguiente manera: Soy Maya Vidal, diecinueve años, sexo femenino, soltera, sin un enamorado, por falta de oportunidades y no por quisquillosa, nacida en Berkeley, California, pasaporte estadounidense, temporalmente refugiada en una isla al sur del mundo. Me pusieron Maya porque a mi Nini le atrae la India y a mis padres no se les ocurrió otro nombre, aunque tuvieron nueve meses para pensarlo. En hindi, maya significa “hechizo, ilusión, sueño”. Nada que ver con mi carácter. Atila me calzaría mejor, porque donde pongo el pie no sale más pasto.
Esta obra revela un personaje inmensamente estructurado, inmaduro, lleno de defectos y escrito en primera persona, lo que hace la obra más atrayente aun.
Una de las mejores novelas de la autora.
Fuente: Richard Sabogal.